28. Noventa millones de dólares

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Antes de que inicies el capítulo me gustaría pedirte que por favor no olvides dejar tus impresiones de lo que leíste👀 Eso no solo ayuda a que más lectores se animen de seguir con la novela, sino que me da ánimos para seguir pues en verdad amo leer sus opiniones. Sin más, los dejo disfrutar❤️


Vanessa

Perder un día de trabajo por algo tan estúpido cómo vomitar es algo que nunca había hecho, pero después de lo sucedido ayer tuve que reportarme enferma con mi jefe ya que el miedo que sentía era demasiado que literalmente me la pasé devolviendo mi estómago.

Ahorita me punza el cerebro y estoy demasiado exhausta, pero necesito salir de casa para alejarme un rato de ese cruel hombre o me volveré más paranoica.

El reloj marca las siete de la tarde y yo ya voy rumbo al mi trabajo en la camioneta de mi hermano. Afortunadamente Diego estaba en casa y se ofreció a traerme lo cual agradezco infinitamente.

—¿Cómo te fue con el buzón? ¿Lo terminaste? —pregunto mientras acomodo mi cabello en un moño con la gorra puesta.

—Oh sí —sonríe—. Los dueños quedaron satisfechos con el resultado.

—Ya veo... Entonces me alegra que hayas acabado. Eso significa que podrás iniciar otro proyecto pronto, ¿no? —Me ve de reojo y asiente. Coloca una mano en su muslo y la otra maneja el volante.

—Mañana me toca ir a la ciudad vecina para seguirle a la casa que he estado arreglando desde hace unos meses.

—¿A Hollywood?

—Ahí mismo. ¿Te gustaría venir conmigo?

Gira su rostro por instantes antes de meterse al estacionamiento del lugar donde trabajo.

—Sí, me encantaría. ¿A qué hora irás?

Diego parece sopesar la respuesta. Se rasca la sien con un dedo y tuerce los labios.

—Considerando que mañana es domingo, podemos ir un poco tarde. Ya sabes, después de tomar el desayuno con mamá y Alí.

«Y James», le faltó mencionar. Eso deja en claro cuanto odia la presencia de ese hombre en nuestra casa.

—Perfecto. Cuenta conmigo —le medio sonrío—. Si quieres hago la mezcla para que tú pegues los ladrillos.

—Acepto que hagas eso si me ayudas a ripiar después.

Acepto sin dudar ya que entre más distracción tenga, mejor para mi salud mental. Además, hacer eso no es nada nuevo porque cuando era más pequeña solíamos ir todos como familia a ayudar a papá con sus trabajos y yo en serio los disfrutaba. Amaba mezclar el agua con el cemento, llevar ladrillos a papá o a Diego para que los pegaran y a veces me daban permiso de hacer pequeñas casitas o esculturas con el cemento que sobraba, incluso mamá me ayudaba a moldear albercas para mis barbies.

Un sonido resuena por la camioneta y sé que algo ha llegado a mi celular. Bajo la mirada por instantes y noto que es una notificación de mi banco. Siento la sangre bajar hasta mis talones, mi mano comienza a temblar junto con mi labio inferior porque es de esas notificaciones que cambian tu vida por completo.

Cubro mi boca con una mano sintiendo como mis lágrimas se aflojan porque no creí que Adrik cumpliría lo que me dijo en nuestro viaje, menos considerando que es demasiado dinero. Pero aquí está, él me ha hecho la transferencia de la suma que necesito para sacar a mi papá de la cárcel, para así alejar de una vez por todas a James.

La favorita del guitarristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora