Morgan:
Al llagar a la casa vi que Manuel no se encontraba, por lo que supondría que estaría con Carlota o con alguno de sus amigos.
Manuel hace amigos más fácil que yo, yo soy un poco más desconfiada el en cambio es demasiado alegre y confía demasiado en las personas, un grave error. Nunca me cansaré de decir que deberíamos confiar en alguien cuando estemos verdaderamente seguros de que no nos miente ó de al menos saber mucho mas de su vida.
Es mi opinión y muchas veces eh tenido conflictos con personas por mi forma de pensar, pero la verdad es que estoy muy orgullosa de pensar así me ah salvado de muchas decepciones.
Nunca idealizo a las personas, puede que un día haga o diga algo de lo que no estes de acuerdo y pienses que ya no es lo mismo de antes, que algo ah cambiado.
Subo a mi habitación, busco mis libros y termino haciendo algunas tareas que tenia atrasada, no soy muy buena en esto de estudiar, lo odio un poco. Pero aún me quedan unos años estudiando si quiero tomar una buena carrera.
Aún no sé qué quiero estudiar, no lo eh pensado lo suficiente y digamos que ya casi no hay tiempo para decidir, así que tengo que hacerlo lo más pronto posible. Quiero irme de este pueblo a estudiar en alguna universidad lejana, quizás a Boston o quizás a cualquier otra, solo necesito salir de aquí y alejarme lo más rápido de mi padre y Lucía.
Voy a extrañar tanto a Manuel, es lo único bueno que queda en mi vida, mi hermano, el único ser que podría decir que daría mi vida por él.
Termino de hacer mis tareas y siento como alguien abre la puerta de casa. Luego tocan a mi puerta. Al abrir veo que es mi padre.
—¿Si?
—Morgan.
—¿Qué, papá?
—¿Donde está tu hermano?
—No lo se, eh llegado a casa y no estaba.
—Vale, llámale al móvil. Pronto estará la cena lista y quiero que esté aquí, hay invitados.
—¿Qué? ¿Y ahora es que me dices?
—Lo siento, me había olvidado de decírtelo.
—¿Al menos puedo preguntar quiénes son?
—Los Donovan.
Me quedé un poco en shock ya que no sabía que tenía que ver mi padre con esa familia.
—¿Por qué? ¿Qué tienen que ver ellos contigo?
—Tenemos negocios con su familia, Morgan.
—Oh, no lo sabía.
—Ponte guapa.
—Si, papá.
Cierro la puerta de mi habitación y tomo mi móvil para llamar a mi hermano.
En la primera llamada no me contesta, así que tengo que volver a llamar, unos cuantos tonos más y por fin responde.
—¿Qué quieres, Morgan? —hablo como si hubiera corrido una maratón y ahora estuviera recuperando el aire.
—¿Donde estás?
—Creo que no querrás saber. — me dice. —Joder, sigue moviéndote, Manuel. —habla una chica la cual desconozco su voz. Para luego oír un largo jadeo.
—Joder, Manuel. Termina de follar y devuélvete a la casa, vienen unos socios de mi padre a cenar y no a podido lograr localizarte.
—Vale, ¿por qué no se le a ocurrido avisarnos antes?
—No lo sé, pero termina tu sesión de sexo lo mas rápido posible, no quiero ver a papá enojado, ya me vasta con las peleas que yo misma causo.
—Que si. Nos vemos horita. –Y con eso cuelga la llamada.
Decido que lo mejor será ducharme y prepárame a tiempo para que los socios de mi padre me vean presentables.
Al terminar de ducharme, rebusco en mi closet y encuentro un vestido blanco con un escote de corazón y en la espalda abierto, pegado al cuerpo, me llegaba un poco más arriba de las rodillas
Me puse unas pequeñas sandalias, me maquillé muy natural y dejé mi cabello suelto.
Rato después sentí como abrían la puerta de la casa, me fijé y vi que era Manuel, entró casi corriendo a su cuarto.
Unos minutos después sentí como salió ya vestido y perfumado de su cuarto, llevaba unos pantalones negro y una camiseta blanca.
Mi padre, Lucía, yo y mi hermano estábamos ahí sentamos en el sofá, simulando ser la familia perfecta, mientras esperábamos a que llegarán nuestros invitados, ya la comida estaba lista.
Rato después, sentimos como el timbre suena, nuestro padre nos hace levantarnos de nuestros asientos y hacernos caminar detrás de él. Abre la puerta y una hermosa sonrisa fingida sale de su rostro. Nosotros le imitamos.
—Buenas noches. —Saluda cordialmente mi padre. Nosotros le imitamos.
—Buenas noches, querido Franco. —habla la mujer.
—Adelante, pasad. —Dice mi padre.
La señora es la primera en pasar, llevaba un vestido color crema muy bonito pero se veía de lejos que era demasiado caro. El segundo en pasar fue el señor Donovan, llevaba un traje demasiado caro y formal aparentaba tener unos cincuenta años o cerca, muy bien conservado el señor. El tercero fue Adam, Adam Donovan, venía con la sensualidad con la que siempre llegaba a todas partes, sus ojos azules y su cabello castaño oscuro despeinado. El cuarto fue el chico con el que lo vi los otros días en el restaurante, era demasiado guapo y aparentaba tener mi edad. Y cuando me fijé en el último, casi me caigo de culo al ver quien era el chico, era La Bestia. El chico más guapo que había visto en mi vida, se los juro.
Casi me quedo embobada mirándole hasta que mi hermano me da un codazo para sacarme de mi ensoñación y decirme con la mirada que el señor Donovan me estaba saludando, saludo que le devolví amablemente. Después pasó a saludarme la señora, luego Adam, el otro chico y por último La Bestia, el cual primero me dio la mano y luego me dio un beso en el cachete, como si me conociera de toda la vida.
Desconocía su nombre y el del otro chico, el único que me sabía era el de Adam y porque Carlota me había contado sobre el, pero nunca me dijo sobre sus hermanos ó de que La Bestia hacía parte de su familia.
La Familia Donovan fueron todos hacia el salón, querían charlar algunas cosas antes de cenar. Yo me senté en uno de los asientos individuales y mi hermano en el otro.
—Bueno, ¿Cómo te llamas, bonita? —me pregunta el señor Donovan.
—Morgan.
—Bonito nombre. —me responde.
—Muchas gracias. —le doy una sonrisa de boca cerrada.
—Bueno, Fran. Vamos a cenar antes de que se nos haga tarde.
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La Corte Suprema [COMPLETADA]
ערפדיםMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...