XXV

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Alexia se mantenía seria en la pequeña antesala que habían dejado a su disposición para prepararse

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Alexia se mantenía seria en la pequeña antesala que habían dejado a su disposición para prepararse. Había repasado mentalmente sus notas para aquella rueda de prensa al menos una docena de veces en la última hora. Podía oír a través de la puerta cómo la sala de prensa se llenaba hasta los topes de periodistas, que se peleaban por agarrar una de las sillas disponibles.

Mantenía la mirada en el suelo, todavía demasiado impactada ante la imagen de Elena Garay y Martina Álvarez en la misma habitación. Su pronto novia oficial de cara a la opinión pública había asistido para apoyarla, también buscando demostrar unidad en las fotos que los periodistas tomarían a su salida de la ciudad deportiva del Manchester United. Elena estaba presente en calidad de jefa de prensa, evaluando el trabajo que había llevado a cabo durante todo el día de ayer. Y Alexia no podía evitar sentir una enorme culpabilidad al mirar para ambas y descubrir que cuando necesitaba sentir que podía con ello, sus ojos caían hacia la asturiana. Por ello, prefería mantenerlos en el suelo, lejos de la culpa y las miradas indiscretas.

No le gustaba dónde estaba, ni las decisiones que se estaban tomando en relación a su caso. Martina, en cambio, había estado encantada, no había puesto ni una sóla pega. Se había enfadado al oír lo que estaban diciendo de su pareja, por supuesto y coincidía en la necesidad de hacer algo al respecto. La solución la había emocionado. Quizás demasiado para lo que a Alexia le hubiera gustado.

La exfutbolista tampoco estaba contenta por haber cancelado su salida con sus antiguas compañeras. No había tenido la oportunidad de volver a habituarse a su presencia, había sido como tirarse de golpe a la piscina, sin meter primero la punta del pie derecho. Y el agua estaba helada. Tenía demasiado en la cabeza como para que compartir habitación con ellas dos no la perturbara demasiado como para ser capaz de ocultarlo. Además, la cancelación de aquella presentación la había obligado a cambiarla a la siguiente semana, en el segundo cumpleaños de la hija pequeña de Irene, un evento demasiado concurrido para su gusto; aunque, a decir verdad, después de presentarla a la prensa, hacerlo a sus amigas de toda la vida no debería ser el dolor de cabeza que estaba siendo.

Elena había mantenido la profesionalidad en todo momento, pero la ansiedad la había sobrepasado varias veces, lejos de los ojos acusadores de Alexia y su pareja. Durante la sesión preparativa, el día anterior, se había disculpado en más de una ocasión, corriendo hasta el baño antes de perder por completo la compostura delante de ellas dos. Se había retocado y rehecho el maquillaje más veces de las que podía contar.

—Martina. Es un placer conocerte, Elena.

Así la había saludado la castaña, completamente ajena a todo. O eso le había dicho Alexia segundos antes de que la presentación se llevase a cabo. Martina Álvarez no sabía nada. Era un alivio, por supuesto; pero el hecho de que ni siquiera pudiera reconocer su nombre le dolía un poco. Alexia nunca le había hablado de ella. Nadie lo había hecho.

Volver a casa || Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora