Morgan:
Habíamos llegado a su casa hacía un largo rato, no había nadie aquí, pero aún así fuimos directos a la habitación.
Estaba acostada entre sus brazos, mientras miraba su habitación, era de negro con algunos color oscuros, con muchísimos arreglos y algunas más cosas.
Era bonita, Adriel era bastante ordenado y eso me gustaba demasiado.
No había pasado mucho tiempo cuando me despierto gracias a que mi boca necesitaba beber agua.
Bajé a la planta baja y bebí un vaso de agua al llegar a la cocina y al salir, me di un buen susto, ya que había una mujer sentada en el sofá más grande, me daba la espalda, su cabello estaba suelto, de color negro y con algunas ondulaciones.
—¿Hola?
Me decidí acercar, según Adriel, sus padres falsos no vivían ni venían aquí, solo estaban en la casa del pueblo.
La mujer no me contestó, así que me decidí acercar.
Tenía las manos en su cara, apoyadas en sus rodillas.
—¿Hola?—vuelvo a repetir.
La mujer se quita las manos de su cara y no puedo creer lo que estoy viendo, mis lágrimas salen a montones, retrocedí y ella se levantó del asiento. Tenía miedo. Demasiado.
—¿Morgan?
—¿Ma-mamá?
—Hija.
—¿Qué?
Mis lágrimas no dejaban de salir, ver su rostro, su cuerpo, hacía que miles de recuerdos pasar por mi. ¡Mi madre estaba muerta! No viva delante de mi.
—Morgan.
Se intenta acercar a donde estoy, retrocedo.
—Ni se te ocurra acercarte. ¿Quién coño eres y por qué estás en el cuerpo de mi madre?
—Morgan, soy yo. Tú madre.
—¡No! ¡Maldita sea! Mi madre murió hace tres malditos años. —grito exaltada.
—Morgan, todo lleva su explicación.
—¡Adriel!—gritó su nombre, le necesitaba, necesitaba saber que coño hacia ella aquí, ¿qué pasaba? Necesitaba una explicación. Me estaba volviendo loca definitivamente.
Bajó dentro de unos segundos, con un pantalón de dormir puesto. Miró a quien tenía delante y luego me miró a mi, en sus ojos se notaba el miedo.
Así que ahí lo supe. Mi madre no estaba muerta, y era uno de ellos, las fotos que miró Adam de mi madre cuando estuvo en mi casa.
—Lo sabías. —afirmé mirando a Adriel, casi con un susurro. Tenía un nudo en mi garganta que hacía que casi no pudiera hablar.
—Morgan, podemos explicarte todo. Solo necesitamos que te concentres.
—¡¿Concentrarme?! —le grito. —Llevo tres malditos años creyendo que mi madre estaba muerta. Todo, maldita sea, todo era una maldita mentira. Llevo tanto tiempo engañada.
—Podemos decirte todo, solo necesitamos que te calmes.
—Está bien. Cuéntenme todo, solo no te acerques a mí. —Señalé a mi madre.
—Vale, siéntante. —me dice Adriel.
Me siento en un sofá individual y ellos se sientan delante de mi. Mi madre es la que habla.
—Morgan, no se como empezar esto.
—Empieza por el principio. —le digo hostil.
—Desde antes que fuera mi muerte en la vida humana, tuve una aventura con un chico, pero era tipo un amor prohibido. El chico era por muchos años menor que yo, pero eso no hacía que no sintiéramos todo ese deseo que sentimos. Yo era una mujer casada y con hijos, él lo sabía y no le importo, tuvimos una relación escondida por varios años, hasta que me confiesa que es un vampiro. Al principio tuve miedo, Morgan. Mucho miedo, pero luego ese miedo se convirtió en un amor más fuerte. Planeamos mi muerte, compramos a los doctores que me revisaban, le decíamos lo que tenían que decir frente a tu padre y de las demás personas. Hasta que llegó el día de mi muerte, lo planeamos todo perfectamente, cuando me enterraron, tiempo después llego...
—Adam, el hombre del que hablas es Adam. —digo saliéndoseme las lágrimas.
—Si, hija. Ese hombre es Adam. Me desenterró y me convirtió en un vampiro, yo lo quería. Pero también los quería a ustedes, eran mis hijos. Así que planeamos todo nuevamente para que viniesen a este pueblo, hicimos que llegaran aquí. Que conocieras a los Donovan, te hicieras su amiga para luego conocer toda la verdad. Hacíamos cosas para que te dieras cuenta de que algo pasaba, hasta que hicimos que supieras sobre los vampiros.
—Todo fue planeado. —Más lagrimas salen de mis ojos. —Hicieron que todo pareciera normal, como si no estuvieran fingiendo, ya sabían cómo acabarían las cosas. Me enteraría de los vampiros, para luego traerme aquí y verte a ti. —miró a Adriel, el cual no me miraba. —La ayudaste, Adriel, todo esto fue una mentira, todo lo nuestro. Son demasiado miserables.
—Deja que termine. Queremos que te unas a la familia, que seas un vampiro más, que vivas eternamente, eres mi hija y te quiero a mi lado, junto con mi hombre.
—Jamás me convertiré en un vampiro, maldita sea, no quiero serlo, no quiero vivir una vida miserable, y menos junto con ustedes me han echo creer en tantas cosas para luego hacerme esto. Creí por primera vez que el amor existía y fue una mierda, siempre salgo dañada de todos los lugares en donde me encuentro. Por primera vez creí ser feliz...
Me levanto del asiento dispuesta a irme.
—Morgan. —me llama Adriel.
Así que exploto, ya no podía aguantar más esta presión que sentía en el pecho.
—¡No es justo que me tuvieran tanto tiempo engañada! ¡No lo merecía! Solo quería ser feliz y es lo menos que han hecho.—siento como mis lagrimas caen por mis mejillas. —Tú —señalo. —pensé que eras lo que hacía que mi mundo fuera mejor, pero me di cuenta que lo único que haz echo es mentirme, como todos en este maldito pueblo.
—¡Morgan! —me llama.
—No quiero que ninguno de ustedes me vuelva a dirigir la palabra. Ya que si no me iré de aquí y juro que no me encontrarán nunca más.
Salgo corriendo de la casa, esperando que ninguno me siga.
Estoy tan harta de todas estas mentiras...
No había caminado mucho cuando siento que alguien me sigue. Grito, pero siento como me pegan a un árbol y ponen su mano en mi boca, desconocía quién era lo único que sabía: que era demasiado fuerte.
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La Corte Suprema [COMPLETADA]
VampireMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...