Capítulo 19

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ENOK

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ENOK.

Intenté llamarla una y otra vez, pero el maldito móvil sigue diciendo lo mismo, el número no está disponible, pita una vez, una maldita vez, y luego nada ¿Es que ya no quiere saber más de mí? ¿Se dio cuenta de lo inservible e incapaz que soy?

Sé que la Alexitimia es un problema grande, a Melanka no la entiendo, no entiendo lo que piensa o lo que expresa su rostro, ni siquiera sé lo que yo siento cuando estoy con ella, sólo sé que mi cuerpo se siente tranquilo cuando ella me toca, y que mi mente por fin está en paz cuando la veo sonreírme cómo si yo fuese valioso para ella, los cosquilleos constantes bajo la piel cesan cuando la tengo, ahora ni siquiera puedo dormir en paz, ella era mi medicina, el aire que no sabía que necesitaba para respirar, ella... ella es todo lo que necesito para poder sentirme cómo alguien normal, alguien que ama y es amado, alguien que es un ser humano y no un monstruo insensible, insuficiente, una aberración que no le interesa a nadie.

La presión en mi pecho me asusto, antes, se volvía loco cuando Melanka hacía algo que... no era tan desagradable, era más bien algo que me gustaba de ella, me latía el maldito con tanta fuerza que me costaba respirar, pero ahora me estoy ahogando, simplemente no puedo respirar, el aire no está pasando hacia mis pulmones, me asusté tanto que llevé la mano al pecho, apretando la tela con fuerza, colocándome de pie, sintiendo las paredes cerrarse a mi alrededor, me tiembla el cuerpo, mientras que el sudor frío corre por mi frente y el centro de mi espalda.

Intenté levantarme con toda intención de ir por Nilak, él siempre sabe qué hacer y yo necesito ayuda, pero las piernas me fallaron antes de lograr ponerme recto, terminando de rodillas en el piso, boqueando en busca de oxígeno, mientras mi mente se inunda de sensaciones intensas y abrumadoras a las que no soy capaz de ponerle nombre ni entenderlas por completo.

La impotencia y la angustia se apoderaron de mí, la confusión me nubla el juicio, no sé qué hacer, no sé que me pasa, no entiendo lo que mi mente se esfuerza por hacerme ver.

— ¡No entiendo! — grité con frustración— No sé... No sé qué pasa... no sé qué hacer... no entiendo...

Liquido salado me escurrió de los ojos, recorriéndome las mejillas, rompiéndose al llegar al piso, eso es algo nuevo, mi cuerpo no hace estas cosas ¿Qué me pasa? ¿Qué demonios me pasa? ¿De dónde sale este líquido?

Busqué el móvil a tientas en mi bolsillo, quedándome en el piso, haciendo mi mejor esfuerzo por respirar, llamando a mi madre, ella siempre sabe qué hacer, de seguro sabrá cómo arreglar esto, cómo hacer que ella regrese.

— Enok, cariño ¿Te acuerdas que tienes madre? ¿Ya me dejas ir a visitarte?

— Mamá... mamá... — las gotas que me caen de los ojos caen con más insistencia, y eso... me abrumó— Mamá... un día, bien, conmigo para siempre, luego... no más, se fue, amor, pero... pero lejos, yo...

— Espera, espera cariño ¿Qué pasa? No te entiendo ¿Qué te sucede? ¿Dónde te duele?

— El corazón mamá... — Sollocé— Me duele tanto que no puedo respirar...

Conquistando al desastre +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora