ENOK.
Mi corazón nuevamente late como loco, tengo a Melanka sobre mi hombro, bien afirmada para que no se me escape, revisando las posibles salidas de emergencia a mi alrededor, está más que claro que este sujeto no está sólo, de seguro vino con más militares, pero tanto él como yo, sabemos que, aunque traiga a todo su ejercito de pacotilla, en mi territorio no va a poder salirse con la suya.
Saqué el arma que mantengo en la cinturilla de mi pantalón y cargué, viendo al coronel acercarse con paso tranquilo, pero decidido, o está muy bien entrenado para mantener el control en situaciones de estrés, o realmente no me teme, y eso me cabrea.
A mi alrededor, no pasó desapercibida la manera en la que varios de los clientes nos miraron, atentos a todos mis movimientos, sacando armas, ocultándolas bajo las mesas de apuestas, esperando instrucciones, sabían que estaríamos aquí, eso, o nos han estado vigilando.
— Dame a mi hija y no tendremos problemas — dijo apenas se plantó delante de mí— Ella no puede darte nada que te interese, es una niña, carajo, ten un poco de decencia.
Aprieta los dientes mientras se le enrojece el rostro, carajo, necesito a Nilak, no puedo hacer memoria con las tarjetas ahora, no puedo fijarme hasta en el más mínimo detalle para leerle el rostro.
— Está enojado, jefe — susurró Melanka en mi oído— Parece que le importo más de lo que pensamos. Dile que se vaya a la mierda.
La miré por el rabillo del ojo, se sostiene de mi hombro, mirando hacia atrás, no quiere escapar, quiere pelear, además, me sirve como traductor, ella interpretará sus gestos por mí.
— ¿Una niña? ¿Cuándo yo he sido alguien decente? ¿Acaso nunca he matado niños? Me conoces, Elijah, la decencia y la moral es algo de lo que carezco.
Mirando a la rubia, acomodándola mejor entre mis brazos, sujetándole el culo con un brazo, manteniéndola elevada para que así pueda susurrarme al oído si algo llega a cambiar.
Parece ser más útil de lo que pensé.
— Estoy justo dónde quiero estar — dijo Melanka en un perfecto ruso, lastima para ella que yo también lo hablo y puedo entender su conversación— No me busques más, sal de aquí antes de que el Capo te mate.
Suelta un ruso furioso que le acaricia la lengua, por lo general, es un idioma que suena a violencia, pero en su boca, más bien parece una obra de arte, una sensual y cruel obra de arte a la que no debería ponerle tanta atención en estos momentos, estoy ocupado, pero la rubia sigue distrayéndome.
— Vi el contrato, te compró como esclava, carajo, estás toda golpeada ¿Cómo puedes decir que estás dónde quieres estar? Te lavan el cerebro, te obligan a hacer cosas que no quieres y crees que debes hacer por tu posición, ven conmigo, tus hermanos estarán felices de conocerte, se ilusionaron al saber que tienen una hermana, y mi esposa también quiere recibirte — estiró su mano— Tu madre biológica... sigo en contacto con ella, fue una equivocación de parte suya venderte a la granja, nos íbamos a fugar, te arrebataron de sus brazos, ella no quería entregarte, Morte, por favor...
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Conquistando al desastre +21
RomanceMelanka deicidio no volver a hablar y tampoco relacionarse con otros nunca. Luego de ser vendida de pequeña, aprendiendo a sobrevivir por las suyas, se hizo una mujer bastante peligrosa que sólo un tonto decidiría comprar. Huérfana, rebelde, esclava...