XXXIX

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La catalana era la última en llegar

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La catalana era la última en llegar. Aún en esa misma mañana, había tenido que hacer algunas gestiones en Manchester. Apenas eran las cuatro de la tarde y Alexia ya estaba completamente agotada.

Salió del taxi directamente hacia la puerta. Tan sólo llevaba una mochila consigo. Tenía todavía ropa más que suficiente en casa de su madre para quedarse todo el tiempo necesario.

—¡Cielo! —exclamó su madre en cuanto abrió la puerta, justo antes de abrazarse a su cuerpo con fuerza—. ¿Cómo estás?

—¿Cómo estás tú? —devolvió, con preocupación.

Eli se encogió de hombros, invitando a su hija a entrar dejando espacio para ella en el recibidor. Alexia cerró la puerta tras de sí.

—Alba llegó esa misma noche —relató de camino al salón—. Ya le dije que no hacía falta, pero insistió. En realidad agradecí tenerla por casa. No pensaba que fueran a volver por aquí, pero una siempre se siente más valiente cuando está acompañada.

—Siento no haber venido, mamá —Se disculpó—. Tuve que ocuparme de otra cosa esa noche. Al estar Alba contigo no...

—Descuida —dijo, sincera—. Hemos estado bien —Eli abrió finalmente la puerta del salón, revelando a cuatro personas en su interior—. Aleix e Irene llegaron esta mañana para ayudar. Martina ya vino ayer. Se enteró por la entrevista.

—Buenas tardes, Putellas —saludó Aleix Bosch desde el fondo del salón, apoyado contra una estantería.

Alba dejó la caja que cargaba sobre el sofá y abrazó a su hermana. Alexia aceptó el gesto con gusto.

—¿Bien? —preguntó simplemente.

La menor de las hermanas asintió. Se la notaba muy cansada. Sus ojos estaban hinchados y su piel no tenía demasiado color. Llevaba una coleta alta desordenada y un conjunto a medio camino entre el chándal y el pijama.

—¿Y tú? —Se interesó—. Todavía no he visto nada en las noticias. ¿La han soltado?

Alexia asintió con tranquilidad. Agradeció en silencio que no hubiera explicado la situación a su madre, pues, aunque su hermana era mucho más crítica con la presencia de la asturiana que ella, Eli estaría de seguro bastante preocupada por su estabilidad de conocer el verdadero motivo por el que había retrasado su llegada un día entero.

—Está todo bien. Van a reubicarla desde NOVA, sólo para estar seguros.

—La RFEF tiene algo que ver, ¿no? —preguntó con hastío, como si fuera la trama menos original que había visto en una película de fin de semana.

—Es posible.

La menor negó con la cabeza y se volvió de nuevo hacia el sofá, lista para cargar con lo que parecían ser los platos que habían sobrevivido.

Volver a casa || Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora