Capítulo 20:

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Morgan:

Carlota me había llamado hace un rato, diciéndome que pasaba por mi en una hora. Así que lo mejor era que empezara a arreglarme para esta noche.

Me duché, me puse el bikini y por encima el vestido que había elegido para esta ocasión, no me puse mucho maquillaje, ya que no sabía si terminaría tirándome a la playa ó si me pondría a hacer alguna tontería.

Me puse unos zapatos cómodos y que combinaban con esta ocasión y solo me toco esperar a que el auto de Carlota se parara en frente de mi casa. No pasó mucho tiempo cuando siento la bocina de su coche. Tomo una pequeña cartera donde tenía todo lo esencial para esta noche.

Me despedí de Manuel junto con mi padre y salí afuera.

Manuel hoy no iría a la fiesta ya que se sentía un poco mal, estaba un poco enfermo y decidió quedarse en casa.

Me subo en el coche de Carlota y la saludo con un beso en la mejilla.

—La casa quemada un poco lejos de aquí, casi a una hora de camino, pero tranquila, iremos un poco rápido para llegar justo cuando empiece la diversión. —me dice mientras forma una sonrisa maligna en su cara.

No contesté nada, solo me sumergí en mi móvil mientras ella hablaba cualquier tontería.

Llegamos y aparcamos donde podíamos, habían demasiados coches y no había mucho espacio que digamos. Nos bajamos y caminamos un poco hasta llegar a el lugar de la fiesta, habían muchas personas afuera, pero había el doble dentro de la casa.

La casa era muy grande, bastante diría yo. La música se escuchaba demasiado lejos, la tenían muy alta.

No conocía ni a la mitad de las personas que habían ahí, muchos aparentaban tener mucha  más edad que nosotros. Miré hacia un rincón y vi a un tipo con una larga barba vendiendo droga, se veía a leguas que estaba metido en cosas feas, por su forma de vestir y por lo que acababa de ver que hacía.

Vendía droga, así que no me quiero imaginar que más puede haber por aquí adentro.

Fui hasta la barra, llamaba al barman y este no me hacía caso, solo charlaba con algún grupo de chicas y atendía al que quería, todo era gratis, así que no teníamos que pagar y por lo tanto él no hacía su trabajo como tenía que hacerlo.

—¡Hey, tú!—grité por culpa de música. Pero el puñetero hombre seguía sin mirarme.

Alguien lo llama y enseguida va hacia donde está, miro a ver quien era y veo que era Adam, enseguida el barman le dio dos chupitos y un tequila y se fue por donde vino.

Adam se acercó a mi y me dio los dos chupitos, mientras él se bebía el tequila.

—¿Cómo estás? —me dice cerca de mi odio. —Te eh pedido esto porque llevabas tiempo llamando al chico y no te respondía.

—¡Gracias! ¡Y estoy bien!

Me bebo los chupitos, me despido de Adam, le doy nuevamente las gracias por los chupitos y me voy a la pista. Había perdido de vista a Carlota, no se donde estaba. Pero esas gotas de alcohol que acababa de beber me dieron muchas ganas de bailar. Me pasé un buen rato saltando y bailando al ritmo de la música.

Hasta que siento que unas manos se ponen en mis caderas y un cuerpo se pega atrás del mío.

Me giro y veo a Adriel.

—¡Hola! —le gritó. —¡¿Qué haces?!

—Hola, ¿no puedo bailar contigo?—me pregunta, había pegado mi cuerpo al suyo y me hablaba al oído. Hacía que mi cuerpo se erizara, ya que también tenía sus manos en la parte baja de mi espalda y las pasaba de arriba a abajo. Y digamos que la tela de mi vestido era bastante fina.

—Si, claro que puedes.

Y con eso gira mi cuerpo, vuelve a posicionar sus manos en mis caderas y empezamos a bailar al ritmo de la música.

No sé cuánto tiempo estuvimos bailando, quizás fueron muchos minutos o muchas canciones, perdí la cuenta. Miro hacia la barra y veo a Adam con cara de pocos amigo. Me vuelvo a concentrar en Adriel, cuando siento que este me gira y pone sus labios encima de los míos.

Sus labios eran suaves, al principio el era el único que se movía, pero luego salí del shock y le correspondí el beso, puse mis manos en nuca y lo atraje más a mi, queriendo que cualquier distancia que nos separara se acabara. El puso sus manos en mis glúteo y los apretaba con fuerza, me hacía soltar pequeños gemidos.

Se apartó de mi, me tomó la mano y me llevó a un rincón de la casa, estaba bastante oscuro así que nadie podía vernos.

Volvió a pegar sus labios con los míos y nos fundimos en un beso demasiado salvaje. Puso una de sus manos en mi seno izquierdo y empezó a acariciarlos por encima de la tela. Luego fue bajando hasta que metió la mano por debajo del vestido y tocaba con la lleva de los dedos mi abdomen, pasaba la mano por ahí hasta que llegó a la parte inferior del bikini.

Separé un poco mi boca de el, necesitaba aire, pensó que no quería que me siguiera tocando, pero se equivocó, iba a sacar su mano de la parte superior del bikini cuando la tomo y la posiciono nuevamente ahí pero esta vez la metí dentro, si ninguna tela de por medio.

Llegó a mi punto sensible y empezó a trazar círculos, hubo un momento en que no pude aguantar más y solté un pequeño gemido. Su boca recorría mi cuello, de arriba a abajo daba besos por mi cara, para luego trazar una línea por mi mandíbula hasta volver a llegar a mi cuello, mañana amanecería con algunas marcas.

Sentía el bulto en su pantalón, pero aún seguía tocando mi punto sensible y yo sentía que pronto llegaría al tan ansiado orgasmo, Adriel no dejaba de tocarme y sentir su piel encima de la mía sin ninguna tela de por medio era algo que ponía aún más caliente.

Sentí mis piernas empezar a flaquear, y Adriel se dio cuenta de que estaba al llegar ya que aumentó el ritmo, le besé nuevamente, hasta sentí que corría en sus dedos, le mordí el labio. El saco sus manos de mi bikini y se chupó los dedos, mientras me daba una sonrisa.

Maldito.

—Nos vemos en un rato, princesa.

Se gira y lo pierdo de vista.

La Corte Suprema [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora