Capítulo 16

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Trey Joyce

Debí esperarme encontrarme a Enora parada en la puerta de mi casa, con los brazos cruzados en su pecho y observándome con el ceño fruncido, indicando molestia. Me preparo mentalmente para la discusión de ahora, porque sé que va a echarme en cara todas las llamadas y mensajes que no le contesté después de nuestra ruptura. Sinceramente, no me apetecía hablar con ella este par de días, necesitaba un poco de tiempo para asimilar todo lo que está sucediendo en mi vida.

—No te dignas a contestar una sola de mis llamadas, tampoco un mensaje —dice, decepcionada—. ¿Ya encontraste a otra? ¿O de dónde vienes?

—Enora, déjame en paz.

Trato de abrir la puerta de mi casa, pero ella me lo impide. Pone su espalda apoyada en la entrada, teniendo que apartarla hacia un lado para adentrarme a mi hogar. La miro con molestia, tensando mi mandíbula por su actitud. Mi humor estos días no es muy bueno y que ahora venga ella, a dificultarme más las cosas, no mejora mi estado de ánimo.

—Contéstame, Trey. ¿En serio vas a actuar así conmigo después de haber estado un año juntos? ¿Ese tiempo no significó nada para ti?

—Hablaré contigo cuando me digas con quién me engañaste —le aclaro, dándole una falsa sonrisa—. Hasta entonces, nada. Reflexiona sobre tus actos y sobre la persona que eres, Enora. No me busques, no me llames, no me envíes un solo mensaje y mucho menos preguntes sobre mi vida personal. Porque en este instante, no es de tu incumbencia.

Intento apartarla de la puerta, pero no se mueve. Suelto un profundo suspiro, cargándome de paciencia y volteándola a ver con cansancio.

—¿Qué te ha pasado? —cuestiona, pareciendo dolida—. En serio, Trey. No puedo entender por qué has cambiado tanto conmigo. Íbamos a estar juntos para siempre, íbamos a...

—Tú lo has dicho: íbamos. ¿Ahora puedes apartarte? —le hago un gesto con la mano para que se aleje de la puerta, pero es como hablarle a un gato, no hace ni puto caso—. ¿Qué quieres? ¿Que te pida perdón y que quiera volver contigo? Eso no va a pasar, Enora. Soy consciente de mi decisión y es lo que necesito ahora. No quiero estar en una relación con nadie, no en este momento. Y mucho menos con una persona que...

—¡No te engañé con nadie! Es tu hermana que está loca y se pone a inventar cualquier cosa para que rompamos. Y hasta que no lo consiguió, no paró.

Dirijo mi mirada hacia el reloj de mi muñeca, viendo que en unos minutos debo ir al estudio, tengo un par de clientes que atender. No le digo nada a Enora, simplemente me doy media vuelta y me alejo, volviendo a tomar mi coche. Escucho algunos gritos de reproche viniendo de Enora, pero ni siquiera me giro para atenderla. Espero que cuando vuelva a casa ella ya no esté.

Conduzco hacia mi estudio de tatuajes que no queda muy lejos de mi hogar. Se encuentra en una buena zona, en el centro de la ciudad. Tengo varios ayudantes que se encargan de diferentes cosas, como hacer piercings o tatuar. Yo me encargo de traer nuevos diseños al estudio para que la gente los escoja y de poner un poco de orden en mi local. Rara vez tatúo, tan solo lo hago si hay alguna baja de última hora o si no tengo nada que hacer y quiero encargarme personalmente de ello.

Entro al estudio, observando las paredes blancas decoradas con algunos muebles negros. Saludo con la cabeza a la persona que está detrás de la recepción, me devuelve el saludo con una sonrisa. Se trata de una mujer de unos treinta años, la cual lleva trabajando aquí unos cuantos meses. Ella recoge los pedidos de los clientes y se encarga de buscarles un hueco en la agenda, después me contacta a mí para informarme de todo.

La sala es bastante amplia, cuenta con unos sofás de color oscuro para que la gente tome asiento y espere a que le llegue su turno. Hay varias revistas encima de una mesa sobre diferentes diseños de piercings y tatuajes, incluyendo los precios aproximados. De la decoración se encargó Arlette, dejé que ella pusiera el estudio a su gusto y admito que lo puso bastante bien. La mayoría de los objetos son negros o rojos para que concuerden con las paredes blancas y los suelos oscuros del local. Cuadros colgados de pinturas relacionadas con diferentes personajes de series y películas. Luces de neón en las paredes del fondo, las que son de color negro. Y en esa misma pared están colgadas algunas fotografías de los tatuajes y piercings que hacemos aquí, para dar un ejemplo de nuestro trabajo.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora