Capítulo 11:

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Morgan:

Maldito Lunes, los odio demasiado.

Me levanto más temprano de lo usual, a partir de ahora saldré todos los días a correr fuera. Él sol ya estaba saliendo y todavía faltaban dos horas para que comenzaran las clases así que me puse una ropa de deporte y salí para fuera de la casa.

Empecé a correr y me cansé bastante, hacía descansos de cinco minutos. Hasta que vi la hora que era y decidí que lo mejor sería irme a casa, si no llegaría tarde a la escuela.

Esta tarde empezaré con las clases de conducir, el sábado no pude empezar ya que la empresa llamó a mi padre diciéndole que era mejor comenzar el lunes. Tengo bastante ganas de comenzar y poder tener mi propio coche para ir a donde yo quisiera.

Al llegar a la casa tomó una ducha y me visto con la ropa que llevaré hoy a la escuela. Desayuno y salimos mi padre, mi hermano y yo directos al instituto. Al llegar, salimos del coche y fuimos cada uno por su lado.

Llegó a mi casillero y veo a Carlota metida con la cabeza en el suyo.

Suelto una pequeña risa. —¿Carlota?

—¿Si? —saca la cabeza del casillero.

—¿Por qué tenías la cabeza metida ahí?

—Digamos que era para dormir.

—¿Estás loca?

—Un poco, solo que anoche me quede despierta hasta muy tarde, no quería venir hoy a la escuela, pero mi madre mi a obligado.

—Joder, ¿Por qué siempre te duermes tan tarde?

—Porque siempre tengo cosas que hacer.

—Claro y estoy segura de que esas cosas no las puedes resolver en el día.

—Pues la verdad es que no, no existen fiestas por el día, que sepa.

—No, no creo que hayan fiesta en el día, pero ¿sabes que hay por el día?

—¿Qué?

—Hay Bares, Carlota. Si quieres salir a beber con los chicos podrías ir a un bar o por si te quieres ligar a alguno.

—Joder, pareces mi madre dándome esta charla. —pone mala cara.

—Si, un poco si. —suelto una carcajada.

—¿Sabes? Hoy empiezan los talleres.

—¿Talleres?

—Si, tienes que elegir a cual vas a participar, es obligatorio que cada estudiante esté en uno.

—¿En cual entrarás tú?

—Mmm. —se pone a pensar. —No lo se, aún no lo eh decidido, el año pasado estuve en el equipo de fútbol femenino. Pero no creo que este año haya alguno, las chicas que jugaban eran este año en el que estamos ahora nosotras y ya se fueron a la universidad.

—¿Eras la única de segundo año?

—Si, la única.

—Entonces este año no sabes en qué estarás.

—La verdad es que no. ¿Tú ya pensaste en algo?

—Pues la verdad, no. En mi antiguo instituto no habían este tipo de cosas, solo habían tutores para los chicos que tenían problemas en algunas asignaturas.

—Pues bienvenida, acá puedes elegir el taller que quieras, hay de pintura, ajedrez, fútbol americano para los chicos, voleibol, basquetbol y hay para ambos sexos, un equipo para chicas y otro para chicos.

—Oh, vale.

—Los chicos eligen mucho el basquetbol, pero a los que no eligen tienen que irse a otro deporte así que utilizan más el de fútbol americano, aunque el entrenador de ahí es muy exigente con los nuevos. Las temporadas para competir son muy importantes para él y digamos que quiere tener muchos trofeos.

—Vale, pues creo que entraré al de pintura, no soy muy buena pero cuando era pequeña pintaba bastante.

—Vale, creo que yo me iré al equipo de las animadoras.

—Wow, buena elección. —Digo con ironía.

—Si, ya no hay fútbol para chicas y me gustaba demasiado, así que mi otra opción es las animadoras.

—Entra al equipo de chicos.

—Imposible, en las reglas está muy claro que las chicas van a un lado y los chicos a otros. Aún no han puesto un deporte que sea mixto.

—¿Qué tal ajedrez?

—Nunca eh podido jugarlo sin perder, soy muy mala.

—¿Voleibol?

—Según las chicas del equipo, soy demasiado pequeña para estar en el equipo.

—¿Basquetbol?

—También soy bastante pequeña.

—Joder con la niña. Pues se me acaban las opciones, así que no hay de otra, entra al equipo de las animadoras.

—Aún tengo que pasar una prueba. No sé si me acepten.

—Verás que si, eres muy hermosa.

—Ahí no se necesita ser hermosa, solo mientras tengas un buen cuerpo y seas muy flexible, todo estará bien.

—Oh, vale. Pues sé que si te lo propones lo logras.

—Pue si. Si no me aceptan en el equipo, entraré al taller de pintura contigo.

—Vale, ya veo que esa va a ser tu última opción.

—Pues si. —Se ríe.

Suena la campana y salimos hacia nuestras clases del día.

Al llegar a la hora del almuerzo todo fue muy tranquilo, seguimos con nuestras demás clases y por último, los talleres.

Fui aceptada en el de pintura. Era malísima, pero como no tenía otra opción, elegí esa, era mucho más tranquilo y estaría sentada.

Cuando volvió a sonar la campana, salí afuera y mi padre ya me estaba esperando, era la primera vez que llegaba tan puntual.

Manuel y yo nos subimos al coche y fuimos directo a la casa para dejar a Manuel.

Al dejarlo en casa, mi padre giró el coche y salimos disparados hacia donde serían mis clases de conducir.

Cuando llegué, un señor de unos cincuenta años se presentó y me dio un papel. Tendría que llenarlo con todos mis datos. Según me explico las primeras clases no serían prácticas, ya que primero tendría que saber todo lo teórico.

Joder y yo que pensaba que ya iba a empezar a conducir.

Me llevó hasta un salón donde daríamos las clases teóricas y habían bastantes personas, algunos eran de mi edad, otros más grandes.

El señor que se había presentado cuando llegué, me llevó hasta el lugar, se despidió y se fue.

Me senté en uno de los asientos del fondo ah esperar que llegara el profesor. Cuando llegó, se presentó y empezó a dar una larga charla sobre todo lo que tendríamos que saber y tener en cuenta.

Casi una hora después, pude salir de ese lugar, le pasé un mensaje a mi padre de que ya había terminado y en diez minutos ya estaba en frente del lugar.

Me subí al coche y salimos directo a la casa.

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora