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Caminaba tranquilamente escuchando distintas platicas en donde variedad de alumnos se contaban unos a los otros sobre sus vacaciones. La mujer se ponía a pensar un poco en ese sentimiento pero por más que lo intentará no lograba recordarlo, pues al iniciar cada año solo había tragedias por contarse, pero pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos al tener compañía a su lado.

— Debo sentirme halagada por tener la visita del magnífico Harry Potter. – fue su saludo y vió una sonrisa del hombre.

— ¿Alguien cómo tú se siente halagada ante mi presencia? – alzó una ceja sin borrar su sonrisa.

— ¿A qué te refieres con alguien cómo yo?– preguntó mostrando su confusión a través de su voz.

— Nada. – negó. — ¿Qué tal tus vacaciones en casa de tu familia?

La mujer giró a mirarlo y mostrando en su rostro por fin confusión.

— ¿Y tú cómo estás enterado?– alzó una ceja y Harry rio.

— Tuve una visita hace unos días y me he enterado de muchas cosas. Hacía tanto tiempo que no me contaban un chisme de tipo adolescente enamorado.

Pero entonces ahora el confundido fue Harry, pues de un momento a otro Amaris regresaba la vista hacia al frente y ya no había confusión ni interés.

— Ya veo. – dio un asentamiento mientras entraba en su aula. — ¿Qué dijo Scorpius?

— ¿Cómo...? – el de gafas rodó los ojos al ver una muy ligera sonrisa ladina.

— Hace unos momentos parecías disfrutar mi sorpresa por verte tener información que no había manera de que obtuvieras. – se burló.

— Entonces ahora mismo debes estarlo gozando, pero está bien, extrañaba esto. – Amaris de encogió de hombros en respuesta. — Supongo que tu hijo te contó.

— No, ni cerca.

— Entonces pondré en consideración que eres una de esas madres que se entrometen en la vida de sus hijos. – Amaris soltó un pequeño sonido que el Potter interpretó con una risa.

— Pues no cómo tal, esta vez fue porque reconocí el sello de los Malfoy. El búho se equivocó y me la entregó así que vi el sello. – le contó mientras acomodaba las cosas en su escritorio, al darse cuenta que había pasado un minuto y el hombre no dio respuesta, se volteó a mirarlo. — ¿Qué? – preguntó ante la cara de sorpresa.

— ¿Así que solo por una carta deduciste que Scorpius tiene un interés amoroso por tu hijo?

— No, eso lo deduje después. Al principio cuándo vi esa carta de me hizo extraño que mantuviera contacto con Scorpius, sin embargo luego noté que llegaba una carta al día y Dominic respondía una de cada diez; cualquiera al darse cuenta de que no le responden dejaría de mandar cartas, pero cuando hay un interés entonces hay insistencia, sabía perfectamente que no era un interés de amistad pues no hay una como tal entre ellos dos.

— ¡Wow! – soltó mirando incrédulo a la rubia, quién para ese entonces parecía mirar muy entretenida su horario. — Lo haces ver tan fácil.

— O tal vez deberías considerar que tu cabecita no da para deducir algo tan obvio.

— Sí Amaris, sí. – dijo rodando los ojos mientras Amaris sonría sin despegar la vista del horario que tenía en su escritorio. — Supongo que ya sabías todo entonces, serás familia de Malfoy.

— No creo. – respondió. — Mira, a Dominic se le notaba desde pequeño pero el no me ha dicho nada y solo esperaré el día que tenga el valor de decirlo, sin embargo sé que ese día no llegará. – se encogió de hombros y Harry le miró interrogativo. — Es porque él aún no está listo para aceptarlo así que mucho menos para que los demás lo acepten y sé que no puedo hacer nada al respecto. Aunque pobre de aquel que intente tener algo con él porque ante su falta de aceptación solo los dañará.

𝓐𝓮𝓽𝓮𝓻𝓷𝓾𝓶 [𝚆𝚑𝚊𝚝 𝚑𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗𝚎𝚍?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora