Capítulo 33:

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Morgan:  

Había casi pasado un mes desde que me dieron el alta en el hospital, al principio andaba en silla de ruedas, ya que mis piernas no reaccionaban, pero cuando empecé a ir al gimnasio, volvieron a moverse. Ya tenía la movilidad que necesitaba, algunas veces fallaban un poco y caía al suelo, pero ya casi no pasaba.

Mi madre apareció junto con Adam en una fiesta en la empresa de mi padre y todo se salió de control, mi padre al verla casi le da un infarto, se desmayó y hubo que llevarlo a urgencias. Adriel se encargó de echarlos fuera de ahí. Tuve que explicarle todo a mi padre, absolutamente todo. Sabe que Manuel es un vampiro al igual que lo es Adriel.

Al principio de haberle dicho las cosas, lo pasó muy mal, no salía de su habitación y cuando lo hacía era solo para tomar una botella de alcohol, pero lo obligué a salir y a que reaccionara, ah que se diera cuenta de que su mujer había muerto aquel día, que esa no era mi madre ni la mujer con la que se había casado.

Después de la fiesta, Adam y mi madre se dieron cuenta de que no estábamos solos, que teníamos vampiros fuertes que no acompañaban a cualquier lado que íbamos, estamos preparados para lo que se vendría. Mi madre no era una mujer que se rendía tan fácil, no, claro que no.

Hoy era mi graduación, por fin hoy podré salir graduada de último año de preparatoria, había soñado con este momento desde que tengo memoria, por fin después que se acabaran las vacaciones de verano podría empezar la universidad. Pero lo que más me agradaba es que por fin me podría ir de aquí. Mi padre había decidido quedarse, al igual que Manuel, pero yo no perdería la oportunidad de poderme ir.

Estaba sentada en los asientos que habían puesto para lo estudiantes, todos por nombres. Detrás estaban los asientos donde se sentarían los acompañantes y padres de los alumnos. Estaba la tarima y  el micrófono en el medio. Mi toga negra me llegaba al suelo, me gustaba demasiado y Adriel no dejaba de tomarme fotos cada que podía. Carlota estaba a mi lado, muy emocionada por lo que estaba pasando.

Están feliz, por fin podría cerrar esta etapa de mi vida, pero muy en el fondo sentía un poco de tristeza, dejaría atrás a Carlota y a los pocos amigos que había hecho aquí. Miré hacia al frente y pude ver a Marcus, un poco irritado gracias a Melinda que lo estaba molestado, había dejado su obsesión con el, finalmente. Por otro lado se encontraba Sophia, que aunque no hablara mucho, siempre que lo hacía era para decir algo importante, tenía su cara como siempre, seria.

Miré a Carlota y esta me sonrió, tomó mi mano y le dio un pequeño apretón.

La directora dio su discurso y luego empezó a llamar a los graduados. Cuando me paré en frente, miré hacia Adriel, este me miraba con una sonrisa en su rostro, mi hermano con una sonrisa de felicidad y mi padre me miraba orgulloso.

—Gracias. —le susurré a la directora cuando me dio mis papeles y reconocimientos.

Bajé y tomé mi puesto de antes. Una chica de la cual desconocía su nombre, se subió y empezó a dar el discurso que había preparado.

—Hola a todos. Hoy no es un día cualquiera, hoy nos estamos graduando finalmente, muchos estamos felices de que por fin hayamos pasado esta parte de nuestras vidas, mientras que otros como yo estamos tristes por todo lo que tenemos que dejar atrás, a nuestros amigos de la infancia ó a esos amigos que hicimos al llegar aquí. Los que nos sacaban una sonrisa con sus tonterías los días tristes. Aquí, donde conocimos nuestro primer amor ó lo que significaba una verdadera ruptura amorosa, aquí, en esos pasillos y en cualquier lado de esta maravillosa escuela, se quedan muchos recuerdos, quizás buenos, quizás malos. Pero recuerdos que nos llevaremos toda la vida, recuerdos que le contaremos a nuestros hijos en un futuro, recuerdos que se volverán anécdotas y que nos sacarán unas lágrimas los días que los contemos, sentiremos añoranza por esos amigos que jamás volvimos a ver, que a pesar de todo, siguen en nuestras mentes. Haremos nuestras vidas, seremos felices, pero sobre todo, nos acordaremos de todo lo que un día vivimos, con ganas de volver al pasado por unos minutos y volver a sentir la caricia de la juventud ó de la amistad. Muchas gracias a todos esos profesores que nos ayudaron a hoy graduarnos.

Limpio una pequeña lágrima que se me escapó escuchándola, la chica sonríe y baja de la tarima. La directora nos agradece por todo y nos dice que vayamos a disfrutar nuestra vida de graduados.

Al salir de la escuela, me giré y la miré, claro que la extrañaría, fueron poco momentos los que estuve aquí, pero estoy segura de que extrañaré a esas personas que estuvieron aquí e hicieron mi estadía más bonita.

Cuando llegue a la casa, me preparé para esta noche, era la fiesta y sería en un local que habían alquilado las personas de la escuela. Adriel iría conmigo y no podía estar más feliz.

Al llegar, vi la hermosa decoración que había, luces de muchos colores, jugos y comida por todas partes. Vi a lo lejos a unos chicos que le estaban echando alcohol al refresco, mientras otros veían si algún profesor venía.

—Vamos a bailar. —le digo a Adriel.

Nos fuimos a la pista y no sé cuántas canciones bailamos, Carlota llegó junto con mi hermano y cantamos muchas canciones juntos. Cuando llegó allá hora de irse, todos nos despedimos, nos dimos abrazos y muchos besos. Quizás eran los últimos que nos diéramos.

Adriel y yo salimos hasta mi casa. Nos bajamos del coche y estábamos frente a la puerta, buscaba las llaves para abrir la casa, estaríamos solos en la casa, mi hermano estaba con Carlota y mi padre me dijo que saldría con una mujer, muy feliz por el.

Cuando cojo las llaves, siento que se me caen, me agacho un poco a cogerlas y cuando me levanto, veo que estamos rodeados de vampiros, no eran los nuestros, no, eran los que estaban de parte de mi madre y de Adam.

Veo como se tiran unos cuantos hago Adriel y luego me toman por el cabello a mi, llevándome dentro del bosque. Donde se encontraba mi madre junto con Adam.

Sabía que no se iban a rendir tan fácil.

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora