XXX

1.3K 96 39
                                    

La estancia era cómoda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La estancia era cómoda. Todas agradecieron llegar a una habitación con una temperatura agradable en contraste con el frío de Manchester, en silencio, lejos de flashes, gentío y preguntas. Melissa no paraba de responder mensajes desde su teléfono y Martina se paseaba por el piso como si minas antipersonas se encontraran bajo el parqué.

Alexia se quitó el abrigo y lo dejó sobre el respaldo del sofá. Había reflexionado en el coche sobre lo que había hecho, en medio de aquel incómodo silencio que le confirmaba que no importaba lo duro que había sido ese momento. Esa vez, Martina no iba a pasar por encima de sí misma para estar para ella. Y aunque le pareció comprensible, le dolió. Ahora llegarían los reproches y, muy consciente de ello, la rubia se dejó caer en el sofá y se cubrió con una de las mantas.

—¿Eres consciente de lo que acabas de hacer? —pronunció Melissa a su espalda finalmente. Alexia se mantuvo callada—. Ya me dirás, para una persona cualquiera alejada de todo esto, qué tiene que ver Luis Rubiales en que pierdas la final de copa.

—Mucho.

—No para ellos. Piensa un poco, Alexia —recriminó.

—Pues ahora también lo tendrá para ellos.

La exfutbolista miró por encima de su hombro, detrás del respaldo del sofá en busca de la castaña mientras Melissa seguía comida por los nervios, hablándole sin parar de lo mismo. No estaba de humor para escucharla, por mucho que mañana pudiera pensar que tenía razón. Estaba enfadada y triste. Y eso no era una buena combinación.

El cogote de Martina asomaba unos metros más atrás, lejos de la escena que estaba llevándose a cabo, entretenida en el cariño que Nala le estaba regalando, acariciándola y jugando con ella con paciencia, como tratando de que cada vez que sus dedos tocaban su pelo pudiera sentirlo a su antojo, recordarlo cuando quisiera.

—No puedes ir por libre —insistió—. Este tipo de cosas, de declaraciones, debes consultarlas siempre conmigo o con NOVA. Siempre.

—A lo mejor nadie lo toma en importancia.

—Es algo bastante fuera de contexto como para que nadie se pregunte por qué lo has dicho. Mañana estarán haciendo comidilla con tu estúpido comentario —escupió—. Además, ni siquiera sabes si tiene algo qué ver. Podría denunciarte.

—Si me denunciara le investigarían. Y entonces dejaría de ser una calumnia.

—En el caso de que fuera culpa suya, por muchas papeletas que tenga, al decir eso no sólo lo estás exponiendo a él, sino a NOVA como organización. Porque qué tiene Luis Rubiales contra tu repentino éxito como para movilizar a toda la federación y sus contactos contra una mujer volviendo al fútbol mientras está envuelto en una lluvia de escándalos y crisis —Alexia torció el gesto, evidenciando la metedura de pata—. No pasará mucho tiempo hasta que algún periodista competente lo relacione.

Volver a casa || Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora