MELANKA.
Nilak me preguntó dos veces si estaba bien mientras regresaba a casa, dije que lo estaba ambas veces, y no volvió a preguntar, es más que obvio que miento, pero agradezco que no insista, sinceramente mi cabeza es un caos en estos momentos, no sé cómo voy a dar la noticia, no sé qué voy a hacer.
¿Es que mi vida está destinada a ser miserable siempre?
Por fin me sentía parte de algo, por fin conocí la mirada de alguien a quién le intereso, sé lo que son los afectos y la preocupación, sé lo que es el amor, maldita sea, y me están quitando mi privilegio recién adquirido.
Ni siquiera sé si mi donador de esperma me usa para lograr la paz con los Kinahan, o usa a los Kinahan para que yo viva con él, se ve cómo un padre cariñoso y atento, preocupado, me ha perseguido desde antes de caer en manos de Enok, bien podría estar diciendo la verdad y este trato con el Capo lo beneficiaría para que yo no me escurra entre sus dedos otra vez, podría ser, pero es militar, bien podría mentirnos a todos, bien podrían sus hijos haberme mentido también con ese exceso de amabilidad, pero Oliver es pequeño y parece demasiado transparente, él podría no haberme mentido, quizá sí tenía ganas de conocerme.
Pero sacrificar lo que tengo con Enok es un precio demasiado alto, un precio que, si no estuviese obligada, no pagaría, no quiero pagarlo.
Quemaría el mundo entero por quedarme con Enok, pero si el precio de quedarme con él es verlo arder con el mundo... bueno, prefiero romperle el corazón y que continue respirando, aún si lo hace sin mí...
Quiero ser egoísta, que viva por mí, muera por mí, respire por y para mí... pero se acabó el tiempo, se acabó la libertad y los privilegios, es hora de volver a ser lo que era, una marioneta que no piensa, una que sólo sigue órdenes.
— ¿Qué mierda pasó en nuestra ausencia?
Preguntó Nilak antes de frenar el auto en seco y saltar fuera del auto, esa fue señal suficiente para sacarme de mi nube negra de pensamientos, viendo mi puente completamente destruido y el lago lleno de escombros, cuerpos repartidos por todas partes, sangre manchando la nieve, un grupo ayuda a los heridos, mientras otros apilan cuerpos con una rapidez sorprendente.
— ¿Qué mierda?
Bajé del auto de un salto, trotando por el lugar, mirando en todas direcciones una figura alta, maciza, rubia.
— ¿Dónde estás? Maldita sea ¿Dónde carajo estás?
Sintiendo mi corazón latir tan rápido, que se me dificulta respirar, estoy ahogándome.
— ¿Dónde estás, maldita sea?
Tocándome el pecho, apretándome la ropa justo sobre el corazón, parando de correr, mirando en todas direcciones, encontrando a Neil entre quienes son atendidos, de su brazo brota sangre, demasiada sangre, y apenas ve con el corte sobre su ceja, se lastimó, lo lastimaron, y está más que claro quiénes son los culpables.
ESTÁS LEYENDO
Conquistando al desastre +21
RomantikMelanka deicidio no volver a hablar y tampoco relacionarse con otros nunca. Luego de ser vendida de pequeña, aprendiendo a sobrevivir por las suyas, se hizo una mujer bastante peligrosa que sólo un tonto decidiría comprar. Huérfana, rebelde, esclava...