𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]

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Sin decir nada Amaris aventó la daga al igual que la varita y caminó hacia la castaña que le miraba preocupada, le tomó del hombro e hizo una aparición.

— ¡Amaris! – dijo Severus caminando hacia ella para tomarla de los hombros y examinarla. —¿Te encuentras bien?

— Si. – respondió con una sonrisa que sorprendió al hombre.

— ¿Qué sucedió? ¿Y tu hijo? ¿Lo encontraste? ¿Dónde está? – preguntó Draco confundido al ver que su amiga se encontraba herida y había vuelto sin el hijo por el le urgía encontrar.

— Muerto en la mansión de los Sayre. – respondió caminando hacia su mansión encontrando a sus sirvientes en una fila esperándola. — Semana libre, hablaré con ustedes después y su transferencia de la semana llegará en unas horas. – los magos miraron aquello sorprendidos pero vieron como todos le hacían caso. — No recojan sus cosas, no quiero a nadie dentro de la mansión. – ordenó con una voz distante al ver que unos estaban por entrar.

Los sirvientes se iban y los magos caminaban detrás de la dueña de dicha mansión.

— Bienvenidos a mi casa, por cierto. – dijo entrando y caminando a la sala que se encontraba en la segunda puerta del pasillo principal.— Creo que debieron dejar la comida preparada, ¿gustan?

— No. – respondió seco Theo. — ¿Qué carajos pasó, Amaris? ¿Qué le pasó a Dominic? ¿ Por qué estás herida?

— Cosas de la vida. – respondió sin ganas al momento que se quitaba su túnica y quedaba en su camisa que tenía una mancha de sangre en el hombro. — Es algo complicado pero supongo que tendré que explicarles ya que les metí en esto cuando los mandé a buscarlo.

— De acuerdo, explica. – se cruzó de hombros Theodore.

— Después de que la guerra terminara yo decidí comenzar desde cero, me dieron por muerta así que era más sencillo. – explicaba y tomaba unas cosas de un cajón. — Llegué a vivir en Italia, no tenía ningún plan solo seguiría con mi vida como el destino me lo propusiera, ni siquiera trabajaba porque no lo necesitaba y visitaba cada rincón de Italia no había manera de que me aburriera, pero curiosamente me topé con Sayre. El mismo Sayre que conocí en una librería en tiempos de guerra.

Theo se sentó al ver como su amiga desabotonaba la mitad de su camisa para descubrir su hombro y comenzar a limpiar la sangre que estaba en su piel.

— Comenzamos a salir, aunque no quisiera debía darme la oportunidad de una nueva vida, pero eso no incluía el matrimonio ni un hijo. – hizo una pausa pues un vaso con agua llegaba a ella y en ese momento la mujer la bebió junto con unas pastillas. — Yo no conocía a su familia pero el me había contado de lo idiotas que eran, unas personas detestables que eran imposibles de tratar a no ser que fueras tan perfecto como ellos lo querían, eso era ser sangre pura con un buen tango social. Andrew sabía toda mi historia porque él vivió en Londres cuando fue todo lo de Voldemort por lo que al leer el profeta era claro que me conocía, era un buen chico y un buen amigo.

— ¿Qué tiene que ver tu historia de amor con lo que pasó? – preguntó el platinado y Amaris volvió a beber agua.

— Todo, pero si tienes prisa entonces nadie te impide que te marches. – respondió fríamente sin interés.

— Si, Malfoy mejor lárgate y deja que termine de explicar. – dijo seriamente Theo. Draco frunció el entrecejo por lo que había dicho el hombre pues no era en broma.

— Continúa. – dijo Harry que se acercaba a un minibar para prepararse una bebida.

— Llegó el día en que su familia le pidió que fuéramos a su mansión. Cabe aclarar que cuando Andrew me encontró de nuevo yo ocupaba el nombre de Florence Graves y así me presentaría con su familia en cuanto les conociera. Andrew tenía un hermano con el que congeniaba bien, Taylor. – de inmediato vio cómo Theo fruncía levemente el ceño. — Hermano al que le había dicho sobre mi, me verdadero nombre y mi historia. Aquel día que llegamos a la mansión no había nadie, pero él sabía perfectamente que estaban ahí así que los fue a buscar mientras yo conocía la mansión.