La debilidad de Daryl ✓

Capítulo 51

Daryl Lombardi

Llamo al timbre de la casa de mi padre. Él me recibe con una amplia sonrisa, haciéndome un gesto con la cabeza para que pase a su casa. Me guía hasta su despacho, tomando asiento en la silla que hay tras su escritorio. Me pongo a su lado, de pie, clavando mi mirada en el ordenador que tiene encendido.

—El otro día me enviaste las fotografías de Archie cuando era joven, ¿verdad? —Asiento—. Con un programa logré hacer una fotografía de él con la edad que debe tener ahora. Tardé un poco para conseguir un resultado exacto.

—¿Con inteligencia artificial?

—Con una buena y cara inteligencia artificial.

Pasa la fotografía siguiente, mostrándome a un Archie mayor, con su cabello castaño y ojos verdes. Mi mirada observa la fotografía que mi padre ha creado con algún tipo de inteligencia artificial para recrear la foto en la que Archie era un niño, convirtiéndolo en un chico ya adulto con la edad de Arlette. Amplío su rostro, sabiendo que su cara me recuerda muchísimo a otra persona.

No a Trey.

Ni a Arlette.

Sino a Ace Joyce.

Son idénticos, lo único que los diferencia son el color de ojos. Ace los tiene cafés, Archie los tiene verdes. Por ello no sé cómo reaccionar. Archie no puede ser el primo de Trey y Arlette. Suena demasiado absurdo. Tal vez al ser familiares su genética es bastante similar. He visto a primos que parecen hermanos de lo similares que son. Pero... no sé si creer en esta casualidad.

—¿Lo conoces?

—Tal vez —murmuro—. Se parece demasiado al primo de Trey y Arlette.

—¿Cómo se llama?

—Ace Joyce.

Él se encarga de buscarlo por internet, localizando con facilidad una de sus redes sociales. Captura una imagen donde se le ve perfectamente su rostro e incluso él se impresiona por el parecido. Después arrastra la fotografía hasta otra aplicación, donde indica el porcentaje de semejanza entre dos personas. El proceso no tarda ni un minuto, en pocos segundos vemos que el resultado es del noventa por ciento. Destacan sus diferencias, como el color de ojos y algunos lunares. Pero lo demás es exacto.

—No puede ser la misma persona, es imposible —murmuro—. Ace es primo de Trey durante toda su vida. Archie no pudo suplantarlo, no hubo tiempo.

—Incluso de pequeños se parecían bastante —dice mi padre, navegando en sus redes sociales. Tiene una fotografía de cuando él era niño—. Algo sucedió, tal vez...

—No, no, no. Es demasiado rebuscado —lo detengo, porque sé qué es lo que va a decir.

—¿Y si fue Ace quien murió en ese incendio?

—No puede ser, era Archie quien estaba ahí. Además, nunca encontraron su cuerpo.

—¿Quién es el cómplice de él? Porque está claro que aquí hay una segunda persona.

—Era su padre, Charles Joyce. Pero ya está muerto, lo mató esta madrugada.

—¿Para callar qué? —cuestiona él, alzando sus ojos grises hasta los míos.

—Para evitar que él nos contara toda la verdad, solo por eso lo mató. En unos mensajes que encontramos en el móvil de Archie, se veía que Charles no estaba de acuerdo con el plan.

Él niega con la cabeza.

—Lo mató porque compartían un secreto mucho más grande —dice—. Con un plan tan avanzado, dudo que ese tal Charles se echara para atrás. Discutieron por algo mayor y por eso lo mató. Archie se delataría con la muerte de su propio padre. No le quedó otra opción. Fue impulsivo al matarlo porque se sentía entre la espada y la pared.