Capítulo 36

2.8K 347 140
                                    

Daryl Lombardi

«Owen Cole eliminado.»

Es el primer mensaje que recibí este día. Con ese último hombre muerto, doy por terminada esa venganza que comenzó hace unos meses, cuando decidí hacer frente al pasado y a eliminar todo aquello que continuaba haciéndome daño.

Randall Connor.

George Hendrix.

Zev Davies.

Saul Twist.

Owen Cole.

Cinco nombres borrados ya de mi mente, al igual que de este mundo. Cuando empecé por el peor, que fue Randall Connor, no creí que seguiría con ese plan inicial. Pero mi hermano tiene razón, hay cierto placer en la muerte que tan solo un asesino conoce. Cuando vi a Randall Connor delante de mí, suplicándome por su vida, rogándome que no le hiciera nada mientras estaba de rodillas, no pensé ni un instante en irme y abandonar. Quería acabar con él, con todo el dolor que había provocado en algún momento de mi vida, aunque hayan pasado años.

Lo maté y sabía que debía seguir con los demás.

Con cada uno de ellos, hasta llegar a Owen Cole.

Mi lista ha terminado. Mi venganza ha acabado. De una forma rápida, tampoco quería alargar más esta mierda.

Algo en mí se ha aliviado al leer ese mensaje. Esa pesada carga que tenía en mi mente ya desapareció. Aunque continúe con otras cargas, como saber dónde coño puede estar Archie y qué puede estar escondiendo Enora. La idea de que sean cómplices no es demasiado alocada. Enora era la mejor amiga de Arlette en el pasado. Arlette tenía mucha confianza en su mellizo Archie. Tal vez mantenían una amistad o... algo más íntimo.

Es eso lo que voy a descubrir ahora. O a intentarlo, por lo menos.

Conozco el camino hasta la casa de Enora, de cuando Arlette y yo la espiábamos para saber quién podría ser el amante. Nunca encontramos la respuesta exacta a esa pregunta, hasta hoy que confirmaré mis sospechas. Estaciono el coche a unos cuantos metros de la casa, caminando hasta la acera de enfrente para llamar a su puerta. Guardo las gafas de sol, colgándolas en la parte superior de mi camiseta antes de ser recibida por ella.

Unos pasos se acercan a la puerta, abriéndola y mostrándome a una Enora aparentemente enfadada frente a mí. Sus cejas se alzan, asombrándose de encontrarme parada frente a ella.

—Tengo que hablar contigo sobre una cosa, ¿puedo pasar?

Continúa extrañada, pero se hace a un lado para dejarme pasar a su casa. Sí, le dije a Trey que me iba a acompañar alguien, pero le mentí. No quiero que ninguno de mis familiares esté al pendiente de un asunto que no es problema de ellos. Prefiero atender esto yo solo, sin nadie más por el medio.

Enora cierra la puerta detrás de mí, guiándome hasta el salón de su casa, el cual se encuentra a escasos metros de la entrada. No me fijo en su casa, tampoco en la decoración, creo que es irrelevante en este instante. Aunque podría haber algo que tenga que ver con lo que está sucediendo con los hermanos Joyce.

Según me contó Arlette, Enora no trabaja porque está estudiando algo relacionado con el teatro. Quiere ser actriz o qué sé yo. Vive sola, se compró esta casa con un dinero que había ahorrado. Aunque observo que tiene varias cosas lujosas, como un gran televisor, unos sofás que aparentemente son caros y unas cuantas cosas de gran valor decorando el salón. Y según me había dicho Trey, nunca le compró a Enora regalos tan caros. Como máximo le regalaba flores, ropa o incluso collares. Pero nada más.

Y dudo que ella sola se haya comprado todo lo que tiene en su casa.

—¿De qué quieres hablar? —pregunta ella, depositando su móvil en la mesa de delante.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora