Capítulo 50

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Trey Joyce

Odio que me despierten con una llamada, siempre me olvido de poner el móvil en silencio. Estiro mi brazo, alcanzando el móvil que descansa sobre la mesita de noche. Entreabro mis ojos, poniéndome enseguida sentado para ver qué ha podido ocurrir ahora. El número que me marca pertenece a la clínica psiquiátrica.

—¿Señor Joyce? Lo llamamos de...

—Ya, ya sé. ¿Qué pasó?

—Lamentamos comunicarle que su padre ha muerto.

Entreabro mi boca, sin poder responder nada. Mis emociones se quedan bloqueadas, sin saber cómo debo reaccionar ante esa información. ¿Mi padre... muerto? No me sale ni una sola palabra de mi boca. Quiero preguntar qué fue lo que pasó, pero mi garganta lo impide al formar ese nudo que me acaba enmudeciendo.

Daryl se despierta, quedando sentado en la cama, mirándome somnoliento. Su cabello está completamente desordenado y mantiene una de sus manos sobre la cabeza.

—¿Señor Joyce?

—¿Cómo... murió?

Él se sorprende al escucharme pronunciar esa palabra, frunciendo el ceño.

—Alguien lo asesinó. Le juro que estamos intentando investigar qué fue lo que ha pasado. La policía se está ocupando de todo —me tranquiliza—. Pero no hay ninguna pista. Si quiere venir a hablar con el doctor, puede hacerlo. Él le informará más sobre el tema.

—En un rato iré, sí —contesto, todavía confuso—. Eh, adiós —cuelgo.

Deposito el móvil de nuevo en la mesita, asimilando lo que me acaban de contar. Daryl me espera expectante, queriendo que le informe sobre qué desgracia ha ocurrido ahora. Intento hablar, pero mis palabras se ven amortiguadas por ese nudo que continúa en mi garganta. Daryl estira su brazo hacia mí, logrando atraerme hacia él para brindarme del abrazo que necesitaba en este momento.

Quiero llorar. Quiero sentir algo. Pero no puedo. La noticia fue demasiado inesperada y mi relación con mi padre era casi inexistente. Y me siento mal por no poder siquiera llorar su muerte, porque debería afectarme mucho más de lo que está haciendo. Sin embargo, no puedo soltar ni una sola lágrima por él.

—¿Se trata de tu padre?

Asiento, continuando con mi barbilla apoyada en su hombro.

—¿Está muerto?

Vuelvo a asentir.

—Oh, mierda.

Acaricia mi cabello con las yemas de sus dedos, brindándome de consuelo emocional. Pero no me quedo mucho más así, me separo de él para ponerme en pie, ducharme y vestirme. Necesito ir a la clínica a tener más información sobre lo que ha pasado, aunque si hay un culpable de la muerte de mi padre, está claro que se trata de Archie.

#

Daryl y yo avanzamos hasta la clínica en su vehículo. Continúo con la mirada clavada en la carretera, sin ningún pensamiento en mi mente que no sea relacionado a mi padre. Pienso en él, en el incendio, en las últimas veces que lo vi. Pienso en que era aliado de Archie. Pienso en todo y a la vez en nada. Ya ni siquiera sé qué pensar o qué sentir hacia él.

¿Y Arlette? ¿Cómo decírselo a ella?

—Ayer debimos detenerlo —murmuro—. Tendríamos que haber ido a la clínica y...

—No nos dejarían entrar y no habría nada que hacer —dice él.

—¿Pero por qué lo hizo? ¿Por qué traicionar a su único aliado?

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora