Capítulo 40

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XL

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La vida es como una cueva, si tienes suerte encuentras la salida y sí no, tienes que encontrar la manera de sobrevivir dentro de la oscuridad que se apoderará de ti dentro de esa estúpida y solitaria cueva.

Extrañaba la cercanía del cuerpo de Lando, estar con él me hace sentir mil sensaciones con tan solo el roce de sus dedos tocando mi piel. Lando besaba delicadamente cada exterior de mi cuerpo, era como si supiera que probablemente sería la última vez ya qué conociendo a Liam observaria hasta mi último movimiento.

Ambos estábamos completamente desnudos, apreciendo la vista del otro, acarició su pecho desnudo mientras que en sus ojos podía ver reflejado un toque ardiente pidiéndome que siguiéramos al siguiente paso. No espero a qué él tomara la iniciativa ya que con un poco de saliva lubrico la erección creciente de Lando y me siento sobre él, una pequeña sensación se hacía presente sobre mi abdomen bajo pero casi de inmediato iba desapareciendo.

Daba pequeños brincos mientras Lando se encargaba de mis pechos, jugaba con los pezones y en ocasiones los lamía de una manera que solo él sabe cómo hacerlo. Mi mirada se encuentra con la de él, después de todo puedo confesar que cuando estamos en esta situación siempre seré una sumisa de él, me encanta serlo.

- Eres mía, y aunque estés con alguien más se que será imposible que te complazca como yo lo hago - Muerde su labio inferior -. No me gusta estar abajo, es mi turno

Con un movimiento rápido me voltea haciendo que quede boca abajo, mi pecho pegaba contra la cama mientras mis rodillas estaban flexionadas esperando que Lando continuará embistiendome.

- Por favor Lando... - Chilló esperando a que continuará, necesitaba más, mi cuerpo quería más.

- Me encanta escuchar que supliques por más, necesitamos lubricación nena - Cuándo estaba a punto de responder siento la lengua de Lando recorrer mi clítoris, por redes sociales recordaba que las chicas mencionaban que a los hombres les costaba trabajo encontrarlo, ahora veo que tengo a un experto que sabe exactamente donde está.

Su lengua recorría cada extremo de mi, mis manos arrugaban las sábanas mientras que de mis labios salían gemidos mencionando su nombre.

Él se aleja y sin avisar me penetra fuertemente haciéndome soltar un grito, la suavidad y ternura del principio se habían ido, sus embestidas eran rudas, sus manos azotaban mi trasero mientras que de mi parte me sentía inútil disfrutando de cada movimiento de Lando.

Las gotas de sudor se asomaban por todo mi cuerpo, me volteó para quedar frente a Lando y al parecer no era la única que estaba en un baño de sudor, una sonrisa adorna sus labios, me vuelve a penetrar pero está vez era lento, se agacha y besa mis labios, era un beso sincero, lleno de sentimientos desolviendo cada sensación que habíamos expresado en esta habitación. Sentía que había llegado al orgasmo, todo fue tan rápido que inclusive sentí que está vez dure menos o quizás solo lo sentí así.

Siento solo un par de embestidas más ya que al sentir que Lando cae sobre la cama sabía que no era la única en haber llegado al orgasmo, es una sensación que jamás dejaría de sentir con él.

- Odio sudar pero este esfuerzo no lo haría con cualquiera - Ríe Lando y yo río junto con él para acostarme a su lado dejando que rodeé mis hombros con su brazo.

- Quisiera repetir esto mil veces más, estás haciendo que me vuelva adicta a esto - Acarició con la yema de mis dedos su pecho sudado.

- Y no has probado que lo hagamos todo el día a todas horas - Besa el borde de mí oreja -. Mañana no olvides tomar la píldora, volví a correrme dentro. Teniendo tremendas vistas es imposible recordar que debo terminar fuera

𝐋𝐢𝐦𝐢𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨| 𝐋𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐍𝐨𝐫𝐫𝐢𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora