Capítulo 13:

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Morgan:

Al terminar la cena, la familia Donovan y mi padre decidieron quedarse un rato más charlando y tomando vino en el salón.

En ningún momento mencionaron el nombre de sus otros hijos, así que me quedé con ganas de saber sus nombres. Aunque ¿A quién quiero engañar? Solo quería saber un nombre en específico. Evitaba mirarle, ya lo había mirado algunas veces en la cena y digamos que me había pillado haciéndolo algunas veces.

Decidí que lo mejor sería salir a fuera a tomar un poco el aire, el dije q mi padre que vendría en unos minutos.

Al salir a fuera, rebusque un poco en una pequeña cartera que llevaba colgada en mi cintura, hasta que hallé lo que andaba buscando.

Mi paquete de cigarrillos y mi encendedor. Hacía bastante que los tenía guardados, solo los usaba para alguna emergencia, como cuando me daba ansiedad o cuando me ponía demasiado nerviosa.

Tomé uno del paquete. Al encenderlo le di una larga calada y me quedé unos segundos sin soltarla.

Hasta que siento una presencia de tras mio, al mirar, puedo ver que es La Bestia.

Suelto un pequeño gritito.

—Joder, que susto.

—La niña buena no es tan buena. —me dice quitándome el cigarrillo de la mano y dándole una calada para luego devolvérmelo. Que voz tan sensual.

—Nunca dije que era una niña buena.

—Si, en eso tienes razón. ¿Qué tal?  Allá adentro no había tenido la oportunidad de preguntarlo.

—Estoy bien, gracias. ¿Tú?

—Igual, días mejores y días peores, pero es algo normal, supongo.

No contesto. Solo le doy otra larga calada a mi cigarrillo.

—Te vi.

—¿Qué?

—El día de la pelea. Te vi.

Lo veía un poco raro, ya que en la pelea no lo había visto en ningún momento mirándome, solo estaba concentrado en su contrincante.

—Oh. —es lo único que dije, pero luego recordé algo y me apresuré en hablar. —oye, mi padre no sabe que eh ido a esas peleas, ¿vale? Lo digo solo para que no menciones nada respecto al tema.

—Guapa, no creo que a mis padres les haga mucha emoción que cuente delante de tu padre que eh estado en una pelea ilegal y que eh visto a la pequeña Morgan ahí.

—No soy pequeña.

—Lo eres, solo tienes dieciocho años.

—¿Y cuantos tienes tú? No pareces tampoco tan mayor.

—Tengo 21 años, preciosa.

—Joder, no parecías tan mayor. Ah y quería decirte que eras muy bueno peleando.

—Lo sé, gracias.

—Engreído. Nunca había ido a ninguno de esos lugares, pero digamos que Carlota me convenció.

—¿Quién es Carlota?

—Una amiga.

—Vale.

—Oye.

—¿Qué?

—No me haz dicho tu nombre.

—Joder, ¿tienes curiosidad?—me dice mirándome directamente a los ojos mientras iba caminando hacia mi, no me moví en ningún momento, estuvo a tan solo unos pequeños centímetros de mi boca. Me mira fijamente a los ojos y cuando siento que me va a besar, su cabeza se desvía hasta mi oído.

—Adriel. —Susurra.

Se separa de mi, se da la vuelta y empieza a caminar a dentro de la casa.

***
Pasaron casi una hora, en que mi padre y los Donovan estaban conversando, mientras tomaban de una botella de vino que mi padre había comprado al llegar al pueblo, pero no la había abierto, según el, era para una ovación importante.

Según el otro hermano de Adam y Adriel, su nombre era Andes. Me gustó bastante su nombre, aunque de algo que me di cuenta era de que sus nombres empezaban por la misma letra.

El chico tiene mi edad y según me contó, vivía con sus padres y Adriel en otro lugar , ya que se habían mudado del pueblo hace un tiempo, pero las cosas por el otro lugar no funcionaron y decidieron hace unos días volver hasta el pueblo. Le habían dejado la mansión entera a Adam, el no se quería mudar de este lugar, ya que según decía, aquí tenía su vida.

Pero sus hermanos y su padre no dudaron en irse y dejarle a cargo la mansión. Adam tiene 23 años y ya cursa su ultimo año de universidad ya que desaprobó su primer año.

Andes estudiará en el mismo instituto que yo, y habíamos congeniado bastante bien, era un chico muy alegre y simpático. Hablamos demasiado, el fue el que me dio toda esa información sobre su familia.

Cuando se estaban despidiendo, no dudé en darle dos besos a Andes, ya lo consideraba un casi amigo.

****

Ah pasado una semana desde que los Donovan vinieran a mi casa, eh estado bastante atareada con las cosas del instituto, las tareas, el taller de pintura, mi maestra me exige que haga trazos mejores y yo solo elegí pintura porque era algo tranquilo, pero ya me estoy arrepintiendo y no puedo cambiar de taller hasta dentro de un mes más.

Ayer, por fin, había sido mi última clase teórica de conducir, ya tenía demasiadas ganas de poder conducir un coche. Pasé por algunos exámenes, pero eran pan comido, demasiado fáciles.

Así que ya estaba demasiado emocionada porque llegara la tarde, terminasen las clases y por fin pudiera irme a mi primera clase de conducir un auto, por fin. Se me había hecho una eternidad.

Ya me había emocionado con la idea de que tendría mi propio coche y podría moverme de aquí para allá sin tener que usar mis piernas ó sin tener que estar molestando a alguien para que me llevara a algún lugar.

Al llegar la hora del almuerzo, Carlota y yo fuimos directo a la mesa de los chicos, ahí estaba Marcus, que según nos dijo, nos tendría una noticia bastante buena.

Al final no era tan buena, solo nos dijo que estábamos invitadas a su fiesta en la casa de la playa el sábado. Nada nuevo, pensé yo.

Hasta que Carlota empezó como una abeja a zumbarme en el oído diciéndome que teníamos que ir, que era la primera vez que Marcus daba una fiesta en la casa de la playa y que sería a lo grande y que no podíamos perdérnosla por nada del mundo.

Al principio me negué, como era de esperarse y como siempre lo hacía. Pero luego, con el gran poder que tiene Carlota para convencer a la gente, logró que dijera el tan esperado sí.

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora