Morgan:
Adriel me había llevado a la playa, hacía un poco de frío, pero no algo muy grande, caminábamos por la orilla de la playa mientras hablábamos de cualquier tontería.
—Entonces, me dices que cuando le fuiste a pedir el número de móvil aparece su novio.
Empiezo a reírme desenfrenadamente. Estaba diciéndome una historia de su vida.
—¡No sabía que tenía novio! Y solo era un crío. No sabía que hacía, aparte, estaba un poco borracho.
—¿Qué le dijiste?
—¿Al chico? Pues le pregunté que dónde quedaba el baño, que era nuevo por el lugar. Y el hombre, tan amable me señaló donde era.
Empiezo nuevamente a reírme.
—Tú primera decepción amorosa.
—¿Qué dices?—suelta una risa. —mi primera decepción amorosa fue mucho antes, cuando le dije a mi amiga de la infancia que si quería salir conmigo, empezó a llorar y a decirme que no le hablara nunca más.
—¿Qué edad tenías? —pregunté riendo.
—Solo 10 años.
—Wow, desde esa edad ya querías estar con chicas. ¡Yo a esa edad solo pensaba en jugar!
—Venga ya, los chicos siempre se adelantan. Dime tú ¿A qué edad fue tu primera decepción amorosa?
—Pues a los 16 años. Estaba yo adicionando para una obra de teatro de la escuela cuando resulta que me toca participar con el chico que me gustaba, teníamos una escena donde teníamos que bailar, estábamos tan pegado que decidí que iba a besarlo y cuando lo iba a hacer me gira la cara el muy cabrón. Los chicos empezaron a reírse por montones y fui la comidilla del colegio por dos semanas.
—Joder, pues el tuyo está mucho más fuerte que el mío. Maldigo al chico, si hubiera sido yo hubiera aprovechado con mucho gusto el momento.
—Que va, si al final el Karma existe, cuando iba a besar a la chica más guapa del colegio en una fiesta la chica le giró la cara pero eso no hizo que no le cayera vomito en su ropa. Iba muy borracha, le grabaron y se lo pasaron por todo el colegio, faltó durante semanas. Todos se reían de él.
—Le pasa por capullo.
—Todo la razón.
No sé cuánto tiempo seguimos hablando, pero me sentía demasiado a gusto con el.
Llegue a mi casa casi a la una de la mañana, mi padre ya estaba durmiendo, le había dejado un mensaje de que me había ido, que no me sentía bien. Mucha mentira.
Me cambie de ropa, me quite el maquillaje junto con el peinado, me puse la ropa de dormir y me tiré a la cama.
Adriel y yo estuvimos a punto de besarnos, pero su móvil tuvo que sonar y hacer que el momento se acabara, luego para mi fue un poco incómodo. Pero con sus chistes hizo que todo lo incomoda que me sentía se esfumara.
***
No quería despertarme, sentía que tenía los ojos pegados y que no podía abrirlos, se me hacía tarde para ir al instituto y hoy no tenia muchas ganas de ir a correr.
Me levanté de mi cama, me enredé con una alfombra que tenía en el suelo y me di justo en mi barbilla, sentí como mis diente sonaban entre ellos, maldita sea, maldito Adriel, si me hubiera traído a casa temprano estas cosas no estarían pasando.
Llegue a la ducha como pude, me duché, me vestí e intenté maquillar un poco mis ojeras, pero se me hizo un poco difícil así que tomé unas gafas de sol y salí de mi habitación a desayunar.
Mi padre me hizo muchas preguntas, hasta por que llevaba gafas de sol, pero solo le dije que no había dormido bien y que necesitaba llevarlas si no quería que mis ojeras fueran demasiado notables.
Llegué al instituto y buscaba por todos lados a Carlota, necesitaba preguntarle por mi hermano, ayer se quedó en su casa a dormir, así que hoy llegaría directamente a la escuela con ella.
Llegue a su casillero y vi que no había llegado todavía, ni tampoco cuando sonó la campana, así que esta vez tendría que entrar sola a clases.
Empezó la clase y sentimos como alguien abría la puerta, era Carlota, el profesor era Hanier, era mucho más flexible que otros profesores, así que la dejó pasar, obligándola a prometer que sería la última vez que llegaría tarde. Se sentó junto a mi. Como siempre lo hacía.
—¿Por qué haz llegado tarde?
—Digamos que tu hermano, me dejó exhausta anoche.
—¿Donde está el?
—En su aula supongo. Le dejé ahí desde que llegamos.
—¿Con que ropa vino?
—Le preste una que había en casa. Tranquilízate, Morgan. Está bien.
—Espero y me hagas caso con eso que te dije.
—¿Qué me dijiste?
—Que no quiero que le rompas el corazón a mi hermano, que dejes tus intereses claros, no quiero que sufra más de lo que lo a echo, ¿vale?
—Que si, tranquila. Tu hermano sabe perfectamente lo que hacemos.
—Pero aún es un crío, y en este tipo de cosas que están haciendo es normal que ó muy probable que uno de los dos se enamore.
—No lo haremos, Morgan. Tranquila, no sé cuánto más te voy a repetir esa palabra.
—Confío en que harás lo correcto.
No contestó, si seguimos con la clase hasta que llegó la ultima, por fin podríamos irnos a casa. Carlota me recordó que teníamos que ir a la fiesta de Marcus, a la cual le dije que iría. Ni siquiera sabía que me iría a poner.
Mi padre esta vez no me estaba esperando, me dijo que tenía mucho trabajo y que no lograría poder llevarme a casa.
Así que me fui andando, era un largo camino, y hoy no tendría que ir a las clases de conducir, pero si tenia que ir a trabajar dentro de unas horas. Así que cuando llegué a la casa, me duché, me vestí me maquillé y prepararé mi uniforme de trabajo junto con algunas cosas que necesitaría para hoy.
Le dejé un mensaje a mi padre diciéndole que saldría y que no llegaría hasta un poco tarde.
Llamé un taxi y este me llevó hacia donde sería mi nuevo trabajo y nueva fuente de ingresos para mis ahorros.
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La Corte Suprema [COMPLETADA]
VampireMorgan tiene que irse a vivir a otro pueblo, sin saber las razones, su madre murió y no le queda más que continuar su último año de instituto en ese horrible pueblo, según ella. Piensa que quizás todo sea demasiado aburrido, que pasará hasta el últ...