Morgan:
Desde hacía un rato que había perdido de vista a Adriel, Adam también se había ido, Carlota tampoco aparecía así que decidí salir afuera a ver un poco la playa.
Me aleje del gentío y la música, me fui a un lugar más apartado, seguía caminando hasta que oí un pequeño grito, no había sido tan grade pero igual me asusté.
Decidí mirar, alguien podría estar en problemas, me acerqué y vi que había una chica y un chico, pero el chico la tenía apretada para que no se fuera de sus manos, y...
¡Le estaba mordiendo el cuello! Pero eso no fue lo que más me asustó, lo que más me asustó fue que resbalaban gotas de sangre desde donde el chico la mordía hasta que se pedían en su ropa. ¿Qué cojones le estaba haciendo? ¿Estaba chupándole la sangre?
Intente salir corriendo, pero cuando iba a salir de ahí me tropecé con una piedra y caí al suelo, hice un fuerte estruendo que el chico que le estaba haciendo eso a la chica miró hacia donde yo estaba.
Pude ver su rostro y joder, no me lo podía creer.
Era Adam, el mismo Adam Donovan.
No podía levantarme, me dolía demasiado el tobillo donde me había dado el golpe con la piedra. Intente arrastrarme para que no me hiciera nada, pero fue en vano, soltó a la chica la cual cayó al suelo y vino con una velocidad impresionante a donde estaba yo.
Intente alejarme, pero me aguanto una de mis piernas. Empecé a llorar, tenia demasiado miedo. Y ver como estaba su cara en estos momentos me daba aún más miedo. ¡Tenía colmillos! ¡Colmillos grandes! Y su boca estaba llena de sangre.
No podía gritar, había un nudo en mi garganta que me lo impedía y dudaba que alguien estuviera cerca.
—Shu... tranquila, Morgan. —intento tocar mi cara, pero me aparte.
No se de donde saqué las fuerzas para hablar, pero le dije.
—N-no me hagas nada, Adam, te juro que no le contaré a nadie.
—No pensaba hacerte daño, cariño. Aún me sirves para muchas cosas más. —me dijo con una sonrisa maligna en su boca llena de sangre.
—Déjame ir.
—Claro que no, ahora nos vamos a mi casa.
—¿Qué? No, por favor, Adam, no le contaré a nadie.—intenté escabullirme de sus brazos cuando me tomó para llevarme a su coche, pero fue por gusto, era demasiado fuerte. Lloraba desconsoladamente, no quería morir, maldita sea.
—Joder, cállate de una vez, Morgan. No te haré nada, ¿lo entiendes?
Asentí, pero no creía en sus palabras, aún tenía demasiado miedo.
Adam llamó a lo que supondría que serían sus hermanos, los cuales aparecieron demasiado rápido. Al llegar Adriel y Andes se sorprendieron de verme ahí y más acorralado por su hermano.
Adam les había dicho por el móvil que tenían un problema, y cuando me vieron, supieron que el problema era yo.
—¿Estás loco?—pregunta Andes un poco exaltado, mientras se tocaba la cabeza.
—Me a visto y no a sido muy cuidadosa. Se ah caído y la eh odio.
Adriel me miraba pero no decía nada.
—No me hagan nada por favor. —digo.
—Joder, que no te haremos nada, Morgan. Calla la boca de una buena vez. —dice Adam. —Adriel, encárgate junto con Andes de la chica que hay aquí, los espero en casa junto con está preciosura.
Ellos asintieron e hicieron lo que su hermano les había pedido.
El me subió al coche y puso el seguro en las puertas.
Mientras fuimos directos a lo que creía que era su casa. Pensé que iríamos a la del pueblo, pero joder, me equivoqué, nos metió por un sendero que había dentro del bosque que me daba tanto miedo. Hasta que llegamos a una grande casa que había.
Supongo que esa es la casa donde mata a sus víctimas.
Me saco del coche aguantándome del brazo, me llevó dentro de la casa y se podría decir que casi era idéntica a la mía, con ese aspecto envejecido y de los siglos XVII o aproximados.
—Siéntate aquí.
Me sentó en una silla para luego él tomar otra y sentarse en frente mío. Puso sus codos encima de sus rodillas, mientras me miraba. No hablábamos ni una sola palabra, hasta que sentimos que la puerta de la casa era abierta por alguien. Miro hacia el lugar y estaban sus hermanos.
Adriel evitaba mi mirada y Andes miraba a su hermano asustado.
—¿Qué vamos a hacer con ella?—pregunta Andes preocupado.
—Le contaremos sobre todo, y ella decidirá qué quiere ser, si quiere convertirse en alguien como nosotros o si quiere seguir siendo humana y guardar nuestro secreto ó morir y que la policía se la encuentre tirada en un callejón con el cuello roto.
—Piensa bien lo que haces, Adam. —dice Adriel.
—Se lo que hago, Adriel. Así que tranquilícense ustedes dos, vengan y siéntense, no vamos a terminar muy rápido si queremos contarle.
—No queremos, quieres tú. —dice Andes enojado.
—Es necesario y lo sabes. Una preciosura como ella no merece morir.
—Ni nosotros tampoco.
—Cállate de una buena vez, Andes. Muy bien. —me mira. —¿Cuál de las opciones que te di, quieres aceptar?
Lo pensé y quería saberlo todo, quizás eso me ayudaría a atar algunos cabos y me iría de el pueblo dentro de un tiempo.
—Cuéntenmelo todo.
Andes suspira.
—Muy bien, primero que nada, quiero que confíes en nosotros, ni te haremos daño, al contrario, si aceptas guardar este secreto con tu vida, tendrás a los hermanos Donovan protegiéndote.
Lo pensé demasiado, lo pensé, pero era necesario, quería saber que pasaba, odiaba tanto misterio y mentiras, así que decidí confiar en Adam.
—Confió en vosotros.
Relajé mis músculos y me dispuse a escucharlos.
—Muy bien Morgan, quiero que sepas que una vez te cuente todo esto, no va a ver vuela atrás, tú vida va a ser un poquito distinta, ya no verás las cosas de la forma en la que las veías antes. Ahora sabrás que lo sobrenatural sí existe y que no es lo que el mundo le a querido ocultar a las personas. El mundo es el q ir nos ah echo vivir escondidos durante tanto tiempo.
—Cuéntenme.
ESTÁS LEYENDO
La Corte Suprema [COMPLETADA]
VampireMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...