Capítulo 34

2.6K 338 52
                                    

Daryl Lombardi

El doctor se hace cargo de Trey mientras los demás esperamos sentados en esa pequeña sala de espera que hay en la clínica. Intento no preocuparme demasiado por su estado de salud. Sé que se pondrá bien, sé que tiene que hacerlo. Por suerte cuando lo encontramos seguía consciente, aunque perdió demasiada sangre y eso puede suponer algún peligro para él.

No hubo rastro de la mujer que lo atacó, se esfumó de la escena del crimen y se infiltraría en el local al que fue Trey para que nadie la encontrara. Sin embargo, no me importa demasiado esa mujer mientras Trey salga bien de esto. No supone ningún peligro para él, aunque no puedo decir lo mismo de Archie.

Damon ya se fue a reunirse con Myleen en la casa, ella se quedó cuidando al perro. No estoy solo, me acompaña mi tío Hans, está sentado a mi derecha con una mano sobre mi hombro. Marcus se ha ido a la casa de los Joyce para comprobar que Arlette esté bien y notificarle lo que le sucedió a su hermano.

Y mientras espero, no puedo evitar preguntarme mil cosas distintas.

¿Cómo sabía que Trey estaba en ese pub y que saldría al exterior? Alguien tuvo que verlo y avisarle a esa mujer para que lo atacara. Pero, ¿quién? ¿Archie se arriesgaría tanto como para que alguien lo viera vivo? No, no creo. Aunque, después de todos estos años desaparecido, quizás su aspecto físico ha cambiado tanto, que no tenemos una idea exacta de cómo está ahora.

Podría ser cualquiera.

Podría incluso estar delante nuestra.

Un escalofrío recorre mi espina dorsal al tener eso presente.

Alguien me llama a estas horas. Miro en la pantalla el nombre de Marcus. En este momento me espero lo peor. Descuelgo de inmediato, esperando escuchar alguna buena noticia.

—Estoy en el hospital —anuncia, desconcertándome—. No sé qué le pasó a Arlette, cuando llegué a su casa tuve que usar mi llave para entrar porque no respondía. La encontré en su cuarto, inconsciente. No despertaba. No reaccionaba. Y no sé cómo está ahora, se la acaban de llevar a uno de esos cuartos, pero parece que le inyectaron algo.

—¿Qué?

—Encontraron una marca de una jeringuilla en su cuello —me informa, aunque suena demasiado alterado—. Cuando entré todo estaba... revuelto. Como si Arlette hubiera forcejeado con la persona que le hizo eso.

—¿Y cómo explicas que estaba en su cuarto?

—¡No lo sé! La encontré demasiado... bien acomodada en su cama. Alguien la puso ahí con cuidado, como si no quisiera hacerle daño a ella...

—Joder.

—¿Y Trey? ¿Alguna novedad?

—No, nada, pero se pondrá bien —le aseguro—. Llámame en cuanto sepas algo de Arlette, por favor.

—Lo mismo te digo de Trey.

Ambos colgamos a la vez.

Era demasiado obvio que iban a atacarlos. Con Trey quisieron fingir un robo, por eso se llevaron su móvil y su cartera. Con Arlette probablemente quisieron fingir un suicidio, una sobredosis o algo por el estilo. Pero cometieron el error de atacar el mismo día, a la misma hora. Eso incrementan las sospechas de que, en esto, hay una tercera persona que quiere verlos muertos. Y eso perjudica a la persona que está detrás. Fue un error por su parte.

—Voy a ser directo —dice el doctor, deteniéndose frente a mí—. Ha perdido mucha sangre y como no le hagamos una trasfusión en este momento, podemos darlo por muerto —aclara, con total seriedad—. Y por lo que buscó mi ayudante en su historial médico, tiene una sangre difícil de conseguir. Contacta con alguno de sus padres o familia para que vengan de inmediato a donar su sangre, para que Trey salga con vida.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora