Capítulo 32 Maraton 2/7

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Amira *Presente, horas antes*

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Amira
*Presente, horas antes*

Mi mente divaga en distintos pensamientos en lo que mi mirada estaba fija en el té qué estaba frente mio, mientras pasaba mi hora de descanso. La cafetería estaba llena de personas, en donde cada cliente se adentraba en su mundo y junto a su compañía hacían diversas conversaciones, pero a diferencia de otros días en donde ni siquiera prestaba atención al exceso de ruido habitual, esta ocasión todo a mi al rededor se me hacia exageradamente agotador, me sentía irritada y ligeramente ansiosa, como si mi soporte fuera un vaso de vidrio vacío y el exterior estuviera llenandolo de agua poco a poco.

Sabía que no era una persona que se irritara con facilidad, pero la última semana la había pasado terriblemente mal. Casi no lograba dormir por las noches, y si lo hacía, soñaba con Jungkook en donde el día de nuestra ruptura se repetía una y otra vez, cada día con distintas palabras, con distintas acciones, con distintas despedidas pero siempre con él. La desesperación qué mi interior sentía en esos sueños me dejaba todo un día en blanco, pero aún así debía levantarme, ayudar a mi madre con papá, cuya condición de salud progresivamente empeoraba, salir a trabajar medio tiempo a la cafetería, ir a la universidad, estudiar, ir al club de Arte, entre más. Luego de todo eso, cuando la noche llegaba y ya me sentía segura en mi lugar, con la privacidad de mi antigua habitación, me permitía soltar todas esas emociones que reprimia durante el día, y de la manera que fuera, ya sea llorando por un rato y liberando todo, o simplemente quedándome en silencio, mirando el techo y ordenando mis ideas.

Por supuesto que no todo mi día era lleno de angustia, ya que había pequeños momentos donde lograba desconectar y poder sentirme ligera, especialmente cuando hablaba con Hoin y Euntalk, o al estar en la galería de Arte de la Universidad, pintando lo que se me solicitara. Era en ese momento específico qué si me desligaba completamente de todo, por al menos dos horas ; Aún así, con el panorama tan difícil de cada uno de mis días, no me sentía nada negativa, de hecho, en mi corazón sabía que todo era temporal, qué eventualmente mejoraría mi ánimo, qué con cortos pasos volvería a recuperar a la antigua Amira, y porque no, volver a sonreír de la manera en que lo solía hacer antes genuinamente, sentirme segura de mi misma una vez más y retomar todo eso que había dejado de lado por otros. No quería saltar ningún proceso de mi sanación, ni tampoco desesperarme por no sentirme bien tan pronto como deseaba, y si, no era nada fácil, pero mantener ese pensamiento de que todo esto estaba forjandome para ser una persona completa en el futuro, me regresaba alivio aún entre tanta angustia.

Sobre mi padre, y la pronta despedida que nos estaba acechando, era otro proceso que llevaba por aparte. El psicólogo de cuidados paliativos nos había estado atendiendo desde el primer instante en que él entró en su etapa final, hasta entonces me había estado negando a visitar erróneamente a un terapeuta, ya que me negaba rotundamente a creer que la condición de mi padre había dañado una parte de mi mente, pero estaba equivocada, y me di cuenta en estos últimos encuentros y charlas qué realmente tuve que acudir a eso desde el inicio. En estos días entendí que los seres humanos solemos aferrarnos fuertemente a lo que amamos, así como al recuerdo de lo que ya no está, como si solo su presencia física es todo lo que válida su existencia, cuando eso es totalmente subjetivo, y va más allá de un cuerpo terrenal, en otras palabras, aún si su cuerpo físico no está con nosotras, lo más esencial de él que es su conexión con cada una, su energía, su espíritu, sus genes en mi sangre, eso que nos hace uno solo, el lazo de amor que lo unirá por siempre a mamá, eso que realmente lo hacen a él, va a seguir ahí con nosotras, escuchando cada decisión, mirando cada camino, apoyándonos desde el lugar en donde este esperando por nosotras cuando sea el momento, eso siempre lo mantendrá verdaderamente vivo por la eternidad y hasta ahora mi madre y yo no nos habíamos dado cuenta que, al aferrarnos fuertemente a mi padre, estabamos poniendo en él una carga de responsabilidad afectiva con nosotras qué no lo dejaban comenzar su transición de partida, pese a su cansancio físico, aún cuando el ya merecía sentir la seguridad y tranquilidad de que cuando él ya no estuviera, ambas estaríamos bien, y seguiríamos con nuestra vida de una manera saludable y valiente. Comenzar ese proceso de aceptación era difícil, y más cuando él aún se veía sonriente, débil pero feliz, conversaba con nosotras, tenía su positivismo intacto, aún conservaba sus pequeños antojos, salía a recibir aire fresco, se ponía de consentido con mamá, y aveces conmigo, entre otras cosas; pero el estarnos preparando psicologícamente para cuando todo comenzara ha apagarse lentamente, y de estar aferrardas a él, pudiéramos dejarlo ir, haría qué ese momento final fuera menos traumante, y que su valentía de luchar hasta el final, fuera nuestro consuelo de aceptación, junto con todo lo anterior mencionado.

NADIE COMO TÚ | Jeon Jungkook | +18 | Parte I y II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora