Olivia
Al despertar me encontraba fatal, tenía una tos de muerte y la nariz tapada de mocos, que asco.
Me he asustado pensando que estaba de vuelta en el orfanato al ver que estaba en una cama y no en el banco de ese descampado, pero al ver al chico que estaba durmiendo a mi lado me acordé que ayer él y sus amigos me ayudaron.
Se que dijeron su nombre pero estaba tan asustada que no prestaba atención a nada y a la vez a todo.
El chico seguía dormido y no quería despertarle, había sido muy agradable conmigo y se lo agradecia mucho, me intente incorporar pero de lo mal que me encontraba me maree así que simplemente me quede sentada en la cama.
Su cuarto me sorprendía, tenía muchísimos papeles gigantes pegados en la pared, cds y dos guitarras, recuerdo que en las clases de música que tenía en el orfanato una vez por semana nos enseñaban fotos de diferentes instrumentos, pero nunca había visto uno de verdad y mucho menos los había tocado.
Me levanté como pude teniendo en cuenta lo mareada que estaba, me acerque para ver las dos guitarras más de cerca y las toqué para ver que textura tenían, eran diferentes, una era fina y parecía menos pesada, en cambio la otra era más amplia y tenía un agujero en medio, me pregunto cómo deben de sonar realmente y no mediante un video.
—¿Qué haces?—Dijo el chico viniendo hacia mí—Te dije que no tocaras nada.
Ups, no recordaba eso, genial, ahora me siento mal.
Bien Olivia, acabas de llegar y ya la estás liando.—Perdona, es que nunca había visto una guitarra de verdad—Le dije apartandome.
—Pero ¿de qué planeta vienes?—Dijo, el comentario me hizo gracia, pero cuando empecé a reír me puse a toser y me mareé—¿Estás bien?—Dijo acercándose y llevándome a la cama.
La manera en la que me tocaba era delicada, como si me fuera a romper.
—Me encuentro un poco mal
—Normal, estuviste bajo la lluvia mucho rato, a ver...—Dijo y me puso la mano en la frente—Estás ardiendo, tienes fiebre, espera que voy a por el termómetro, alguna medicina para que se te pase y algo para comer, ah y cuando vuelva quiero que me cuentes todo.
Que carácter.
Asentí con la cabeza y lo vi irse, tenía que pensar en cómo decírselo, más que nada porque no quería que fuera a la policía, no quería arriesgarme a volver allí.
Cuando volvió masculló algo porque se le había caído el envase de un dulce que traía y se tuvo que agacharse a recogerlo, este chico parece que está enfadado con el mundo.
—Vale, ten, póntelo—Dijo dándome el termómetro.
¿Cómo me lo pongo? Me quedé mirando el aparato con incertidumbre, cuando tenía fiebre nunca me habían puesto uno de estos, simplemente la señora Miller tocaba mi frente y si la notaba caliente me daba una medicina.
El chico chasqueó la lengua y puso los ojos en blanco ante mi extraña inexperiencia con estos trastos, se acercó y me lo puso debajo de la axila, ¿Por qué se pone en la axila? No le encuentro sentido, ¿no es la frente lo que arde?
—Gracias, ¿cómo te llamabas?
—Alex, tu Olivia, lo dijistes ayer—Dijo con un tono neutro y no muy agradable, a los pocos segundos sonó el termómetro y efectivamente tenía fiebre.
—Tienes mucha fiebre, ¿quieres que te lleve al hospital?
—No, por favor, con la medicina ya se me pasará, no puedo ir al médico.
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Serendipia-#1
RomanceOlivia no ha conocido el exterior, lleva toda su vida en un orfanato hasta que consigue escapar, en esa noche lluviosa conoce a Alex, el creía estar tranquilo antes de conocerla, pero resulta ser que el primer gesto de amabilidad que había tenido co...