La luna consumía la habitación de Teodora, siendo la única fuente de luz. Sin embargo, ella se hallaba en una terrible pesadilla. Esas que siempre tenía, solo que en ese momento era algo diferente. Estaba en unas ruinas indescriptibles, todo estaba desolado y su corazón latía apuntó salirse de su pecho. Observó sus manos y se percató de que estaban manchadas de un líquido rojizo y espeso. Llena de miedo, intentó limpiarse con su ropa, solo para descubrir que esta también estaba teñida de sangre.
Desconsolada, escuchó un susurro siniestro que parecía venir de ninguna parte. Su nombre se deslizó por el aire, susurrado por una fuerza desconocida. Paralizada por el miedo, Teodora miró a su alrededor en busca de respuestas, pero solo encontró sombras danzantes y un aura de oscuridad que parecía dominarlo todo. Y a pesar de estar consumida por el pánico, Teodora se armó de valor y decidió avanzar. Mas, su terror aumentó cuando una figura terrorífica surgió justo delante de ella y la agarró del cuello. Desesperada por escapar, intentó liberarse de la terrible forma que la aprisionaba, evitando mirar directamente a sus horripilantes rasgos.
Pero de repente, en un abrir y cerrar de ojos, el amanecer rompió el oscuro firmamento y su resplandor iluminó al espantoso demonio. La luz del sol se derramó sobre ellos, haciendo que el aspecto siniestro del ser se desvaneciera. Cuando finalmente logró apartar la mirada de su agresor, Teodora se dio cuenta de que sus manos habían aferrado un artefacto que se incrustaba en el estómago de su oponente. La delicadeza y brillo de aquel objeto era realzado por la presencia del sol que acababa de salir.
Ante eso, se despertó de golpe con su respiración agitada y su piel cubierta de sudor.
Se encontraba en su cama, desorientada y luchando por recuperar la calma. Destellos fugaces de la pesadilla todavía se aferraban a su mente, recordándole las imágenes aterradoras y las sensaciones de miedo intenso.
Teodora disminuyó su respiración, intentando controlar el torrente de emociones que la invadía. Se tomó unos segundos para recordar que estaba a salvo en su hogar, rodeada de la familiaridad reconfortante de su habitación.
Mientras la luz matutina se filtraba por las cortinas, colocó una mano en su pecho en un intento de sosegar los latidos acelerados de su corazón. Cerró los párpados y comenzó a visualizar una imagen serena: un campo verde cubierto de flores vibrantes y el suave murmullo de un arroyo cercano. Y poco a poco, esa imagen mental fue reemplazando a las imágenes perturbadoras de la pesadilla. El ritmo de su respiración se volvió más regular y su cuerpo se relajó lentamente. Se permitió descansar unos minutos más, aprovechando la tranquilidad de la mañana para recuperar su equilibrio emocional.
No obstante, de repente, un recuerdo fugaz le cayó como balde de agua fría: su madre, el amanecer, la misión. «Hallarás la respuesta en el amanecer, sabrás que hacer», le había dicho Esmeralda. Estuvo los tres últimos días buscando respuestas en los amaneceres, sin éxito. Ahora lo entendía, lo comprendía. La señal, la respuesta estaba en ese sueño, en esa visión. El artefacto era la solución, su misión. Pero, ¿quién o qué era aquella bestia que la tenía acorralada?
Con determinación, lanzó las cobijas y sábanas a un lado, se puso de pie y abrió de golpe las cortinas, dejando que la luz de la mañana inundara la habitación. Se aproximó al armario, y buscó frenéticamente un atuendo sencillo que le permitiera moverse con facilidad. En su mente solo había dos objetivos: encontrar el artefacto y descubrir al asesino de su hermana. Una extraña intuición le decía que ambos estaban estrechamente relacionados. Ante eso, el matrimonio dejó de ser su prioridad, habiendo asuntos mucho más urgentes en juego.
Ella era consciente de que no podría hacerlo sola. Ni siquiera conocía el artefacto o el lugar de su visión.
Tenía dos opciones: hablar con el consejo y, con suerte, obtener su apoyo, o trazar un plan para ir por su cuenta.Se dirigió hacia la sala del consejo, un lugar sagrado donde se tomaban las decisiones más importantes para el bienestar de su comunidad. El lugar parecía nuevo, recién hecho. La magia de New Moon había realizado un buen trabajo.
Al entrar, se encontró con los rostros serios y preocupados de los miembros del consejo. Sabía que no sería fácil convencerlos de su plan, pero estaba dispuesta a intentarlo.
Con voz firme y segura, explicó su visión y la importancia del artefacto que había visto. Les habló de los peligros que acechaban a su pueblo y cómo este artefacto podría ser la clave para protegerlos. A medida que hablaba, pudo ver cómo algunos miembros del consejo comenzaban a mostrar interés y curiosidad.
Sin embargo, también había quienes se mostraban escépticos y temerosos. Temían que la búsqueda del artefacto pudiera poner en peligro a la comunidad.—La única opción que puedo ofrecerte es enviar a nuestros mejores caballeros en busca de ello —propuso Helios, golpeando sus dedos sobre la mesa.
Teodora mantuvo su postura firme, negándose a aceptar la propuesta de Helios. Sabía que su madre le había confiado esta misión por una razón, y no podia permitir que otros se encargaran de algo tan crucial para su pueblo.
—Entiendo que los caballeros sean valientes y habilidosos, pero solo yo puedo reconocer el lugar y el artefacto —reiteró Teodora, sin una pizca de paciencia—. Si alguien más va en mi lugar, la búsqueda será en vano y podríamos perder la oportunidad de proteger a nuestro reino.
Los miembros del consejo intercambiaron miradas, conscientes de la validez de los argumentos de Teodora. Aunque algunos aún mostraban dudas, Helios parecía estar considerando la perspectiva de Teodora.
Luego de un momento de silencio tenso, Helios asintió lentamente.
—Es un argumento razonable —dijo él con seriedad—. La búsqueda se llevará a cabo después de la boda real, y te acompañará tu prometido en ese entonces.
La mención de la palabra "prometido" la golpeó como un montón de piedras en el abdomen, robándole el aliento y provocándole una inquietud insoportable.
¿Sacrificar su libertad por el bien del reino? ¿Dejar de lado su propia felicidad para cumplir una misión que salvará miles de vidas? Su padre no le dejaba más opciones y no veía otro camino por el que pudiera correr.
Existía una línea delgada que marcaba la diferencia entre la primera vez que huyó y aquella ocasión. Ahora sentía que tenía una deuda con su madre, un propósito y una promesa por cumplir. Se lo debía a su hermana. No podía simplemente irse y dejar todo atrás.
Así, con un sentimiento de traición hacia sí misma y la pérdida de su libertad, ella aceptó, viendo la sonrisa triunfante de Helios, quien se alegraba de que su hija accediera al matrimonio.
Su padre la manipuló y utilizó esa excusa para lograr que ella se sometiera a la alianza. Teodora prefirió verlo como un intercambio, aunque eso implicara crucificar su propio criterio.
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Los Siete Sacrificios [EN CORRECCIONES ✓]
FantasyAdéntrate en un mundo donde la Diosa del inframundo arrasa con todo, incluso con el corazón de la princesa. El reino de New Sun se encuentra inmerso en una catástrofe, donde misteriosos asesinatos y sacrificios tienen lugar en el castillo, desencade...