Epílogo:

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Morgan:

Años después...

No sé cómo empezar esto, ¿Una despedida? Lo más seguro es que sí.

Habían pasado años, años en los que yo ya me había graduado de la universidad y estaba felizmente viviendo en una casa que compré en Boston, y no, no vivía sola, Adriel aún estaba conmigo, habíamos pasado malos ratos, peleas, pero sobre todo, supimos como salir adelante.

No tenemos hijos, aún no hemos dado ese paso, no sabemos si yo siendo humana y el vampiro como saldrán nuestros niños. Pero estoy segura de que algún día sí los tendremos.

Contando un poco del pasado y el presente, les diría que Adam nunca apareció, Adriel intentó buscarlo, pero nunca dieron con el, quizás en un futuro aparezca ó quizás no, pero estamos felices con su ausencia.

Lo de Carlota y mi hermano no funcionó, hoy mi hermano está casado con una chica que conoció en la universidad, si, se casó primero que yo. Carlota aún no quiere nada serio con nadie y asegura que será la tía soltera de mis hijos.

Mi padre y Carmen se casaron, viven aún en el pueblo, ella ah vivido toda una vida ahí y no quiso irse. Mi padre aceptó quedarse allí con ella, pero sus dos hijos vivían fuera de él, lo visitábamos de vez en cuando y ya nos pedía nietos.

Hoy era mi gran día, el día en que me casaría con Adriel, con el chico de mis sueños, y con el hombre que me hizo ser feliz y sentirme amada por primera vez.

Mi padre me agarraba de la mano, mientras que con la otra sostenía mi ramo de flores, iba con una hermosa sonrisa, caminando por la gran alfombra roja que había en el suelo, las personas me miraban, pero mis ojos solo miraban ah alguien, a Adriel, no se separaban de los suyos. Cuando me vio, vi como sus ojos se llenaron de lágrimas junto con los míos.

Cuando llegué junto a él, le sonreí. El cura empezó a dar los votos matrimoniales, hasta que llegó a la parte:

—Adriel Donovan, ¿desea casarse con la señorita Morgan Anne Walker?

—Claro que si quiero.

—Morgan Anne Walker, ¿desea casarse con el señorito Adriel Donovan?

—Si quiero.

—Puede besar a la novia, señor Donovan.

Adriel se acerca a mi y nos damos el beso que sellará por siempre nuestro matrimonio.

Lo amaba, estos años me había dado cuenta de que era la mujer más feliz Gracias a él.

Amé esa casualidad del destino que nos hizo conocernos, porque siempre seríamos La Corte Suprema.

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora