[33]

160 27 4
                                    

Sus ojos se pasmaron en aquella casa, y un golpe llegó a su pecho, como si por un momento pudiera escuchar aquellas risas, aquellas voces, sentir los abrazos cálidos y reconfortantes que no había recibido ni recibiría nunca,  una libertad que era confusa, volver a ver las miradas cautivadoras, los momentos divertidos. Sentía que su corazón dejaba de latir y comenzaba a hacerse pequeños, cómo si este tomara el trabajo de subir lentamente en su garganta y permanecer ahí.

Dio una respiración entrecortada y caminó hacia ella para abrir la puerta y sentirse como una joven que había ido ahí por primera vez hace mucho, con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado.

Avanzaba lentamente por el pasillo hasta topar con una puerta negra, tomó la perilla y la abrió encontrando así una larga mesa. Los recuerdos la inhundaban tanto que juraba ver una de las sillas al hombre de ojos grises y cabello rizado sonriéndole dulcemente, como era de costumbre, balanceándose en la silla y con aires arrogantes. Amaris le devolvió la sonrisa que no tardó en borrarse al solo encontrar una silla vacía.

Salió de la cocina y subió las escaleras con tranquilidad, repitiendo en su cabeza la infinidad de veces que las había subido para un solo día dejar de hacerlo al hombre morir. El lugar ahora le parecía pequeño, ella había crecido, no solo físicamente, sino interiormente lo había hecho.

No tardó en encontrar sus iniciales y poner su mano sobre la perilla de la puerta sin apartar la vista S.O.B. sentía un vacío, habían pasado años de su perdida y sin embargo no podía evitar no llenarse de nostalgia.

Finalmente abrió la puerta encontró aquella habitación con fografias pegadas en la pared y porsters, la cama hecha y sin polvo alguno, era evidente que Harry se encargaba de mantener aquella casa limpia.

Se acercó al escritorio y abrió el álbum de fotos que se encontraba en este, de inmediato se sorprendió al notar que era todo un álbum con fotos donde los principales eran ellos.

Una chica de ojos azules y un hombre de ojos grises, ambos se miraban, pegando frente con frente con el entrecejo fruncido. Amaris leyendo un libro sobre un sofá y con sus piernas cruzadas, Amaris con una enorme sonrisa y sus ojos pequeños siendo abrazada fuertemente por Sirius y Remus mientras ambos reían, Sirius con merengue en el rostro y Amaris posando con el pulgar arriba; las fotos seguían y los ojos de la mujer empezaban a llenarse de lágrimas.

Delicadamente cerró el álbum y abrió los cajones encontrando justo lo que sabía que Sirius ocupaba en momento como en el que Amaris lo estaba ahora, encontrándose nostálgica.

Salió y justo luego de hacerlo al darle la espalda a la habitación de Sirius, se topó de inmediato con una puerta que contenía sus iniciales.

Abrió aquella puerta y encontró la habitación tal y como la recordaba, todo estaba en orden aunque como era de esperarse ya no había olor de su versión joven aunque evidentemente todo lo que le rodeaban era la manera de manifestarse.

Pinturas y dibujos, sus artefactos y sus cuadernillos, se acercó a la cama y se sentó con la mirada fija en el tocadiscos. El rápido recuerdo de Hermione y ella bailando llegó a su cabeza.

Sacó un cigarrillo que había tomado del cajón de Sirius y lo encendió, admiró cada pintura y cada dibujo, era su pasión...y sin embargo llevaba años sin hacerlo.

Sabía perfectamente que ahora era una mejor persona a la que solía ser años atrás, no tenía que ir matando personas por ahí, no veía torturas ni lloraba cada noche ante la soledad que le invadía, pero...¿Por qué de alguna manera extrañaba algo del pasado? ¿Qué era lo que realmente extrañaba? Tal vez se trataba de aquella jovencita que disfrutaba de su soledad haciendo sus hobbies y aventurandose siempre, eso ya no existía...ya no tiene hobbies y cada que se encuentra sola su actividad es fumar y quedarse disociada para después ser interrumpida por la presencia de Andrew o de Dominic.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora