CAPÍTULO 30

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Liv

Ir en el coche con Alex siempre me gusta, porque además de que se vé increiblemente sexi
con una sola mano al volante podía mirarle casi sin que se diera cuenta.

El camino hasta su casa se me hizo eterno, ya no sabía si mirarle a él, mirar por la ventana... lo único que sabía es que hoy iba a acabar llorando.

Y es que al llegar casi me derrumbo, pese a que solo fué hace unos días me duele estar aquí sabiendo que no hay nada solucionado.

—¿Estás bien?—Me preguntó.

—No—Dije con la voz entrecortada y una lágrima casi al caer.

—Lo que daría por poder abrazarte ahora mismo.

—Para...—Dije—¿Me puedo poner un vaso de agua?

—Claro, estu casa...

—No lo es.

Después de eso me dirigí a la cocina a ponerme el vaso de agua mientras Alex sacaba los apuntes.

¿Cómo se atreve a decir eso después de cómo me ha tratado durante todo el día? Si no es capaz ni de decirme que me quiere ¿Cómo va a ser esta mi casa?

—Ya estoy—Dije y me senté a su lado.

—Pues empecemos.

Hicimos la mitad del trabajo, ambos estábamos cansados y necesitábamos descansar, así que antes de hacerlo mal mejor no hacerlo entero.

Guardamos las cosas y yo no sabía qué hacer ahora, no quiero volver a subirme en el coche con él hoy así que no quiero que me lleve a ningún sitio.

Mi cabeza me dice que salga de aquí ya mismo, pero mi corazón me pide que me quede y le bese.

—¿Qué harás ahora?—Preguntó Alex.

—No sé, luego iré a ver a Mel.

—Ah...bueno, te llevo.

—No

—Por supuesto que sí Olivia,que no te voy a hacer nada que tu no quieras, ya lo sabes, no te comportes como una cría.

—¡¿Como una cría?! ¡¿Tu sabes lo mal que lo estoy pasando estando a tu lado?! Me duele demasiado Alex—Dije y me cayó una lagrima, solo una, no quiero que me vea llorar más.

—¿Te crees que a mi no?

—Pues si, realmente a veces pienso que no te importa una mierda.

—¡¿Pero cómo coño se te ocurre decir eso?!

—¡Tu actitud hoy por ejemplo!

—¿Qué culpa tengo yo de que te pongas cachonda cada vez que te miro?

Entonces inconscientemente fuí a darle una bofetada pero tuvo reflejos, me cogió las manos y las puso a un lado, yo intenté forcejear, pero él era más fuerte que yo. Con lo cual aún sujetando mis manos pero ya menos tensas Alex se acercó para besarme.

Paró a pocos centímetros de mi boca y me miró a los ojos buscando mi aprobación y como una estúpida se la dí y acabé otra vez pegada a sus maravillosos labios.

¿Qué estoy haciendo? Joder, no puedo resistirme a él, lleva razón, maldita sea el amor y el puto estúpido de Alex Smith.

Alex me tumbó en el sofá, no pude evitar excitarme, esto era demasiado...

Dios, como amo a este idiota.

—Alex...—Gemí

—Lo se nena

Serendipia-#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora