Vanessa
—Cuando repartieron el miedo yo andaba de vacaciones en la playa, maldita —murmuro a la cucaracha que amenaza con volarme encima.
Respiro hondo y doy un paso hacia el frente, sin embargo, me retiro y siento que desfallezco cuando el maldito insecto camina hacia mí. Suelto un grito de lo más estruendoso, casi como el de las películas de terror que veo. Un golpe en mi puerta me sobresalta, termino sobre mi cama cubriéndome con la cobija con tal celeridad que me sorprendo.
—Todo estará bien. Cuando salgas de tu escondite esa maldita cucaracha ya no estará. Tú puedes Ness, tú puedes. Eres una chica fuerte y ese insecto rastrero no podrá contigo —me ánimo en voz alta y poco a poco retiro la cobija—. ¡Mierda, mierda, mierda! ¡¡Mamá!! ¡¡Diego!! ¡¡Alí!! ¡¡Ayúdenme por favor!!
Grito una vez más cuando veo la cucaracha a una distancia para nada tolerable de mí. Pataleo, lloriqueo, lastimo mis cuerdas vocales con tanto grito que suelto. Yo en verdad le tengo pavor a estos insectos, me dan miedo, asco y escalofríos. Sé que pueden ser ofensivos, pero no para mí. En serio les odio, les odio mucho.
Escucho pasos acelerados fuera de mi habitación, casi como estampidas de caballos o elefantes. Pronto aparece mi hermano mayor junto con una chancla y un bate en mano. Me avienta una mirada de completa preocupación. Estoy temblando, sudando.
—¡¿Dónde está el hijo de perra?! —pregunta Diego, casi gritando mientras abre mi armario con brusquedad y busca bajo mi cama. Aspiro por la nariz y con dedo tembloroso punto a mis pies.
—V-Vuela... Quítala... Mátala.
—Habla bien, princesa. No te entiendo un carajo.
—La cucaracha... Está en... mi pie —señaló horrorizada como el insecto camina más cerca de mí. La sangre, mi espíritu, mi valentía, abandonan mi sistema cuando sube a mi pie. Grito en horror.
—Quédate quieta, princesa. —Diego alza la chancla y camina cauteloso hacia mi cama. Traga saliva—. No vayas a corr...
No puedo evitarlo y salgo huyendo de mi habitación mientras grito desesperada. Alí aparece en mi campo de visión, le sonrío aliviada pero entonces piso algo esponjoso y termino cayendo en el pasillo.
Me golpeo la frente.
Duro.
⋙════ ⋆★⋆ ════ ⋘
Las seis de la mañana llega más pronto que el cantar de un gallo y yo tengo un horroroso hematoma en mi sien, unos raspones feos en mis rodillas y los ojos irritados por dormir poco. Además, que la garganta me duele como el infierno, tal parece que comí clavos y navajas para el desayuno.
—¿Qué hacías despierta a las tres de la mañana y gritando por una cucaracha? —pregunta Diego, encendiendo la calefacción de su camioneta pues últimamente se está poniendo más frío que de costumbre. Lo bueno es que decidí usar pants holgados y un suéter de lana que me cubre hasta el cuello. Además, encontré un gorro blanco en mi cajón de ropa interior, por lo cual lo traigo puesto para disimular mi cabello mal peinado.
—Desperté para ir al baño del pasillo porque el mío está descompuesto, pero ni siquiera pude salir de mi habitación. Vi a la maldita cucaracha en mi pared y me paralicé.
—¿Tanto les temes?
—Completamente —respondo sin dudar—. Prefiero mil veces ver una tarántula o rata antes que una cucharada voladora.
Diego coloca su mano en mi muslo y lo palmea de manera cariñosa.
—Entonces fumigaré la casa cuando lleguemos. No puedo permitir que mi princesa se aguante de ir al baño ni mucho menos que pase semejantes sustos por culpa de unos insectos.
ESTÁS LEYENDO
La favorita del guitarrista
ChickLit*Sinopsis detallada en el interior. *Libro apto para mayores de 18 años. Cuando lo "conocí" en aquel H-E-B yo solo quería una cosa de él: su playera rosa. Estaba tan desesperada por encontrar una que poco me importó seguir al primer desconocido que...