Capítulo 14

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Trey Joyce

Intento permanecer relajado después de haber cuidado de Arlette toda la mañana. Ha vomitado más veces, le he tenido que dar algunos medicamentos para que se encontrara mejor y durmiera. La mayoría de ellos los ha expulsado, pero al menos ahora está dormida en su habitación, aunque sean casi las seis de la tarde. Necesita dormir bien después de todo lo que bebió anoche.

El timbre de mi casa suena en el momento que me dirijo a mi cuarto, deteniendo todos mis pasos para abrir la puerta y averiguar quién llama. Me sorprendo al encontrarme a Marcus frente a mí, sin esperar que regresara hoy. Él se abalanza hacia mí, dándome uno de esos cálidos abrazos que muestran lo mucho que me extrañó después de casi un mes sin vernos.

—Ya sé que esperabas que regresara mañana, pero decidí volver antes porque extrañaba a mi rubio teñido favorito —sonríe, revolviéndome el cabello—. Y admito que quería saber todo lo que te pasó con Enora, tu madre y eso que me tienes que contar. La curiosidad me estaba matando. ¿Tan importante es que no me lo puedes decir por teléfono?

Cierro la puerta de la casa, poniendo mi mano sobre su hombro y guiándolo a la cocina. Necesito contarle todo lo que ocurrió en su ausencia, pero necesito un trago para poder decírselo.

—Es algo importante, sí —afirmo—. Alguien quiere matarnos a mí y a mi hermana.

—¿Quién? ¿Qué? ¿Por qué?

Abro la nevera, en busca de un par de cervezas frías. Le tiendo una a Marcus, quien la recibe y me sigue hasta la terraza de mi casa. Tomamos asiento en las sillas, contemplando las vistas de la ciudad mientras vemos el atardecer. Deposito mi móvil sobre la mesa de al lado, contemplando mi pantalla iluminándose por los insistentes mensajes de Enora.

—No lo sé —contesto a sus preguntas con esa simple respuesta—. Tal vez sea...

—¿Él? —Marcus teme decir su nombre por si no he superado lo que él fue capaz de hacer en el pasado—. Pudo haber contactado con alguien para pedirlo —asiente, pensándolo en voz alta—. ¿Y por qué lo haría?

—¿Por qué mataría a Archie? —Es la misma pregunta sin respuesta—. Llevo días pensándolo, pero no encuentro una respuesta sólida. Y después de tantos días sin verte, no quiero empezar hablando por eso —admito, dándole una sonrisa a Marcus—. Corté con Enora. Por eso me está llenando el móvil de sus mensajes, suplicándome para que le descuelgue, aunque sea una llamada —suspiro.

—Para, para, para —me frena—. ¿Cortaste con ella? ¿Por qué?

—Me pone los cuernos con otro, se burlaba de mi hermana y, a decir verdad, el amor que tenía por ella se ha desgastado después de tantas discusiones y toxicidad dentro de la pareja —admito.

—¿Y sabes con quién te engañó?

—No, al menos de momento. Porque cualquier día de estos la sigo para saber qué hacía tras mis espaldas. Ni siquiera me importa que me haya engañado, pero tengo curiosidad de saber quién es. Dudo que sea alguien cercano a mí, ninguno de mis amigos o conocidos me fallaría de esa forma.

Marcus le da un largo trago a su botella de cerveza. Lo imito, pero dando un pequeño sorbo, el cual se desliza helado por mi garganta. Está demasiado fría para mi gusto.

—¿Y cómo sabes que te engaña con otro?

—Arlette le revisó el teléfono y encontró conversaciones subidas de tono con un número desconocido, también ella le enviaba fotos sin ropa. Y al principio no le creí, pero dejé de estar ciego y abrí los ojos, sabiendo que Enora sería capaz de eso y de cualquier cosa. Por eso ayer la dejé, porque ya no podía más con su carácter y tampoco con la relación que tenía con mi hermana. Era un ambiente bastante tóxico y necesitaba respirar.

La debilidad de Daryl ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora