Morgan:
Veo como su boca está llena de sangre y sus colmillos están afuera. Había estado bebiendo sangre de alguien anterior y estaba descontrolado.
Sentía miedo, me iba a beber la sangre. Pero de un momento a otro siento como se aleja de mi, pero no por voluntad propia, si no porque Andes lo había cogido y le había clavado una estaba en el pecho, se había caído desplomado al suelo y veía como su piel empezaba a oscurecerse hasta volverse como algo podrido. Sabía que estaba muerto.
—Gracias.
—Venga, te llevo a casa. Hay más vampiros por aquí adentro.
Le miro.
—Se lo que pasó allá dentro. Siento tener que decirte esto, pero lo llevaba planeando desde hacía bastante tiempo.
—Ya lo sé.
Me había llevado hasta la puerta de mi casa.
—Morgan. —me llama.
—¿Si?
—Lo mejor es que le hagas caso a tu madre, la conozco desde hace bastante tiempo y sé que por conseguir lo que quiere hace cualquier cosa. Tú no serás la opción, eres su hija y te quiere a su lado.
—Ya esa mujer no es mi madre, mi madre murió hace tres años, Andes. Y no voy a hacer lo que ella quiere. Claro que no.
—Solo te digo que estés atenta a todo, nunca sabes con que puede salir.
—Muchas gracias por el concejo, Andes.
Entro a mi casa y voy hasta mi habitación. Eran las cuatro de la mañana, así que en unas horas tendría que irme a clases. Me acosté en mi cama y no sé cuánto tiempo lloré, lloré en silencio a pesar de repetirme una y mil veces de que no merecían mis lágrimas. Pero no era justo.
Me habían mentido por tanto tiempo, todo lo que reinaba a mi alrededor eran mentiras, muchas mentiras y eso era algo que odiaba demasiado. Mi madre lo sabía, y aún así no hizo más que dañarme.
Cuando el despertador sonó, estaba boca arriba en la cama con los ojos fijos en el techo.
Lo apagué, hice mi tuit una mañanera y bajé a desayunar cuando mi padre me llamó. Me dijo que tenía una sorpresa para mi. No tenía muchas ganas de hacer nada, y él se dio cuenta, ya que vio mis ojos enrojecidos de tanto llorar en la madrugada.
Cuando salí afuera, vi un hermoso coche negro aparcado fuera de la casa.
—¿Es para mi?—pregunté con algo de emoción.
—Claro que si, ¿para quién más?
Me dio las llaves y me despedí de él. Hice que Manuel se subiera en el coche y nos fuimos directo al instituto.
Evitaba por toda costa a Carlota, no la quería ver. Me había engañado demasiado, creí tener nuevamente una amiga de verdad, creí tener un chico maravilloso conmigo, creí tantas cosas, y lo único que hicieron fue mentirme.
Quería irme de aquí, lo más rápido posible, pero no les daría esa satisfacción de verme ir solo porque ellos quisieran, me quedaría aquí hasta el último minuto en que me gradué y me voy a ir a cualquier universidad, mientras sea lejos de todas estas personas, muchísimo mejor.
En la hora del almuerzo me senté en una mesa alejada de donde siempre me sentaba. Carlota en los pasillos se acercaba a mi y yo me alejaba, todo había sido parte de un plan, ya lo sabía, así que ya no había razón para mentir ó para seguir siendo mi amiga, si así se podía llamar.
Al sonar la última campana, salí lo más rápido que pude de clases, ya quería ir para mi casa y encerrarme en mi habitación por horas, no saldría de ahí hasta que no quisiera.
Manuel me dijo que se iría con sus amigos para su casa, que me fuera sola. Y eso hice, me fui sola a casa. Al llegar fui directa a mi habitación, me di una ducha, me lavé el cabello, me puse ropa cómoda y me acosté a dormir.
No sé cuánto tiempo había dormido, solo sé que siento un ruido en el balcón, maldito Adriel, tenía que haberlo cerrado, así no hubiera podido entrar.
—Vete de aquí, Adriel.
—Morgan, necesitamos hablar.
Me levanto de la cama y voy hacia el.
—¿Qué quieres hablar? Porque si vas a decirme un montón de mentiras lo mejor va a ser que te largues.
—Morgan, te juro que no quería hacer nada de esto, pero eran mis hermanos ó lo hacía yo ó lo tenía que hacer Andes y era lógico que quería hacerlo yo. ¿Sabes? Cuando te vi por primera vez solo tenías quince años, en tu fiesta de cumpleaños, Adam y yo fuimos a ver si veíamos a tu madre, él quería mostrármela y cuando te vi, juro que caí a tus pies. No podías vernos, si no ya lo hubieses sabido todo. Así que esperé demasiado tiempo para poderte ver, poder probar tus labios, a ti. Juro que cuando besé tus labios por primera vez, casi me un infarto, era lo que más quería hacer y por fin lo había logrado. Pero tenia que hacerlo, eran mis hermanos y no podía traicionarlo.
Iba a contestar cuando siento que mi teléfono se invade de mensajes.
Voy hasta la mesa de noche y veo que son demasiados mensajes de un número desconocido, vi los mensajes y demasiadas lágrimas salen de mis ojos, pongo mi mano en la boca y me tiro al suelo.
Era Manuel.
Estaba atado a una silla, con muchos golpes y cortes por su cara y por su cuerpo, los mensajes decían que si no me unía a ellos, mi madre lo mataría, ella misma, con sus propias manos.
No podía ser, era su hijo. ¿Cómo le haría algo así? Odiaba a mi madre, en las pocas horas que la había vuelto a ver, había creado un odio demasiado fuerte hacia su persona. Le respondí al número y le dije que lo haría, pero que le dejaran tranquilo y que me dieran la ubicación, necesitaba llegar lo antes posible, iba a morir si lo dejaba ahí por demasiado tiempo.
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La Corte Suprema [COMPLETADA]
VampireMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...