Narra William:
-Si regresar a Hogwarts se me hacía menos estresante, ahora opinaba diferente. Debía acercarme a Slughorn, y eso no era algo que me gustase.
Sinceramente no tenía nada en contra del hombre, pero no podía confiar en nadie, jamás. No volvería a caer otra vez. Pero el señor tenebroso me había pedido acercarme a él, así que no podía hacer otra cosa que hablar con el viejo.
Aún así, ahora estaba entrando a la biblioteca. Debía llegar a la sección restringida lo antes posible y buscar aquel libro que me mencionó el señor tenebroso. Debía leerlo, aprenderlo y buscar ayuda respecto al tema con el profesor de pociones.
Pero apenas llegue al primer pasillo de bancas, la encontré. Más hermosa de como la recordaba, sentía que cada día se volvía más angelical. Su cabello alborotado como siempre, pero su cuerpo empezaba a cambiar y a mostrar más cosas que cualquier chico podía fantasear... y eso era lo que me había hecho detenerme para admirarla tan irrespetuosamente.
¿Odiaba la pubertad en estos momentos?, si, no me permitían concentrarme en lo que de verdad tenia que hacer.
Y cuando menos me lo espere, Hermione alzó su vista y encontró mis ojos. Se sorprendió de que estuviera frente a ella, mirándola tan indebidamente, pero se sonrojo al saber a donde apuntaban mis ojos. Rápidamente agite mi cabeza alejando cualquier pensamiento con aquella castaña.
Y estaba a punto de seguir mi camino para dejarla en paz, pero ella fue más rápida y cuando me di cuenta ya estaba frente a mi, con su mano en mi muñeca y su mirada en mis ojos-
Hermione: Veo que estas creciendo. -sonrió aún sonrojada-
William: No sé de qué hablas. -desvíe mi mirada hacia la pared de mi derecha-
Hermione: Te vi, viéndome. Sinceramente no me di cuenta de que tenía la camisa del uniforme un poco abierta. -sonrió apenada- Pero tu si.
William: No es nada.
Hermione: Claro que si. William, te extraño, y no solo como amigo. -suspiro- Me encantaría hablar contigo sobre lo nuestro.
William: Tú y yo no tenemos nada, Grrangerr. -suspire mirándola a los ojos-
Hermione: Porque no dejas que pase. -me miró-
-Y ese contacto visual que habíamos iniciado, era sin duda lo más sorprendente que podía pasarme. Perdía mi propia guerra intentando alejar mis sentimientos por ella. No era capaz de razonar si ella estaba frente a mi.
Y mirando rápidamente a ambos lados para cerciorarme de que no hubiera nadie, agarré a la castaña de la mano y la lleve al fondo del pasillo.
Ella me miró confundida y perdida, pero apenas la recargue contra la pared, me avente sobre ella y sobre sus labios. Y si, había extrañado tanto probar su sabor.
Me sorprendí cuando fue ella quien agarro de mi cabello entrelazando sus dedos y acercándome más a ella.
Un beso apresurado pero lleno de emoción, de adrenalina para no ser vistos, pero de sentimientos explotando de tanto que habían sido retenidos.
Y cuando sentí el calor invadir mi cuerpo, quise parar. No sabía por qué empezaba a sentirme así, pero si sabía que quería tocar a la chica que tenía acorralada y frente a mi. Así que, con suavidad, agarré su cintura y empecé a acariciarla lentamente-
Hermione: Will...
William: Perrdón. -suspire soltando mi agarré-
Hermione: No. -sonrió sonrojada- Iba a decirte que tenias permiso de hacerlo.
