Ese es el último capítulo del libro y tengo una pregunta importante qué hacerles. Ojalá puedan responderme...
¿Qué les pareció el libro?
Vanessa
Quedan pocos días para año nuevo y no siento nada de emoción. Mamá y papá me han preguntado si me encuentro bien, pero siempre finjo sonreír cuando los tengo alrededor. Es en mi habitación, en presencia de mi... de Adrik, que me permito derrumbarme y ser el desastre que siento en mi interior.
Desde hace días él no me besa, no me acaricia, no nada. Solo se dedica a hablarme a distancia y eso se lo agradezco mucho. Porque sé qué si me abraza, si me envuelve en su cálido pecho, voy a romperme en mil pedazos que no sé si logre volver a pegarme.
Por ahora quiero vivir mi duelo así, tranquila, sin llanto, libre de ser juzgada.
—¿Qué puedo hacer para hacerte sentir mejor, nena? No me gusta verte así, llevas días sin comer bien y casi ni duermes. Te la pasas sentada en esa silla. Yo sé que la noticia no fue fácil de asimilar, pero por favor, lamentarte y estar de duelo no sirve de nada. Solo te lastimas, me lastimas.
Algo en mi se rompe ante sus palabras. Me pongo de pie y camino hasta él. Estampo mi dedo índice en su pecho con fuerza.
—Yo decido como vivir mi duelo, Adrik. No te metas en esto, ¿quieres?
Su mano toma la mía y me abraza fuerte, pero lo empujo. Le doy una bofetada que lo hace girar el rostro, y en sus ojos veo algo más que dolor. Un nudo gigante se atasca en mi garganta. Bajo la cabeza, apenada.
Estoy fuera de control.
—Entonces será así... ¡Pues bien! Yo no pretendo quedarme a ver como la que se supone es mi novia se destruye por algo que lamentablemente ya no va regresar. ¿Por qué, qué crees? ¡Nuestro hijo no regresará! —ruge embravecido, lloroso. Pierdo los estribos.
—¡Cállate! ¡Vete de mi casa! No te quiero volver a ver. ¡Largo! ¡Déjame en paz! —grito, dolida, consumida por una rabia sin razón. Sus ojos grises se abren en sorpresa, su mandíbula se tensa. No esperaba mi reacción. Yo menos. Pero no voy a permitir que me cuestione y diga lo que ya sé.
—Hablaremos cuando te sientas mejor. Solo recuerda que te amo muchísimo. Eso no va cambiar de la noche a la mañana ni por una mala racha. Cuídate por favor, nena. Te necesito cuerda.
Sale de mi habitación, apresurado, dejándome con la mano y el cuerpo temblando, con el pecho estrujado, con la mente hecha mierda y con una asfixia tan estranguladora que me quiere doblegar.
Camino a mi silla, trastabillando, con la vista nublada, con un dolor agudo en el centro de mi pecho y abdomen. Me hago ovillo en ella pues ni siquiera soporto estar en mi cama y no lloro. Solo siento el escozor en mis ojos, pero no logro llorar.
Estoy seca.
Tan malditamente seca.
CONTINUARÁ...
Si llegaste hasta aquí quiero agradecerte de corazón que te hayas tomado el tiempo de leerlo. Sé que muchas cosas quedaron inconclusas, pero cada cabo suelto se va a resolver en el libro 2.
De momento no tengo fecha para subirlo pues deseo culminar con algunos proyectos que tengo en curso, no obstante, te invito a seguirme en mi Instagram @nesaserna pues ahí anunciaré cuándo subiré el capítulo 1.
Por lo pronto, pueden agregarlo a sus bibliotecas, se llama "La nena del guitarrista".
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La favorita del guitarrista
ChickLit*Sinopsis detallada en el interior. *Libro apto para mayores de 18 años. Cuando lo "conocí" en aquel H-E-B yo solo quería una cosa de él: su playera rosa. Estaba tan desesperada por encontrar una que poco me importó seguir al primer desconocido que...