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Llamaron a la puerta con dos toques, esta de inmediato se abrió dejando ver detrás de ella un aula llena de pupitres.

- Theo. - escuchó el hombre su nombre, viendo en el rostro de la rubia una acogedora sonrisa.

- ¿Ocupada? - devolvió la sonrisa, justo cuando estaba por recibir respuesta el habló. - No me importa, toma tus cosas y vámonos.

- Ah si claro, como tú digas, Nott. - dio respuesta sin moverse, seguía calificando y sin mirarle.

- Por un momento tuve la ilusión de que me ibas a hacer caso.

- Bueno, sigue soñando. - le miró dándole una falsa sonrisa y volvió a lo suyo. - Estoy ocupada.

- ¿No vas a hacer una excepción para el hombre más guapo y bello del mundo? Ese hombre que amas más que a nadie, quién te vio crecer, el hombre y la persona más espectacular que has conocido en toda tú vida.- decía con tono arrogante y no solo el tono, pues también su cara lo demostraba.

- No creo conocer a esa persona. - frunció la nariz negando ligeramente con la cabeza.

- Por favor, Florence. - suplicó con una voz chillona y unos ojos tiernos. - Llevamos tiempo sin hablar.

En respuesta recibió un silencio en donde solo se oía la manecilla del reloj moviéndose, el ruido de los pergaminos, la miró fijamente, tomaba su taza y luego lo veía con seriedad.

- Bien, pero tú invitas. - dejó su taza en su escritorio y se paró mientras remangaba las mangas de su camisa.

El hombre sonrió abiertamente y asintió, la vio dirigirse a ella y le extendió la mano para que la mujer no tardara en aceptarla, Theo le dio beso en esta y le guiñó el ojo.

- Déjate de tonterías Nott...

- Que aguafiestas.

- No me dejaste terminar. - le culpó.

- Bueno, ¿Qué ibas a decir?

- Que estoy casada y es una falta de respeto que me incites a arruinarlo.  – internamente Amaris recordó los labios de Hermione sobre los suyos, el sabor a Whisky y aquel cosquilleo e...

— Ay carajo. – la rubia apretó los labios saliendo de su recuerdo y miró confundida al hombre quien se encontraba con los ojos muy abiertos. — ¿Qué hiciste?

— ¿De qué hablas? – frunció el entrecejo.

— Por Merlin, Amaris no seas mentirosa y cuéntame. Vámonos. – la tomó de la mano y de un momento a otro se encontraban frente una licorería. — Toma lo que se te antoje, yo invito pero tienes que contarme con lujo y detalle.

— Ya te dije que no sé de qué estás hablando.

— Amaris, parezco pero no soy. – le miró con obviedad. — Te conozco perfectamente y sé que tuviste un Flashback.

— ¿Y luego? – alzó una ceja mientras tomaba una botella.

— Venga, venga ya cuéntame. – Amaris sonrió ligeramente pues aquello le parecía gracioso, un hombre tan serio actuando de aquella manera. Aunque sabía perfectamente que no con cualquiera se comportaba así.

— Estás peor que una señora chismosa. – respondió sin contarle. — Vamos a pagar anda, que ya es muy noche y yo tengo horario de bebé.

— ¿Horario de bebé? Ya pasan de las doce, un bebé estaría durmiendo desde las ocho de la noche.

Amaris asintió esperando a que terminaran de cobrarles, le pegó levemente en las costillas para que pagara. La rubia tomó las botellas y salió del lugar con su amigo atrás suyo.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora