[34]

144 19 9
                                    

— Así que, ¿Qué harás hoy? – preguntó el Slytherin mientras se comía su ensalada y miraba a su madre.

— Iré a comprar unas cuantas cosas al mundo muggle y volveré para mañana por la tarde, de esa manera podremos ir a comer a dónde quieras.

— ¿Tardaras casi un día comprando cosas? – alzó una ceja y Amaris se encogió de hombros.

— Siempre se cruza algo que necesitaba y no lo sabía, así que sí, me tardaré un día comprando cosas y si sigues cuestionando me tardaré dos.

— No podrías, de ser así no darías tus clases.

— ¿Y tú crees que me afecta si no me pagan el día? ¿O que no pueda pedir permiso para ausentarme un día ? – alzó ahora una ceja ella mientras metía una fresa a su boca y su hijo soltó un sonido parecido a una risa.

— Bien, yo solo preguntaba. – alzó ambas manos en señal de rendición. Jugó un rato con su ensalada y de vez en cuando mirando a su madre.

El sonido de las manecillas del reloj, y el movimiento del tenedor de Dominic sobre su plato era lo único que lograba escuchar Amaris, que por cierto no apartaba la mirada de su hijo mirándolo expectante.

— Sueltalo. – dijo para después meterse un bocado y conectar sus ojos azules con los del Slytherin.

— ¿Qué? – le preguntó nervioso fingiendo que estaba confundido.

— Lo que quieres preguntar. – se encogió de hombros mientras bebía de su malteada.

— Nada, solo me preguntaba si ya no salías con mi papá hacia algún lado y todo eso.

— No, ya no. No tengo tiempo para estar saliendo a comer y pasear por ahí con las personas, es una gran perdida de tiempo. – respondió pasando una servilleta por sus labios.

— Ya veo. – asintió dudoso.

— Ajá, ¿A qué se debe la pregunta y el nerviosismo de formularla? – miró fijamente a su hijo que al notar como le miraban esos ojos azules decidió desviar la mirada.

— No por nada, es que no he recibido ningún mensaje de su parte ni cartas, solo de vez en cuando envía algunos dulces pero sin decir nada. – se encogió de hombros y Amaris asintió.

— No lo sé, Dominic, seguro debe estar ocupado o tiene mucho tiempo libre que se olvida de hacer las cosas, cosas como escribirte y eso. Si quieres puedo mandarle un mensaje para que te venga a ver.

— ¿Qué? – abrió enormemente sus ojos de extraña combinación y dio repetidas veces movimientos de cabeza negativos. — ¡No! No... No quiero que me venga a ver porque tú o yo se lo pida, vendría por obligación y no porque realmente quiera saber de la vida de su hijo, últimamente anda muy extraño y creo que sería muy incómodo pasar tiempo con él, seguro que no habría de que hablar.

Aunque Dominic sabía perfectamente el porque su padre estaba extraño.

— Bien, ya que has terminado y yo también, tengo que irme a mis compras de dos días. – dijo parándose y tomando un durazno que siempre sobraban en su despacho.

— No, quedaste de comer conmigo mañana así que debes cumplir tu palabra.

— Claro porque tú me das órdenes y a mí se me dan muy bien acatarlas. – asintió con seriedad pero el chico sabía perfectamente que su madre estaba siendo sarcástica. — Volveré cuando se me de la gana, te veo luego. – se despidió dando una palmadita en su hombro y salió de su despacho para no tardar en hacer una aparición.

— Creo que ser puntual nunca se te dará.– la rubia negó mientras mordía su durazno.

— Solo he llegado unos minutos tarde. – dijo sacando su reloj de bolsillo.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora