Capítulo 29:

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Morgan:

Habían pasado dos días de lo ocurrido, y todavía me encontraba en casa de los Donovan, iba de vez en cuando a mi casa, pero salía demasiado rápido, mi padre se dio cuenta de la ausencia de mi hermano y solo le dije que había ido de pequeñas vacaciones a casa de unos amigos un poco lejos de aquí. Al principio no lo creyó, pero luego sí, ya que hice algunas cosas para que lo supiera.

Mi hermano no despertaba y empezaba a preocuparme, Adriel tampoco aparecía y tenía demasiado miedo de que le hubiera pasado algo. Estaba que me mordía mis uñas cada vez que podía, del nerviosismo que traía.

Iba a la escuela, no quería que mi padre sospechara nada, ni que algún profesor le dijera que estaba faltando a las clases, si no tendría que darle explicaciones que no podía darle. 

En estos momentos me encontraba en la casa de los Donovan, solamente estaba por aquí Andes. Adam no se había aparecido en los dos días que llevaba aquí.

Estaba sentada en un asiento que se encontraba en la habitación de invitados, mirando fijamente a Manuel, no se movía y seguía en la misma posición que cuando lo trajimos. Cuando llegamos aquella noche, Andes curó mi herida y luego con mi hermano inconsciente lo llevamos a la ducha y le pusimos una ropa nueva.

Andes nos dejó en la habitación y luego se fue a la suya, diciéndome que cualquiera cosa podría llamarlo urgentemente. Me dio una copia de la llave por los días que estuviera aquí.

Sentí como alguien abría la puerta de la casa, y  bajé pensando que será Andes, salía mucho y no estaba tanto en casa, según me dijo Adriel muna vez, pero desde que estaba aquí, evitaba salir.

Cuando llegue al salón me sorprendió demasiado ver quien estaba ahí, mis ojos se llenaron de lágrimas y salí directo hacia el.

Era Adriel, mi Adriel.

Estaba golpeado y su ropa estaba llena de sangre y rota por muchos lados, se tiró al suelo y fui corriendo hacia el.

Era de noche, por eso había podido llevar sin que nadie pudiera ver su estado.

—Joder, ¿Adriel, estás bien?

Creo que no debería haber preguntado eso, se notaba a leguas que no se encontraba para nada bien. 

—Morgan. —susurró.

No se de donde saqué fuerzas, pero lo llevé a su habitación. Lo primero que hice fue llevarlo a la bañera, lo acosté ahí luego de quitarle la ropa, regulé el agua y cuando empezó a caerle, vi como su cuerpo se estremeció. No me había soltado la mano en ningún momento.

Cuando terminé de ducharlo, le sequé, vestí y acosté en la cama, iba a ir a por un botiquín, pero me paró y me dijo que no era necesario, que dentro de unas horas estaría bien, tenían un poder de curar demasiado bueno. Le tape con la colcha y le dije que vendría rápido, que iría a ver a mi hermano que se encontraba en la habitación del lado.

Cuando abrí la habitación, sentí como una sombra de escapaba por la ventana, alguien había estado aquí, mi hermano todavía seguía como antes.

Me acerqué a él y empecé q mirarle y a acariciarle el cabello. Quería que me hablara ó que simplemente me regañara como él sólo lo sabía hacer. Cerré todas las ventanas de la habitación junto con el balcón. Ya había alguien que entró y no quería que volviera a pasar.

Llegue a la habitación de Adriel y se encontraba dormido, me acerqué a él y le di un pequeño beso en la mejilla. Ya me iba cuando sentí su mano en mi muñeca.

—Quédate conmigo esta noche. —me dijo en un pequeño susurro.

—Vale. —respondí.

Fui hasta el lado libre de la cama y me tumbé en ella. Me giré hacia el otro lado donde él no se encontraba y a los pocos segundos sentí como me abrazaba. Lo más lindo que había sentido en algún momento con un chico era esto, sentir sus brazos abrazando mi cuerpo, me sentía querida con un chico por primera vez.

***
En la mañana siguiente no tendría que ir s la escuela, era sábado. Al despertarme ya Adriel no estaba a mi lado, y cuando fui a la habitación donde estaba Manuel tampoco se encontraba.

Empecé a desespérame hasta que los vi a los dos sentados en unos asientos que habían frente la mesa de mármol.

Salí corriendo y abracé a mi hermano, sentía tantas ganas de poderlo abrazar que me asustaba solo de pensar que no lo haría más.

—Manuel, tengo que expli...

—Morgan, ya lo sé todo. Cundo me secuestraron vi a mi madre, me dijo todo su plan, lo que quería hacer, no me quería a mi, te quería a ti, y su forma de llegar a ti era conmigo. Adriel también me a explicado algunas cosas, que sepas que no estás en esto sola, nos tienes a nosotros.

—Gracias por entenderme y no haberte enojado por lo que hice.

—Iba a morir, Morgan. Creo que hiciste lo correcto.

—Amaneció demasiado alterado, no se como no te despertó, pero cuando le conté todo se tranquilizó un poco. —habló por primera vez Adriel.

—Ya está el desayuno, Morgui.

—¿Morgui?—pregunta Adriel.

—Un apodo que me tenía de pequeña.

—Oh.

Desayunamos hablando de cualquier tontería, Adriel intentaba sacar un poco la tensión acumulada que tenía con el, me intentaba sacar conversación, yo le respondía. Teníamos que hablar, si, no sabía cómo iban a ser las cosas, y teníamos una conversación pendiente de hace unos días.

Le dije a mi hermano todo lo que tendría que decirle a nuestro padre y salimos hacia la casa, no quería seguir molestando a los Donovan, nos habían ayudado demasiado y sentía demasiada gratitud por habernos ayudado, en algún momento le pagaría el favor.

Al llegar a la casa, vimos que nuestro padre estaba en el sillón de la esquina, con una botella de tequila en la mano, miraba hacia un punto fijo. Hacía tiempo que no veía a mi padre en ese estado, le dije a Manuel que se quedara detrás de mi y cuando me acerqué a él, le pregunté temiendo la respuesta.

—¿Qué a pasado papá?

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora