Capítulo 58

2.6K 344 134
                                    

Trey Joyce

Marcus decidió quedarse con Arlette en la casa, mientras le hago una visita a Daryl para saber cómo está. Mi hermana continúa mal, con la mente demasiado confusa después de lo que ha ocurrido esta última noche. Sé que la dejo en buenas manos, pero también sé que... necesita ayuda profesional. Y después de lo que sucedió con el psiquiatra de mi padre, no me fío tanto de los doctores de esta ciudad, así que no tengo ni puta idea de lo que haré. Aunque ya me ocuparé más tarde de ese asunto.

Después de unos cuantos minutos conduciendo, al fin llego a la clínica donde Daryl descansa. Aparco el coche en uno de los sitios libres de la calle, caminando hasta detenerme en la puerta trasera del lugar. Toco un par de veces con mis nudillos, haciendo que alguien me abra la puerta.

Es Hans, el padre de Daryl. Él me hace un gesto con la cabeza para que pase, adentrándome a los pasillos de esa clínica. Me acompaña hasta la habitación donde su hijo descansa, acostado en una camilla blanca y pulsando un botón rojo cada dos segundos. Deja de hacerlo al verme, quedándose quieto, con una sonrisa en sus labios.

—Os dejo solos —dice Hans, cerrando la puerta al abandonar el cuarto.

Me acerco a Daryl, rompiendo todos esos metros que nos separaban. Tomo la mano que descansa al lado de su cuerpo, brindándole de un cálido apretón. Vuelvo a ver el color en su piel, ya no está tan pálido como ayer.

—¿Cómo estás? —pregunto, preocupado.

—Estaba bien, pero ahora estoy mejor al verte —sonríe, guiñándome un ojo—. ¿Tú estás bien?

—Perfectamente —asiento, clavando mi mirada en sus ojos grises—. Un poco cansado, pero aliviado al saber que... lo de ayer solo fue un susto.

—Me amas —recuerda mis palabras de esta madrugada.

—Es lo típico que se le dice a los medio muertos y yo no podía hacer la excepción contigo —bromeo—. Aunque quizás haya un poco de verdad en esas palabras —confieso, logrando que él sonría más—. Si te hubiera pasado algo más grave, no... no podría soportarlo. Tengo demasiada carga encima y... joder. Gracias por seguir con vida, idiota.

—De nada, cariño. Pero fue gracias al doctor, sino estaría más muerto que mi madre —admite, sentándose en la camilla. Su mano continúa entrelazada en la mía—. ¿Cómo está Arlette?

—No está nada bien. Me preocupa demasiado su estado porque jamás la vi así. Su forma de actuar ahora se asemeja a la de nuestro padre. Está ausente. Murmura el nombre de Archie. Llora. Quiere alejarse de todos. Y no entiende nada de lo que ha ocurrido. Apenas recuerda lo que sucedió esta madrugada. Está como en shock.

—Normal —suspira—. Ace fue muy hijo de puta comportándose así con ella, fingiendo ser Archie, haciéndole creer que él estaba vivo después de saber lo que ese tema significa para Arlette.

—Ya, incluso jugó con nosotros.

—Resucitando muertos, haciéndose pasar por ellos para marearnos con teorías absurdas. ¿Y todo? Por la puta herencia. Pero sus planes se jodieron al meter a Arlette en el juego. A él lo destruyó al intentar matar a Philip. Porque eso hizo que nos separáramos para que tú fueras con tu abuelo y yo fuera a resolver ese otro asunto. Tenía planeado matarte en ese incendio, pero no contó con todos nosotros —ríe—. Y ahora él está vivo, en la otra habitación, por si quieres verlo —propone.

—¿Y qué vamos a hacer con él?

—Tengo un plan, pero ya hablaremos de eso después. ¿Cómo está tu abuelo?

—Sigue vivo, pero está muy delicado. Lo más probable es que no sobreviva —admito—. Borré las grabaciones que captaron las cámaras de seguridad que había en su casa —murmuro—. Borré cualquier pista que llevara ese accidente a Arlette. Porque fue un accidente. Ella no quería matarlo. Pero... sabes que Ace la manipuló demasiado bien para que no fuera consciente de sus actos.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora