Narra Hermione:
-Había cambiado demasiado, era increíblemente guapo, atractivo, y ahora con el cabello azabache se veía más increíble. Ya no era aquel niño de doce años que vi en mi segundo año en Hogwarts.
Ya no era aquel niño pequeño y de cabello un poco largo. Ahora era más alto, grande, sus facciones era increíbles y a pesar de seguir pálido, sus ojos seguían brillando como siempre-
Ginny: ¿Se pinto el cabello? -preguntó sacándome de mi burbuja-
Ron: Eso parece. No puede ser que William Snape este hablando con Viktor Krum como si nada. ¿Será amigos? -preguntó sorprendido- ¿Le puedo pedir que me ayude a conseguir su autógrafo?
Harry: No lo sé. Pero quisiera hablar con él. -sonrió mirando a su hermano-
Hermione: Se ve muy feliz. -sonreí al verlo con una sonrisa de oreja a oreja mientras hablaba con los que debían ser sus nuevos amigos-
Harry: Se ve feliz. Jamás lo había visto de esa forma.
Ron: ¿Creen que siga siendo un Bully o ya haya cambiado un poco? Digo, ya saben lo que dicen de Durmstrang, es un Instituto con un nivel de enseñanza muy recta. Algo debieron haberle corregido.
Hermione: No lo sé, pero se ve increíble. -sonreí-
Ginny: Cuidado, la estamos perdiendo. Quizá William no haya aprendido el fino arte en Beauxbatons, pero si que debió haber aprendido el salvaje arte de enamorar a una dama como Hermione. -sonrió-
Hermione: ¿Salvaje?
Ginny: Solo mira a los búlgaros. Todos están vestidos con esos uniformes hechos de pieles. Es como un cavernicola mágico. -sonrió divertida-
Harry: Ginny tiene razón. -sonrió divertido-
Ron: Está abrazando a Viktor Krum. -dijo dolido- Yo quiero abrazar a Viktor Krum.
Hermione: Relájate, Ronald. Tú y Will eran amigos antes de que se fuera, ¿no? Podrías pedirle amablemente después de saludarlo cordialmente la ayuda para tener el autógrafo de ese chico Krum.
Ron: O podrías decirle tu que te lleve con Krum, le pides su autógrafo con mi nombre y me lo das. -sonrió- Así no sufriré una posible vergüenza frente a él.
Hermione: No, lo único que quiero es ir con Will y darle un abrazo. Lo extrañe tanto. -sonreí-
Ginny: Parece que alguien ya reconoció al cara rajada. -sonrió-
-de inmediato todos nos giramos a ver a los búlgaros y en efecto, Draco Malfoy se inclino un poco para saludar a William. Solo así confirme más mi sospecha, esos dos siempre fueron amigos y si se saludaban así como lo hacían ahora, era porque seguían siendo ellos-
Ron: ¿Dónde creen que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry... No me importaría dejarle mi cama, yo puedo dormir en una plegable.
-Al escuchar esos comentarios de Ron lo único que pude hacer es exhalar un sonoro resoplido. Sin duda tenía que conocer la dignidad-
Harry: Parece que están mucho más contentos que los de Beauxbatons.
Y en ese momento vimos como los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas.
Dos de los amigos de William agarraban los platos y las copas de oro para examinarlas, aparentemente muy impresionados.
En el fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje, estaba añadiendo sillas. Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac viejo y enmohecido-
Harry: Pero sólo hay dos profesores más. -dijo extrañado- ¿Por qué Filch pone cuatro sillas? ¿Quién más va a venir?
Ron: ¿Eh? -dijo un poco ido-
-Seguía observando a Krum con avidez, y no era el único, solo que yo veía a William. Pero de inmediato dimos un pequeño brinco de alerta al ver como los chicos de Durmstrang como de Beauxbatons se pusieron de inmediato de pie al ver pasar a sus directores quienes caminaban a sus asientos en la mesa de profesores.
Algunos de los de Hogwarts se rieron. El grupo de Beauxbatons y de Durmstrang no parecían avergonzarse en absoluto, pero se mantuvieron de pie con sus miradas puestas en sus directores.
Y solo volvieron a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime e Igor Karkarov se sentaron dejando en medio de ellos dos a Dumbledore. Éste, sin embargo, permaneció en pie, y el silencio cayó sobre el Gran Comedor-
Dumbledore: Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes. -sonrió a los estudiantes extranjeros- Es para mi un placer darles la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estancia aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.
-Una de las chicas de Beauxbatons, qué seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva-
Hermione: ¡Nadie te obliga a quedarte! -susurré irritada con ella-
Dumbledore: El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete. ¡Ahora los invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvieran en su casa!
-Se sentó, vi que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él y trababan conversación. Como de costumbre, las fuentes que teníamos delante se llenaron de comida. Los elfos domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros.
Ante ellos tenían la mayor variedad de platos que yo hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran evidentemente extranjeros-
Ron; ¿Qué es esto? -señaló una larga sopera llena de una especie de guiso de marisco qué había al lado de un familiar pastel de carne y riñones-
Hermione: Bullabesa.
Ginny: ¿Y esto? -preguntó con una mueca-
Harry: No lo sé, pero William y sus amigos lo están comiendo como si de el manjar más rico se tratara. -hizo una mueca-
Hermione: Si ellos lo comen creo que es un platillo típico del Norte. -miré al chico-
-El Gran Comedor ahora parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte estudiantes más que de costumbre.
Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de colores diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts.
Una vez desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo sangre el cual le quedaba muy bien a William y me hizo sonreir al verlo de rojo y no de verde como recordaba verlo antes.
A los veinte minutos de banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a través de la puerta que estaba situada detrás de la mesa de los profesores.
Ocupó su silla en un extremo de la mesa y nos salido a Harry a Ron, Ginny y a mi agitando su mano que estaba vendada-
Harry: ¿Están bien los escregutos, Hagrid?
Hagrid: Prosperando. -respondió muy contento-
Ron: Sí, estoy seguro de que prosperan. -dijo en voz baja- Parece que por fin han encontrado algo de comer que les gusta, ¿verdad? ¡Los dedos de Hagrid!
-Pero antes de que alguien pudiera decir algo más, una voz hablo-
X: Pegdonad, ¿no queguéis bouillabaisse?
Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de Dumbledore.
Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo rubio plateado le caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los dientes muy blancos y regulares.
Ron se puso colorado. La miró, abrió la boca para contestar, pero de ella no salió nada más que un débil gorjeo-.
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