Capítulo 33

2.6K 341 131
                                    

Trey Joyce

La música resuena por todo el pub, a estas horas está lleno de gente. Marcus y yo nos quedamos cerca de la barra, pidiendo un par de copas para pasar la noche. Tomamos asiento en unos taburetes, apoyando la bebida sobre la barra mientras mantenemos nuestras miradas en la pista de baile. Está llena de gente. El dj está en el fondo del pub, subido a una tarima mientras unas cuantas luces lo iluminan. Mezcla todo tipo de canciones.

—Creo que me estoy arrepintiendo de venir aquí —comenta Marcus, haciéndome fruncir el ceño—. Mira a esas dos de allá, nos echaron el ojo —señala a un par de chicas que están al otro lado de la barra. Les devuelve el saludo por amabilidad—. Y no quiero pasar toda la noche rechazando gente.

—¿Tanta fidelidad le guardas a mi hermana sin ser nada? —cuestiono, burlón.

—¿Algún problema? —pregunta él, molesto—. Sé que tengo más posibilidades de que me caiga un meteorito que de salir con ella, pero nunca se pierden las esperanzas —dice, optimista—. Si Daryl pudo contigo, yo podré con Arlette.

Me río, negando con la cabeza.

—Mira, no sé qué sientas por ella, ni sé qué siente ella por ti. Pero si quieres seguir adelante con el plan de conquistarla, yo te apoyo. Sé que no le harías daño a Arlette de ninguna manera si estuvieras con ella. Sé que la cuidarías y la querrías demasiado. Por eso, te brindo mi ayuda y apoyo en lo que necesites.

Él sonríe.

—No sé ni por dónde empezar con ella —admite, dándole un trago a su bebida.

—Haz con Arlette cosas que le gusta, como ver una de sus series favoritas. Llámala, pasa más tiempo con ella. Invítala a hacer algo divertido y que os guste a los dos. Busca cosas en común con ella para tener esa excusa y acercarte más. Hazla reír y hazle olvidar todo lo malo que hemos pasado.

Él me da una sonrisa a modo de agradecimiento, brindándome de un par de palmadas en la zona alta de la espalda.

—Supongo que tienes razón, te haré caso —suspira él—. Aunque probablemente me mate por el camino —ríe.

—Ya, tienes que tener cuidado con no sobrepasar ese límite. Su paciencia es muy escasa —reconozco, conociendo perfectamente a mi hermana.

Bebo un poco de ese líquido que continúa en mi copa, sintiendo ese trago amargo bajando por mi garganta con lentitud. Hago una mueca de asco, pero le doy un segundo sorbo que se siente mucho más ligero que el primero. Desvío mi mirada hacia la pista de baile, reconociendo a una persona que no esperé ver esta noche.

Es Enora.

Es demasiado tarde para esconderme, ella me ve, me localiza al instante con la mirada. Está acompañada de unas cuantas amigas que, anteriormente, también eran amigas de Arlette. Las reconozco a todas, al igual que ellas me reconocen a mí. No sé cuál sea la intención de Enora ahora, pero no estoy para aguantar uno de sus dramas esta noche.

Sin embargo, se queda en esa zona. Se gira hacia un chico desconocido y baila con él mientras mantiene su mirada clavada en mí. Intenta darme celos, aunque no lo consigue ni por asomo. Tan solo ruedo los ojos por su acto de inmadurez, centrándome en mi mejor amigo Marcus, quien también observa esa escena con el ceño fruncido.

—Si supiera la relación que tienes con Daryl... —comenta, riéndose—. ¿Se lo decimos?

—Ni siquiera sé el tipo de relación que tengo con él, así que no, no vamos a decirle nada.

Veo que Enora se aleja de ese chico, apartándose para llamar a alguien. Me resulta demasiado sospechosa esa acción, porque en ningún momento hace el amago de apartar su mirada de la mía. Siento un escalofrío en el cuerpo, como si presintiera que algo malo va a suceder.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora