VIII

1.3K 103 18
                                    

La comida derivó en una tarde de juegos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La comida derivó en una tarde de juegos. Estaban a punto de comenzar con el parchís, pues el Monopoly había terminado con Alexia más enfadada que nunca.

—Es que no se puede jugar contigo —dijo Martina, metiéndose con Alexia y causando la risa de Eli.

El teléfono de la víctima del comentario comenzó a sonar y ella se disculpó, poniéndose de pie para atender de la llamada. Abandonó el salón en medio de jocosos comentarios sobre su mal perder.

—¿Josep?

—¡Alexia! Estaba esperando a que me llamases —comentó el agente.

—Sí, lo siento mucho. He tenido un día movido —Se disculpó—. Todo fue bien. Está creándose algo —Las risas seguían desde la sala contigua—. ¿Te importa si me paso el lunes y lo comentamos? Ahora no tengo mucho tiempo.

Mientras tanto, en el salón, después de colocar el tablero y haberse distribuido en equipos con sus respectivos colores, Alba se excusó para ir al baño.

Su hermana estaba metida en algo. No hacía falta tanto para darse cuenta que su actitud, por mucho que se mantuviera en la línea de la rectitud que Alexia solía tener, tenía un matiz más oscuro de lo normal y ella no se quedaba nunca fuera de las preocupaciones de la rubia. Nunca lo había hecho y no iba a empezar a hacerlo ahora.

Salió del salón cerrando la puerta tras de sí y dio con Alexia al final del pasillo. Colgando la llamada y guardando el móvil de vuelta en el bolsillo trasero.

—¿Quién era?

—Josep. Tengo que pasarme el lunes por la oficina para comentar con él todo lo del viaje —La informó.

Después, le dedicó una sonrisa fingida y comenzó a caminar de vuelta a su improvisada sala de juegos. No quedaba mucho tiempo para tener que marcharse a casa, ya casi había oscurecido del todo y quería disfrutar de una tarde tranquila con su familia.

Sin embargo, al momento en que su cuerpo trató de dejar el de su hermana, Alba la agarró del brazo con gesto serio.

—Quiero que me cuentes qué es lo que está pasando.

—Dios, Alba. Estás muy pesada, eh. Ya te he dicho que está todo bien —Se cruzó de brazos—. Ha sido mucho en poco tiempo, ya le daré otra vuelta a lo del Manchester, ¿vale?

—No te hablo de eso —Frunció el ceño—. Te pasa algo con Martina.

El corazón de Alexia se saltó un latido. Había puesto todo de su parte para mantener la normalidad. Nunca había sido extremadamente efusiva con ella, mucho menos delante de su familia. La idea de resultar convincente con ella le preocupaba más después de marcharse de aquella casa.

—¿Qué? —Sólo pudo decir.

—Ale, soy tu hermana. Llevas mirándola raro toda la tarde, casi ni le hablas. Estabas más concentrada en el pollo al horno que en tu novia y acaba de llegar de Madrid —espetó—. ¿Cuánto llevas sin verla? ¿Un mes?

Volver a casa || Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora