Capítulo 22

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MELANKA.

Respiré lento y pausado, intentando no hacer ruido, caminé con las puntas de los pies, incluso me quité los zapatos para que Lucas no me escuchara llegar, son las cuatro de la mañana, terminé tarde mis obligaciones en la base, pensé en quedarme una noche más en las habitaciones para quienes están de turno, pero si lo hacía otra vez, Lucas no me lo aguantaría, su fachada de amabilidad, respeto y buenas intenciones se cae cuando estamos a solas, no es para nada el amigo que creí conseguir al comienzo, no es mi aliado, es mi enemigo, vivo con mi enemigo bajo el mismo techo, y no puedo tocarle ni un solo pelo, no si no quiero echarme al general y a la milicia encima, me quitarían la poca libertad que tengo, y menos me dejarían ver a Charlie, apenas y logré generar un vinculo con él, no puedo permitir que me arrebaten eso.

Tengo que aguantar, tengo que ser fuerte, he aguantado cosas peores, cosas mucho peores, yo puedo con esto, yo...

¿Estas son horas de llegar? ¿Es que acaso no has visto todos los mensajes que te dejé? ¿Qué estabas haciendo que te mantenía tan ocupada?

Preguntó esto ultimo de mala gana, saliendo de las sombras, dándome un susto de muerte.

Viste una bata azul y probablemente no usa nada debajo, temo que hoy sea una de esas noches en las que deba acostarme con él.

Estaba trabajando, murió mi batería — mostrándole el móvil— ¿Es que vas a ser así desde ahora? ¿Controlarás todos mis tiempos? ¿Con quienes salgo? ¿A quiénes veo?

Si a mí no quieres verme ¿Por qué tendría que dejar que mi esposa vea a otros? — acercándose, sujetando mi brazo con fuerza— Melanka, he tenido mucha paciencia contigo, pero recuerda que tú y yo tenemos un trato — aquí va de nuevo, maldita sea— Yo me quedo en silencio sobre este matrimonio arreglado, y tú cumples con tus funciones como es debido — Desabrochando mi pantalón con agresividad, haciendo saltar el botón hasta el piso— ¿O quieres que le vaya con el cuento a tu padre? Estará muy feliz de saber que sigues pensando en tu noviecito ese que ya te olvidó.

Empujándome contra el brazo del sofá, doblando mi cuerpo sobre este.

Lucas, no tengo ganas — intentando zafarme— No quiero hacerlo hoy, estoy cansada, quiero ir a la cama.

Ah, pero tampoco vas a mi cama — bajándome la ropa a tirones, doblándome el brazo sobre la espalda para que dejara de intentar escabullirme— ¿Cuándo vas a cumplir con tus obligaciones entonces? ¿Qué saco yo de estar ayudándote? Siempre es lo mismo, quieres ser el centro de atención — tirando el paquetito plateado vacío junto a mi rostro— Agradece que estoy usando condón, no tengo idea si te revuelcas con otros cuando no estoy cerca, quizá que cosa puedas pegarme.

Conquistando al desastre +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora