CAPÍTULO 21

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Liv

—¿Diga?—Respondí al teléfono

—Hola Olivia, soy la agente que lleva tu caso

De repente estaba temblando, ¿habrían noticias?

—Oh, hola agente, ¿va todo bien?

—¿Te suena el nombre de Melissa Bennet?

—Melissa...

Mi cuerpo se paralizó y caí al lado de Alex en el sofá.

Mel...

¿Está viva? Por favor que lo esté, que esté a salvo, por favor.

¿Qué le habrá pasado? ¿que le hizo ese monstruo?

Hace seis años que no la veo, desde que esa mujer la arrebató de mi lado, ella solo tenía seis años y por un tiempo pensé que era libre, que la habían liberado, hasta que la señora Miller me respondió a la única pregunta que me he atrevido a hacerle en mi vida.

¿Que pasó con Mel? Le pregunté, y ella me contestó, claro que me contestó: Olvídate de alguien que ya no existe.

Esa fué su respuesta, ojalá haber vivido toda mi vida en la ignorancia y no haber escuchado aquello, porque si la han encontrado muerta no me lo perdonaré nunca, joder, ahora tendría doce años, en aquel entonces seis, es una niña.

Nada de interacciones ni miradas directas a los ojos, no habría roto esa norma de haber sabido a dónde la llevaría.

Los ojos definitivamente eran el espejo del alma y Melissa veía a través de los míos y yo a través de los suyos.

Juro que si pudiera traspasar todo su dolor a mi lo haría.

—Liv, cariño, reacciona—La voz de Alex me hizo salir de ese trance en el que estaba.

—Olivia, ¿Reconoces ese nombre?

—Si...Por favor, dígame que no está muerta—Sollocé

Por favor que esté bien

—Alguien la ha golpeado muy fuerte, tiene un brazo roto y heridas graves, está inconsciente pero se pondrá bien

—Dios mío—Dije y rompí a llorar en los brazos de Alex—¿Dónde está? Quiero verla

—En el hospital general, ve cuando puedas, te pediremos declaración

—Está bien, gracias por informarme

—De nada—Dijo y colgó

Volví a llorar, ¿cómo podía estar pasando esto? Es solo una niña, ¿Porque le han hecho esto?

—Tranquila—Dijo Alex besando mi pelo—Voy a traerte un vaso de agua ¿si?

—Grácias.

Alex se levantó y fué a por el vaso de agua, mientras tanto yo intentaba respirar, tenía que contarle todo a Alex y pedirle que me llevara urgentemente al hospital.

—Ten, aquí lo tienes—Me lo  entregó

—Gracias—Cuando terminé de beber lo dejé a un lado y me dispuse a hablar—Melissa...

—No hay prisa, tranquila

  —Si la hay, me tienes que llevar al hospital

—¿Como?

Entonces respiré y hablé

—Melissa...Ella era como mi hermana en el orfanato, literalmente decíamos que éramos hermanas porque llevábamos el mismo apellido, hasta que descubrí que pueden existir personas con el mismo apellido y ser de famílias totalmente opuestas, aunque no creo que sea el caso, eramos tan parecidas, ella llegó a aquel espantoso lugar un día de mucha faena, había habido tormenta así que la señora Miller estaba estresada. Cuando llegó Mel era muy pequeña, tenía cuatro años y yo diez así que la señora Miller me dijo que me encargara de enseñarle el orfanato, las normas, su habitación y su tarea correspondiente y que luego no volviera a mirarla a los ojos nunca más y mucho menos a hablar con ella, obviamente no le hice caso. Le enseñé todo el lugar y cuando la llevé a su habitación para explicarle las normas se puso a llorar, quería a sus padres. Hablé con ella, la tranquilicé y le prometí que pasara lo que pasara siempre estaría a su lado, no pude cumplir aquello. Pasaba el tiempo y ella aseguraba que había gente mala que la había llevado allí y la habían arrebatado de sus padres, que ellos la amaban y que nunca la abandonarían, al principio le intentaba hacer entender que si estaba allí era por algo, pero se enfadaba cada vez que sacaba el tema así que decidí dejar que pensara eso, aunque ahora pensándolo bién, la creo. El hecho es que nuestra amistad o relación de hermanas la llevabamos en secreto hasta que un día cuando ella tenía seis y yo doce ella tuvo una pesadilla, vino a mi habitación y la señora Miller nos pilló, no volví a verla después de aquello.

Serendipia-#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora