Morgan:
Por fin terminamos las clases y podemos tomar un pequeño descanso, la hora del almuerzo. Carlota y yo salimos disparadas hacia ahí. Tomamos nuestra comida y vimos que los chicos nos esperaban en una de las mesas del fondo.
Al llegar, los chicos no saludan alegremente, todos menos Melinda.
Joder, no sé que le pasa a esa chica conmigo, aunque creo que su problema es con todas las chicas de esta mesa.
—¿Como están? —pregunta Marcus.
—¿Por qué tan cariñoso? Nunca nos preguntas eso—dice Carlota.
—Vale, ahora les diré por qué. Acérquense un poco más.
Nos acercamos hacia donde estaba y empezó a susurrar:
—Chicas, hoy hay una pelea.
—¿En serio? No es novedad, Marcus. —dice Carlota.
—Si, Carlota. Pero no es cualquiera pelea. Esta noche vendrá uno de los chicos que más peleas a ganado ahí, es uno de los mejores. Y verlo aquí ya es algo raro, no vive en el pueblo.
—Joder, creo que eh oído hablar de él. Pues si que vamos.
—¿Qué dices? ¿Eres tonta? No puedo decirle a mi padre que me voy a una pelea.
—No tienes que decirle eso a tu padre, con decirle que tienes una amiga y te a invitado a una pijamada un viernes en la noche ya tienes. Estoy segura que con eso se lo cree.
—Joder, que no se si quiero ir. Nunca eh ido a ningún lugar de esos y me da mala espina.
—Tranquila, Morgan. Nosotros no es la primera vez que vamos, ahí no te pedirán carnet ni nada, en fin, es algo ilegal, no es que te pongan muchos peros al entrar.
—No lo se, Carlota.
—Venga, no quiero salir sola de mi casa.
—Pero si antes de yo estar aquí ibas igual.
—Si, pero ahora te tengo a ti y puedo salir con compañía. Y tranquila, que aquí nos cuidamos las espaldas unos de otros, ¿vale?
—Está bien.
—¡Si!
Luego de hablar como iban a ser las cosas en la noche, salimos hacia nuestras últimas clases.
Cuando terminaron, salí afuera y no vi a mi padre. Vi el móvil y tenía un mensaje suyo y uno de Manuel.
El de mi padre decía que no podía venir a recogernos y el de Manuel, que se había ido con unos amigos.
Vale, pues me toca ir andando.
Miré el cielo y gracias a Dios, esta vez estaba despejado, no tendría que tomar el auto de ningún desconocido y podría llegar a casa sin necesidad de mojarme.
Empiezo a caminar y en unos treinta minutos llego a mi casa. En varios momentos me sentí observada en el camino, pero al girar, me di cuenta de que no había nadie, quizás sólo eran cosas mías. Aveces me ponía muy quisquillosa.
Entré en casa y Manuel estaba sentado en el salón con unos chicos jugando a la consola.
—¿Manuel?
—¿Si, Morgan?
Me pongo frente de él y intenta apartarme un poco, ya que no puede ver lo que muestra el tv. Se veía muy concentrado en la partida.
—¿Se puede saber quiénes son todos ellos?
—Mis amigos.
—Al menos podías haberme avisado de que los ibas a traer.
—Papá me a dejado, ¿si?
—Ok. ¿Donde está el?
—Llegará en una hora.
—Vale.
Voy hacia mi habitación, tomo una mochila y echo todo lo necesario para esta noche. Carlota vendrá a buscarme en su auto en unas horas.
Me ducho y me pongo la ropa con la que saldré para casa de Carlota. Espero paciente a que llegue mi padre y al llegar, dejo que guarde sus cosas para decirle que iré a casa de una amiga.
Manuel ya se encontraba en su habitación, los chicos ya se habían ido.
—Papá. —le llamó.
—¿Si?
—Está noche me quedaré en casa de una amiga.
—¿Me estás pidiendo permiso o lo estás afirmando?
—Las dos.
—Las dos no, Morgan.
—Vamos papá, nunca te eh pedido salir de casa ó al menos no en bastante tiempo, tengo una amiga y por primera vez me invita a una pijamada en su casa, quiero ir.
—Vale, Morgan. ¿Cuando regresas?
—Mañana, no ponderé una hora exacta para llegar. Ella me buscará en un rato.
—Vale.
Me giro y empiezo a subir las escaleras cuando el me llama.
—Morgan.
—¿si?
—Cuídate, ¿Vale?
—Si , papá.
Voy hasta mi cuarto y tomo mi mochila con las cosas que llevaré esta noche a casa de Carlota. Voy saliendo hasta que recuerdo que olvido algo. Mi móvil.
Joder, que cabeza la mía.
Bajo a la sala de estar y miró la hora, aún falta un rato hasta que llegue Carlota, así que me siento en uno de los asientos y me dispongo a mirar algunas de mis redes sociales.
Voy pasando el Instagram hasta que veo una foto de una de mis amigas, cuando vivía en la otra ciudad. Se veía feliz, aunque ella siempre lo fue.
Desde que llegué, había perdido el contacto con ella. Era mi única amiga allá, aunque creo que no lo era tanto cuando no me ah llamado más.
Le doy un like a su foto y siento como una bocina suena fuera de mi casa. Grito que me voy y salgo. Veo a Carlota en su auto y me subo en la parte delantera de este, junto a ella.
—Bonita casa.
—Muy Graciosa, sabes que no lo es para nada.
—Vamos, que lo digo en serio. A mi me gustan las casas de este tipo, no entiendo por qué no querías darnos la dirección, si es muy mona.
—Claro, lo que digas.
Suelta una risa y empieza a conducir hasta su casa.
Al llegar me pude dar cuenta de que es una casa muy bonita y al menos esta si que parece de este siglo.
Veo a la directora y no dudo en saludarla, saludo que me termina devolviendo. Subimos hasta el cuarto de Carlota, es muy ordenada por lo que pude observar.
—Vale, como ya e visto te haz duchado. Así que solo falta la parte de maquillarnos y vestirnos. Enséñame que trajiste.
Le muestro mi pantalón holgado y mi top de color negro, mis Jordan de color blanco y negro y un abrigo por si me da frío.
—Okey, elegiste bien. Vamos a maquillarnos.
—Vale.
Empiezo haciéndome el maquillaje, algo natural pero que se note. Luego paso al cabello, uso las pinzas y me hago unas hondas que parezcan naturales.
Paso al baño (tenía uno en su habitación.) y me pongo la ropa que traje.
Al salir, Carlota ya estaba vestida. Llevaba un pantalón de color mezclilla pegado a su cuerpo y un top de color blanco junto con unas converse.
—Vamos cañón.
—Definitivamente.
Suelto una pequeña risa, la cual Carlota imita.
—Vamos, que los chicos deben estar esperando por nosotros.
ESTÁS LEYENDO
La Corte Suprema [COMPLETADA]
VampireMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...