Miguel Arango
Conduzco por las calles de la ciudad, camino a la mansión después de llevar a casa la mujer con la que pase las últimas horas.
¡Joder, pero que mujer!.
Tan guapa, especial y exquisita. Con su mirada cautivadora de color verde oliva y su larga cabellera en castaño oscuro se ha robado toda mi atención. Es pasión y fuego lo que transmiten sus suaves labios. Son muchas las emociones que recorre por todo mi cuerpo solo de pensar en tener su piel haciendo contacto con la mía.
Quisiera dar reversa de regreso por ella, para continuar comiendo de su boca, mientras arremeto con fuertes estocadas en su canal y escuchó sus lindos gemidos que desde hoy son música para mis oídos.
Joder, es extraño que esté pensando estas cosas, muy extraño que aún siga pensando en ella, yo no soy así, yo no era así. Hace unos años solía salir con una chica diferente todos los findes, la llevaba a cenar, luego teníamos una noche de sexo salvaje y en el momento que salía del hotel me olvidaba hasta de su nombre, pero todo eso cambió gracias a Lucia, ella se tomaba la tarea de hacerme la vida imposible con sus escenas de celos y como ya teníamos casi tres años de noviazgo decidí apartarme de esa vida, dedicarme al trabajo en la empresa y tener una sola novia como la ley lo amerita.
Esta chica es diferente, sentí en ella algo muy diferente a todas, aunque es un poco extraña y a veces percibo como si me estuviera escondiendo algo, pero a diferencia de Lucia estoy seguro de que si es sincera, mientras estuvimos juntos pude darme cuenta de algo: Lucia me está mintiendo, todo este tiempo me ha estado hablando mentiras, no creo que está relación pueda continuar. Desde que la tenga de frente me va a escuchar.
***
Me recuesto en la cama luego de tomar una ducha larga de dos horas completas, reparó la pantalla de mi móvil sin desbloquear y noto que son las 6:00 PM, en pocas horas el día terminará y mañana me espera un largo día de trabajo, lo mejor es descansar.
Aparece en mis pensamientos la imagen de ella con mi polla en su deliciosa boca, como chupaba y saboreaba con hambre de ella, es con la primera que experimenta y eso me hace sentir especial. Puedo sentir como la erección crece debajo del bóxer, por cierto es lo único que llevo puesto porque siempre me ha gustado dormir semidesnudo.
Recuerdo la parte en que se encontraba encima de mí en la ducha, como me montaba como si fuese una profesional. Llevó mi mano dentro del bóxer para sacar la erección que me está molestando, un pajón pensando en esa deliciosa mujer no quedaría nada mal...
—Hijo por fin llegas... ¡¿Qué demonios estás haciendo?! —son los gritos de mi madre, al entrar a mi habitación sin tocar y observar lo que estaba a punto de hacer.
De manera rápida tomó unas de las almohadas y la pongo allí, para tapar la gran erección. Por cierto, no logró ver nada porque aún no había terminado de sacarla por completo.
—¿Madre por qué entras sin tocar?.
—Eres mi hijo no tienes nada que esconderme. —su rostro está lleno de impresión por el momento.
—Cierto, se me había olvidado que no sabes lo que significa privacidad.
—Perdona he. ¡Me iré para que te la sigas jalando!. —no se mueve de donde esta.
Sería una excelente idea.
—¿Sabías que eso se vuelve una adicción?. —continúa con ambas manos a su cintura.
—¿Qué?. —esto es muy incómodo.
—Si te la jalas cinco u ocho veces al día el pene te crece fuera de lo normal.
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Alma Velasco (+21)
RomanceAlma Velasco nunca llegó a pensar que con solo aceptar una beca todo resultaría tan difícil. La vida de Alma cambio por completo desde el día que puso los pies sobre la universidad europea de Madrid, al verse obligada a salvarle la vida a la hermana...