Capítulo XXX: Sin querer (Delgao, Enol, D3llano).

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Como si fuera sencillo
dejarlo todo al azar.
Tus labios en un cigarrillo,
los míos en tu yugular.

Marcos.

Mar <3:

Este mensaje ha sido eliminado.

Había visto las historias de Instagram de todos, así que supuse que sería un mensaje con respecto a Dani y a Cris, pero mi cabeza no dejaba de pensar en todas las posibilidades de ese mensaje. Y en todas me venía a la mente una disculpa después de haberse besado con Dani.

− No pienses en eso. −me dijo Amor, dándome una taza de café. −No lo sabes con seguridad.

− ¿Cuántas posibilidades hay? −preguntó Javi, sumándose a la opinión de su mujer. −Una en un millón. −se respondió él solo.

− Exacto. −concordó Amor.

Me trataban como si fuese un hijo más. Las gemelas se levantaron temprano ese sábado con intención de jugar conmigo antes de que Vicky viniera, pero no tenía ningún ánimo de eso. Solo quería hablar con Mar, verla, que me aclarase las cosas, que me dijese que solo eran rayadas mías.

Habían pasado meses desde que no nos veíamos, pero no había logrado olvidarme de ella, y tampoco lo lograría. Vivía en nuestra ciudad, iba por sitios que me recordaban a ella y estaba rodeado de su familia entera. Cómo se olvida a una persona cuando no quieres olvidarla. Siempre he sido malísimo para hacer eso, siempre y cuando la persona ha sido Mar.

Ni la sesión con Vicky ni la charla con Javi me quitaron la idea de la cabeza de que algo había pasado la noche anterior. Quería mandarle un mensaje y preguntarle qué había borrado, pero preferí no hacerlo. No fuera a ser que el mensaje fuera una afirmación de lo sucedido. Tampoco querían que me lo confirmara.

− Te he traído lo que me pediste. −habló Javi a mis espaldas.

El jardín se había convertido en mi sitio favorito, sobre todo ahora en pleno verano. Pasábamos las mañanas los dos juntos con las gemes mientras que Amor trabajaba en la academia de baile, solo había librado quince días de julio, así que había vuelto a trabajar el uno de agosto.

− Toma, artista. −me tendió las pinturas y el lienzo. −Te dejo esto aquí, ¿no? −preguntó poniendo el caballete a un lado de las tumbonas.

− Vale.

Me arrastré hasta donde lo había puesto y puse el lienzo sobre él. Hacía muchos años que no pintaba nada. Desde que me fui a Málaga. Y era un hobby que nadie, excepto Mar, sabía que me gustaba hacer. Me gustaba tanto como correr. Y, ahora que no podía hacer lo segundo, solo me quedaba lo primero.

Había dibujado en muchas otras ocasiones, pero siempre la tenía delante, aunque ella no se diera cuenta de que era mi musa, mi inspiración. Pintarla desde la imaginación era mucho menos complicado que pintarla desde los recuerdos, y eso era lo que tenía ahora mismo de ella. Recuerdos que no se iban a olvidar.

− ¿Marcos, me pintas? −preguntó Rocío desde el agua.

− Nooo, píntame a mí. −rechistó Lola, intentando subirse a su espalda.

− Que Marcos pinte lo que quiera. −les dijo Javi. −Seguro que luego os hace un dibujo a las dos. −me guiñó un ojo y se metió en la piscina.

Abrí la caja de las pinturas que Javi había comprado esa misma mañana y pasé los dedos por los pequeños tubos, fijándome claramente en los tonos diferentes de azules que había. Otra cosa que siempre estará ligada a Mar, el azul, en sus distintos tonos.

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