Capitulo 20 .. Nuevas experiencias

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Alma Velasco

Lágrimas corren por mis mejillas mientras observó la ciudad de París desde el balcón, no estoy triste, lo que estoy es furiosa. Molesta porque he caído en sus garras como una tonta, le he servido como máquina de sexo porque para él soy solo eso, sexo.

Duele, duele porque yo esperaba más, llegue a pensar que esto era diferente, por como me busca, como me observa cuando nuestras miradas están conectadas, por como sus labios arrasan con mi boca en cada beso y lo bien que me hace sentir cuando estamos follando, aunque él es el único hombre con el que he tenido sexo, sé muy bien que nadie me hará sentir como lo hace él.

Su esencia me ha cegado, desde un principio debí saber que alguien como él jamás tomaría en serio una persona tan simple como yo. Llegan los recuerdos de aquellas palabras que Laura me dijo ayer: —follas con una persona que solo te está usando para satisfacer tus ganas, porque nunca tomaría en serio una mujer que le abrió las patas en plena playa.

Me enoja reconocerlo, pero tiene toda la razón. Jamás me tomaría en serio por entregarme a él con tanta facilidad en aquella playa, al igual que en la construcción y ahora aquí en Francia, acepté venir con él a otro país lejos de todos, sabiendo que continuaría cediendo a su juego. Soy una tonta...

Ha pasado más de una hora desde que tuvimos la discusión, me deje llevar por la rabia y hasta termine golpeando su hermoso rostro, pero no me arrepiento porque se lo merecía... No soy una puta para recibir sus regalos costosos, porque así se vería la situación si acepto ese móvil, como si me estuviera pagando por las folladas que hemos tenido.

—¡¿Por qué todavía no estás vestida?!. —su voz me asusta en el momento porque no esperaba por él, además no puedo verlo porque está a mi espalda.

De seguro se refiere al vestido que mandó a comprar para mí, porque ni siquiera fue él a comprarlo, envío al francés. Lo tiene como su sirviente...

Paso ambas manos por mis mejillas secando las lágrimas, no quiero que se dé cuenta de que aún sigo llorando por él.

Me giro sobre mi propio eje, encontrándome con su elegancia. Luce divino, se nota que está recién duchado. Trae puesto jeans en color negro, en conjunto con una camisa del mismo color, la cual me obliga a enfocar mi mirada en su pecho musculoso, gracias que solo está abotonada hasta la mitad. Sigo reparándolo y en los pies lleva Zapatos que complementan el vestuario al ser en negro también y su hermosa cabellera perfecta peinada hacia detrás, sin dejar escapar un solo fleco. En su muñeca izquierda tiene puesto un Rolex... ¡Santo, cielos!. Luce tan sexy.

Surgen unas ganas de lanzarme hacia él, abrir esa camisa que se le ajusta tan bien, al resaltar los músculos de sus brazos y quitarle todo lo demás, dejarlo completamente desnudo para subirme en él y montarlo por largas horas.

¡Alma!... Concéntrate.

Ahora comprendo por qué he sido tan fácil con él, es que este hombre es pecado, es un pecado que deseas probar y cuando lo haces no quieres parar.

—Acabo de hacerte una pregunta.
—insiste sin ningún gesto su rostro, muestra mucha seriedad.

¿Acaso se le olvidó lo que le dije?. Quiero regresar a Madrid.

—Me quiero ir. —respondo aún más seria que él.

—Tienes veinte minutos para ducharte y vestirte. Tenemos que estar en el restaurante en menos de una hora.
—puedo ver cómo se encamina afuera del balcón, sigo detrás de él y observo que va en dirección a la puerta.

¿Tiene problemas de sordera?.

—No has escuchado mi petición. —detiene el paso, girándose en dirección hacia mí y posa su mirada en mi rostro, pero sin conectar con mis ojos—. Quiero regresar a Madrid.

Alma Velasco (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora