Capítulo 57

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Darek Lombardi

Los pasillos están en completo silencio, no se escucha nada más que mis pasos avanzando por un lugar oscuro y vacío. Me conozco de memoria el camino que da hacia el despacho de mi antiguo aliado, tocando a la puerta para avisarle de mi llegada. Aunque no espero a que me dé ninguna autorización para pasar.

—Ahora no puedo atend- —Deja la frase a medias al verme entrar, luciendo sorprendido por mi presencia—. ¿Qué haces aquí?

Cierro la puerta detrás de mí, caminando hasta su escritorio, donde él está sentado con comodidad en su silla. Evito tocar nada de su despacho, tan solo el pomo de la puerta que después limpiaré con un trapo para no dejar huellas. El doctor cierra su portátil, alzando su mirada hacia mí. No se esperaba encontrarme aquí, mucho menos a estas horas de la noche. Puedo percibir el miedo que hay escondido tras sus ojos. Sabe lo que le espera.

—Alguien me llamó, diciéndome que Daryl estaba muy grave —comento, dando un rodeo por estas cuatro paredes—. Cuando pregunté qué le pasó, me informaron de todo. Y apareció tu nombre —clavo mi mano en su hombro, tensándolo—. Mi hermano puede morir por tu culpa, doctor Ramírez. Intentaste tendernos una trampa.

—No fue mi plan. No fue mi idea —aclara—. Fue Ace quien lo planeó.

—Y tú le diste todos los recursos para llevarlo a cabo. —Presiono el cañón del arma en su sien—. Manipulando a Charles y Arlette con medicamentos para hacerle creer que Ace era Archie. Manipulando a otros de tus pacientes para que mataran a los míos. Y dándole un veneno bastante fuerte a Ace, para que se lo inyectara a mi hermano.

—No iba a inyectárselo a...

—No me vengas con esos cuentos, Ramírez. Sé que el veneno era para Daryl, no para Trey. Él moriría en ese incendio, pero... quedaba un cabo suelto, ¿verdad? Daryl Lombardi. Si él seguía con vida, probablemente todo tu plan y el de Ace se iría a la mierda. Pero habéis cometido tantos errores, que alguien se os adelantó por mucho.

—¿Qué?

—¿Piensas que Daryl va a morir? Claro que no. El doctor de mi confianza le recetó unos medicamentos para frenar cualquier tipo de... intento de saboteo —sonrío, dejándolo de apuntar con mi arma—. Él intuía que con todo lo que estaba viviendo, alguien iba a querer matarlo con ese veneno que tú le diste a Ace. Por eso le recetó el antídoto para evitar que su corazón se detuviese por culpa de una tercera persona. Ese medicamento logró salvarle la vida.

—Pero entiende que yo no sabía eso, todo fue culpa de Ace. Yo seguí sus órdenes para conseguir esa herencia, la mitad del dinero.

Me río, apoyándome en la ventana que da al exterior.

—Si mató a su tío a sangre fría, ¿qué crees que te haría a ti? —pregunto, burlón—. ¿Dejaría que te quedaras con la mitad de la herencia por haberle ayudado? No seas tan imbécil, Ramírez. Te creía más listo.

—Si él me hacía algo, otra persona se encargaría de entregarle a la policía una nota, escrita por mí. Le advertí que, si a mí me pasaba algo, él se pudriría en la cárcel. Por eso no podía matarme —asegura.

—Un seguro de vida que no le importaría demasiado porque después de la herencia, se fugaría del país. Y por experiencia te digo que es demasiado fácil escapar de la justicia —comento—. Regresando al tema de antes... ¿sabes qué te pasará, verdad?

—Tú sabes cómo funciono, Darek. Tenía un trato con él, al igual que lo tuve contigo en su día. Yo cumplo con mi palabra y eso lo sabes muy bien —me recuerda—. Lamento que tu hermano estuviera en medio de esto, pero si cumpliera con el trato nada de esto habría ocurrido.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora