Capítulo 28

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Trey Joyce

Daryl me espera en la entrada de su casa. Frente a él tiene su coche, aunque apenas le presta atención porque está hablando con alguien más, distingo que es uno de los guardias que vigila la casa. Al acercarme a él, dirige su mirada grisácea hasta mí y una sonrisa se expande en sus labios. Le da una palmada en la parte superior de la espalda antes de caminar hacia donde estoy.

—¿Preparado? —cuestiona.

—Qué remedio.

—¿Qué excusa le contaste a tu hermana para ausentarte?

—Que me habías invitado a un lugar sorpresa y acepté porque me das pena.

—Tan amable como de costumbre —dice, irónico—. Sube —me indica, señalando su coche.

—¿No aprovecharás esto para secuestrarme, verdad?

Él sonríe, pero no contesta. Igualmente, me adentro a su coche, tomando asiendo de copiloto. Será él quien conducirá hasta llegar a ese pueblo que queda a unas cuantas horas de aquí. Observo que en los asientos traseros ha preparado un par de mochilas que contendrán algo de comida y bebida para hacer el viaje más ameno.

—¿Qué tal las cosas con Marcus? —pregunta, nada más tomar asiento tras el volante—. ¿Te contó todo?

—Todo, incluido lo de Arlette —respondo, sincero.

Le di la oportunidad de explicarlo todo e incluso me confesó que le gustaba Arlette desde hace años, por eso nunca me lo dijo, porque no sabía cómo me lo iba a tomar. Sinceramente, no me molesta que él sienta algo hacia mi hermana. Prefiero que esté enamorado de ella que de Enora. Y para confirmar que entre él y Enora no había nada, le tendimos una pequeña trampa. Él la llamó y le preguntó qué había sido ese beso de ayer, y ella terminó confesando que fue porque vio mi coche estacionado cerca de su casa. Obviamente, Enora no sabía que yo estaba ahí, junto a Marcus en ese momento. Pensaría que seguiríamos enfadados por algo que ella misma había provocado. Pero se equivocó.

—¿Crees que tenga alguna posibilidad con ella? —pregunta, curioso.

—A Arlette le gustan más las mujeres que los hombres, aunque tiene una pequeña posibilidad de... enamorarla —contesto, sin creerlo de verdad—. Igualmente, hablé con ella para aclararle que Marcus y Enora no tenían nada que ver el uno con el otro. Que todo fue una trampa de Enora para separarme de Marcus.

—¿Y te creyó?

—Sí, sabe lo cabrona que es Enora.

—Me alegro por Marcus, no lo veo un mal chico.

—No lo es —coincido, soltando un suspiro—. ¿Y si no es él el amante, quién más puede ser?

—¿Y si es Cody Reed o la persona que quiere mataros a tu hermana y a ti? —propone Daryl, mientras mantiene su mirada fija en la carretera.

—No descarto nada. En los últimos días he descubierto varias cosas de Enora que me hacen desconfiar demasiado de ella. Pero por otra parte pienso que... ¿por qué iba a querer matarnos? No le beneficia nuestra muerte de ninguna manera.

—La única muerte que beneficiaría es la tuya si la herencia tuviera algo que ver en esto, pero esa persona también quiere muerta a Arlette —me recuerda—. Eso significa que el dinero no lo es todo, que hay algún asunto personal en medio.

—Y eso llevaría a mi padre, ¿no?

—De él apenas sé algo, así que no sabría qué responderte. Solo sé que está encerrado en esa clínica, que lo diagnosticaron con psicosis hace años y que incendió su casa con toda la familia dentro. Y de eso sé que el cuerpo de Archie nunca apareció —recalca esa última parte—. Y la firma de él estaba en el cuaderno de visitas.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora