Extra 3

3K 301 132
                                    

MELANKA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MELANKA.

Andrei tiene una cara de espanto que no se la aguanta mientras los Kinahan abren paso y los autos principales se acercan a él, parado en la entrada de su casa con la rusa de su hermana oculta tras su espalda, desde aquí se ve desesperada, apostaría a que está llorando, y eso me entretiene tanto...

— ¡No pensaste que volvería! ¡¿cierto?! ¡Ven a besarle el culo a mami! —me lo pensé unos segundos—. ¡Quédate ahí que mejor voy yo!

Cargué mi arma y metí el cuerpo lo suficiente para protegerme la panza de las balas que rebotan en el auto, sacando los brazos únicamente para disparar a todo lo que estuviera a mi alcance, riendo a carcajadas.

— ¡Me siento tan viva, carajo!

Nero a mi lado, giró lo suficiente para besarme en la mejilla y carcajear conmigo, centrándose después en lo que pasa a nuestro alrededor, balas, sangre, maldiciones y oh...

— Enok va a matarme...

Nero volteó a mirarme con rapidez, pidiéndole a quienes van con nosotras en el auto que nos cubrieran mientras ve mi brazo empapado de sangre, mi sangre, me dio una bala directo en el antebrazo y duele como la mierda.

— ¡Le dije que no iba a lastimarme! —alterándome—. Saca la bala, hay que sacar la bala y hacer un torniquete, haber... —mirando en todas direcciones—. Haber ok, calma — respiré profundo, viendo a Nero con más pánico que yo, ladrando ordenes—. Es sólo una bala, sólo una y en el brazo, no pasa nada, me han pasado cosas peores estando embarazada — relajándome ligeramente—. Ok, yo saco la bala.

— ¿Estás loca? —Me regañó sujetando el brazo antes de que lo quitara—. Yo lo hago, tenemos un botiquín, tú tranquila, le hacemos los primeros auxilios y continuamos.

— Me gusta ese plan, sólo sácala, yo estaré bien.

Asintió preocupada, aceptando la pequeña maletita con una cruz roja en el centro, con esa nos tendríamos que arreglar. Nero asintió en mi dirección, esperando que le diera aprobación para escarbar en mi brazo, y en cuanto lo hice, las pinzas se me clavaron en la piel, buscando la maldita bala que no debe estar tan lejos, el auto conduciendo más lento para darnos tiempo suficiente antes de bajar y acribillar al Boss ruso.

— ¡La tengo! Ya la tengo, ahora pondré algo de gasa dentro y lo vendaré bien, tú no te preocupes por nada, y tú tampoco Nesta, que la tía Nero se hará cargo de cuidar de ambas.

Sobándome la panza sin importarle dejarme algunas manchas de sangre por aquí y por allá, bueno, no es importante, lo que sí es importante es la voz de mi marido hablando por la radio, sigue preguntando por nosotras, no nos ve y suena preocupado, debo hacerle saber que está todo bien.

— Carajo, Melanka, Nero, digan algo, sus rastreadores no dejan de pitar.

Tomé la radio con mi mano libre, dejando que la pelinegra frente a mí terminara el trabajo, presionando el botón del costado para ser escuchada por los otros rastreadores.

Conquistando al desastre +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora